JUDITH
Paro el motor del coche y me quedo sentada unos minutos. Lo de Matt me ha parecido raro, yo lo considero un amigo... Pero para él, ¿qué soy yo? ¿una amiga? ¿una conocida? Es todo tan confuso... Miro la caja de Kylie. Mierda. Hoy no será tan fácil colarme. Cojo la caja y salgo del coche. Me apresuro a andar hacia la entrada y observo des de fuera a la mujer de recepción. Un grupo de enfermeras qué deben de entrar a su turno se dirige a la entrada. Perfecto. Me pongo detrás de ellas y sin que nadie me vea consigo llegar al ascensor. Presiono el botón de la planta donde está Kylie y cojo aire. Podría acostumbrarme a esto. Las puertas se abren y corro hacia su habitación. Entro y ahí está, tan preciosa como siempre.
- Hola Ky, ¿Cómo estás? Te he traído unas cositas. - Dejo la caja en la cama y empiezo a sacar las fotos. - Mira qué feas éramos de pequeñas. Las voy a colgar, para qué cuándo te despiertes, las veas y te rías. - Empiezo a enganchar en la pared foto tras foto, hasta qué solo quedan dos en la caja. - Bueno, esto ya está. - Me acerco a su cama y me tumbo junto a ella. - Estoy muy confusa Ky, te echo de menos.
De mis ojos empiezan a brotar pequeñas lágrimas, me acurruco junto a ella y me quedo dormida. La luz del sol qué se filtra por la ventana me despierta. Miro el reloj qué hay colgado en la pared, son las siete. Me levanto y cojo la caja, le doy un beso en la frente y salgo de su habitación.
Ya estoy en casa, mi madre aún debe estar durmiendo y me imagino que Dakota también. Subo a mi habitación y me meto tal cual en la cama. Un sonido molesto me despierta, abro los ojos y me quedo en silencio para volverlo a oír. Están llamando a la puerta. Me levanto de un salto y bajo volando por las escaleras. Hay una nota en la mesa de cristal del recibidor. Vuelven a llamar con fuerza en la puerta.
- ¡Ya voy! - Dejo la nota sin leer y voy hacia la puerta. Cuándo la abro me sorprendo gratamente. - Kenzo, no esperaba verte...
- Quería darte una sorpresa. Te he llamado diez veces como mínimo, pero me saltaba el buzón de voz, llevo media hora en la puerta.
- Lo siento, estaba durmiendo y me olvidé de poner a cargar el móvil.
- Tranquila. Ven aquí. - Me acerco a él y me agarra la cara con las manos. Junta sus labios con los míos y eso me reconforta plenamente. No me cansaría nunca de besarlo, podría besarle todo el día y no aburrirme. Me separo poco a poco de él y le sonrio. - ¿Quieres ir a comer?
- ¿Qué hora es?
- Las doce y media.
- Vale. Entra, tengo qué arreglarme. - Kenzo entra y cierra la puerta tras él. Se va hacia el salón y me acuerdo de la nota. Me acerco a la mesa y la desdoblo.
"Judith, le he dado a Dakota lo qué queda de verano libre, en su lugar vendrá otra chica, vendrá cada día a las ocho y se irá a las diez. Tu padre esta de viaje por negocios y yo me voy a Europa con unas amigas, volveré a finales de agosto. Te he dejado una tarjeta de crédito en el cajón derecho de la cómoda del salón con un papel dónde está todo lo qué necesitas. Se responsable, confiamos en ti. Un beso,
Mamá."Me he quedado en estado de shock. Se han ido todos, sin más, sin dar explicaciones. Oigo a lo lejos qué alguien me llama y vuelvo de mis pensamientos.
- Tierra llamando a Judith ¿Qué ocurre?
- Se han ido.
- ¿Cómo qué se han ido? - Le tiendo la nota y la lee con detenimiento. - ¿Así? ¿Sin más?
- Si. Tengo unos padres de...
- De mierda. No deberías decir esas cosas.
- ¿De verdad te atreves a decirme eso?
- No te pongas a la defensiva, no te estoy atacando, sólo digo qué después de todo son tus padres.
- Mejor deja el tema. - Voy hacia el salón y abro el cajón de la cómoda. La tarjeta está junto a un papel. Cojo los dos y subo hacia la habitación. Me giro y veo a Kenzo siguiéndome.
- Voy a ducharme.
- Vale.
- ¿Vas a estar delante?
- ¿No puedo?
- No.
- ¿Por qué? Sí estamos juntos...
- No estamos juntos.
- Pero pensaba qué...
- ¿Pensabas que qué? ¿Que por besarme ya estabamos saliendo? Esto no funciona así Kenzo.
- ¿Quieres qué te lo pida? - Vacilo unos segundos y le miro.
- No, es igual, dalo por sentado y punto. Pero creo que es todo muy precipitado.
- Quieres qué te lo pida. Y yo no lo veo precipitado, creo que la vida es muy corta como para perder el tiempo, y más con una chica como tú.
- He dicho qué no y gracias por ese cumplido, aunque sigo pensando que es precipitado. - Empiezo a subir los escalones hasta llegar a mi habitación. Kenzo entra detrás de mí y cierra la puerta.
- Admítelo y te lo pediré.
- No pienso admitirlo.
- ¿Por qué?
- Porque no, punto. - Se arrodilla y me coge la mano.
- Judith, ¿Quieres salir conmigo?
- Vete a la mierda.
- No, va enserio, quiero que seas mía y si para ser mía me tengo que arrodillar y pedirte qué seas mi novia, lo haré las veces qué hagan falta.
- Eres tonto.
- ¿Eso es un sí?.
- Puede.
- ¿Que significa eso?
- Que sí, que acepto. Por probar no perdemos nada supongo. - Algo dentro de mi no está cien por cien de acuerdo con esta decisión. Se levanta y me besa. Fuerte, con pasión. Me separo de él medio jadeando. - Voy a ducharme.
- Te espero aquí.
Entro en el baño y enciendo la ducha. Me miro en el espejo y me tapo la boca. "Estás horrible", sonrío cómo una idiota al pensar en lo qué acaba de suceder. Pero la sonrisa se me borra al pensar en Matt, en su reacción cuándo se entere. Tengo qué hablar con él. Mañana lo llamaré. Salgo de la ducha y me envuelvo el cuerpo y el pelo con una toalla. Salgo y me encuentro a Kenzo tumbado en mi cama. Levanta la vista y se me queda mirando.
- ¿Qué?
- Na-nada. - Se levanta torpemente y se acerca a mí. - Eres tan guapa...
Me besa. Primero tiernamente, luego incrementa, de un beso tierno pasa a uno feroz en segundos. Tira de mi sin desenganchar mis labios de los suyos hacia la cama. Me tumba en ella y él se pone encima. "Para Judith", mi conciencia no para de repetir lo mismo una y otra vez, pero me da igual. Le quito la camiseta con rapidez, acariciando cada centímetro de su torso. El me desenvuelve la toalla del pelo y la lanza al suelo y hace lo mismo con la del cuerpo. Se despoja de sus zapatos y el pantalón. Y se queda quieto, mirándome.
- ¿Qué?
- No tengo preservativo. - Lo miro arqueando una ceja.
- ¿Enserio?
- Si, enserio. Si lo tuviera ahora mismo no estaríamos hablando. - Me quedo perpleja y lo aparto de encima.
- Mejor voy a cambiarme.
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I WANT MORE (TERMINADA)
Ficțiune adolescenți- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...