Capítulo 4

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- ¿Cómo se llama el de los guantes negros? - Me parece increíble que el capullo de la universidad esté aquí.

- Matt, Matt Smith, no es muy simpático y es bastante capullo, pero es muy buen tío y un gran boxeador, espera, ¿Lo conoces?

- No, no lo conozco, era curiosidad. - Amy me sonríe y vuelvo a mirar hacia al ring, vaya, si que es bueno, acaba de tumbar al otro de un gancho de izquierda. Lo ayuda a levantarse y los dos se ríen, no me había dado cuenta de que me he quedado embobada mirándolo cuando de repente su mirada se encuentra con la mía. Nos quedamos mirando durante unos segundos y entonces desvía la mirada y escupe. Qué asco.

- Matt, David, esta es Judith, acaba de apuntarse y le estoy presentando a todo el mundo. - Los dos bajan del ring y se acercan. David me abraza con fuerza y me levanta unos centímetros del suelo.

- Encantado Judith, te enamorarás de este sitio.

- Descuida, ya lo he hecho. - Espero a que Matt me diga algo pero simplemente me mira y empieza a andar hacia los vestuarios.

- Ya te he avisado de que no es muy simpático, dale tiempo. - Sonrío a Amy y entonces me coge del brazo y me lleva hasta donde están los sacos. - Vamos, golpea. Quiero ver como te mueves.

Me río y asiento. Empiezo a dar puñetazos al saco, me pongo a pensar en lo que me dijo ayer mi hermano, y el comportamiento de mis padres con él me enfurece. Sigo dándole hasta que noto que alguien me toca el hombro.

- Joder tía, tienes buen gancho y mala hostia, una combinación perfecta. - Le sonrío sin aliento y entonces me doy cuenta, Matt ha estado mirándome de lejos todo el rato. Cuando se da cuenta de que lo he pillado, entra en el vestuario. - Venga vamos, haber cuanto peso puedes levantar.

Nos dirigimos hacia donde están las pesas. Mientras estamos haciendo pierna Kenzo aparece andando lentamente.

- Vaya vaya vaya, ¿quién eres tú?

- Ella es Judith. - Dice Amy sin tan siquiera mirarle, Kenzo se me queda mirando y me sonríe, un escalofrío me recorre todo el cuerpo otra vez, aunque esté muy bueno las vibraciones que transmite no me gustan nada.

- Hola. - Es lo único que consigo decir, le ofrezco mi mano para que me la estreche pero en vez de eso, me da un beso en los nudillos.

- Bonito tatuaje. ¿Por qué? - Lo miro confusa.

- ¿Por qué que?

- Por que te tatuaste un atrapa sueños. - Se refiere al tatuaje que llevo en las costillas.

- Para que me mantenga alejada de las cosas malas. - Arquea una ceja y me mira con cierta diversión, pero no sé que es lo que le hace gracia.

- A veces las cosas malas no son tan malas. - ¿Está lanzándome una indirecta?

- Kenzo deja a la tía y vámonos. - Me giro al oír su voz y lo miro inquisitivamente. Me mira unos instantes, pero desvía la mirada hacia Kenzo. - Te espero fuera, no tardes o me largo sin ti.

- Está bien está bien, encantado Judith, no suelen haber chicas nuevas por aquí. - Vuelve a coger mi mano y la vuelve a besar. - Espero volver a verte pronto. - Le hago una sonrisa forzada y se larga.

- Que no te asuste Kenzo, pero tampoco te fíes de él, es un gilipollas. - Asiento al comentario de Amy y me giro hacia la puerta de salida, Matt esta de pie junto a ella, me mira, la abre y se va.

Después de media hora más entrenando, Isaac me sorprende mientras le estoy dando al saco.

- Nena deberíamos irnos ya o mañana no podrás moverte.

- Me he dejado llevar lo siento. Voy a ducharme, no tardo nada.

- Perfecto. Te espero fuera. - Le sonrío y me meto en el vestuario de chicas. 

Cuando el agua empieza a caer sobre mi cuerpo, mis músculos se relajan uno a uno y empiezo a pensar en esos intensos ojos verdes. Es un capullo, será muy guapo pero no me da buena espina y ya he tenido bastantes malas experiencias con chicos como él, así que me prohibo pensar otra vez en ese irresistible capullo. Salgo de la ducha, me visto y meto la ropa sucia en la bolsa.
Cuando salgo, Isaac y Amy están riendo, me acerco tímidamente y les sonrío.

- ¿Te ha gustado?

- Mucho. ¿Que días esta abierto?

- Todos los días. Yo tengo un juego de llaves y puedo venir siempre que quiera, pero Martin no le da las llaves a cualquiera, tiene que confiar en ti. - Amy encoge los hombros y me sonríe.

- Martin es el hombre con el que nos hemos topado antes, el que nos ha recibido al entrar, es el dueño de esto. - Miro a Isaac y asiento con la cabeza. - Venga vamos a inscribirte y nos vamos, hasta mañana Amy.

- Muchas gracias por lo de hoy, me ha gustado mucho. - Amy me sonríe otra vez.

- De nada mujer. Espero verte por aquí mañana.

- No lo dudes. - Nos sonreímos e Isaac y yo nos dirigimos hacia recepción.

- Martin, Judith se queda.

- Estupendo. Ya había preparado la ficha porque sabía que te ibas a quedar, me gustas. - Es muy simpático. - Bueno, rellena estos papeles y déjame el dinero para la matrícula por aquí por favor, tengo cosas que hacer, ha sido un placer conocerte y tenerte aquí, hasta mañana. - Vuelve a meterse en su despacho y empiezo a rellenar el papel,  le dejo el dinero encima y salimos al parking. Isaac me sonríe y me rodea los hombros con el brazo mientras vamos hacia el coche. 

- ¿Qué te ha parecido el ambiente? ¿ A qué son simpáticos? - Arranca el coche y se pone en marcha dirección a mi casa.

- Me ha gustado mucho, tenías razón en todo. Amy es super simpática y cariñosa me ha caído muy bien, pero hay un par que no me han gustado nada.

- ¿Quién? ¿Kenzo? - Entramos en el coche y se pone en marcha para llevarme a casa.

- Sí, parece un poco raro y no me da buena espina, lo de besarme la mano y soltarme  el comentario ese estaba completamente fuera de lugar. Tampoco me ha acabado de gustar ese tal Matt, demasiado borde y prepotente para mi gusto.

- No he tenido nunca demasiada relación con ellos pero si quieres les puedo decir algo. - Me giro a mirarlo y le apunto con el dedo.

- Ni se te ocurra Isaac, puedo ocuparme solita de estas tonterías. - Suelta una carcajada y niega con la cabeza.

- Vale no haré ni diré nada, a veces me olvido que debajo de esa carita de ángel hay un demonio dispuesto a atacar.

- Eres idiota. - Vuelve a reírse y le doy un golpe en el brazo.

Cuando llego a casa ya son las siete y media y no hay nadie, ni tan siquiera está Dakota. En la encimera hay un plato de pasta y una nota. 

"Cariño, tenia una cena con amigas y tu hermano ha salido con un amigo, volveremos tarde, le he dado a Dakota la tarde y la noche libre, te quiero.
Mamá."

Genial, estoy sola. Me como el plato de pasta y cuando termino subo a mi habitación. Estoy muy cansada, me apuesto lo que sea a que Amy estaba intentando matarme hoy. Me meto en la cama a las nueve y antes de dormirme, unos ojos verdes me vienen a la mente, me quedo profundamente dormida con ese último pensamiento.

I WANT MORE (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora