Me despierto muy cansada. ¿Lo de ayer fue un sueño? Me levanto de la cama y me miro en el espejo. Vale, no fue un sueño, mi ojo morado y el chichón lo confirma. No puedo dejar que mi madre me vea así.
- ¡DAKOTA! - Mientras espero a que suba, cojo mi móvil, son las diez. Había olvidado que ayer Matt me escribió, pero, ¿Cómo consiguió mi número? Voy a preguntárselo.
"Tú imbécil, ¿Estás despierto?" - No hay respuesta. De repente la puerta de mi habitación se abre.
- Señorita Judith me ha lla... - Se queda petrificada - ¡DIOS MÍO! ¿¡Qué le ha pasado!?
- Shht Dakota no chilles, ¿Mi madre está en casa?
- N-no, digo, si, aún está en casa, pero está desayunando, ahora se irá.
- No puede verme así, empezará a hacer preguntas y no quiero oírla.
- Vale, haré que no suba a verla. Cuándo se vaya, subo a avisarla.
- Gracias Dakota. - Me sonríe y sale cerrando la puerta. Me vuelvo a estirar en la cama y la imagen de Matt me viene a la cabeza. Es muy guapo. Sus ojos verdes son cautivadores, desarman a cualquiera, ayer me desarmó a mí... Sus labios son carnosos y rosados, su pelo es de un castaño oscuro que realza sus penetrantes ojos. La primera vez que lo ví llevaba barba, pero ayer estaba perfectamente afeitado. Su olor, creo que es la mejor fragancia que he olido en mi vida y su cuerpo, lo que haría yo con su... ¿Soy idiota? Estoy babeando por un capullo de metro noventa. "Lo odias Judith, no lo olvides" no paro de repetirme esa frase una y otra vez. El móvil suena haciéndome volver a la realidad.
"Buenos días a ti también, si he dormido perfectamente." - Sonrío al leer el mensaje.
"¿Cómo conseguiste mi número?"
"No eres la única que consigue todo lo que quiere consentida"
"Me alegro por ti entonces."
"¿Hoy irás al gimnasio?"
"No pienso salir de casa con el ojo así."
"¿Lo tienes muy mal?"
"¿Pues a ti que te parece?"
"Tranquila tranquila, qué sólo preguntaba. Me voy a correr, ya hablaremos. Cuídate malcriada."
"Ojalá te atropellen por borde."
Dejo el móvil en la mesilla y me levanto de la cama. Me estoy empezando a aburrir. Creo que iré a visitar a mi hermano mañana. Vuelvo a coger el móvil y marco su número.
- ¿Enana?
- Hola Peter, ¿Puedo ir a verte mañana?
- ¡Claro! ¿Cuántos días te quieres quedar?
- Dos o tres. Jasson me preguntó sí podía acompañarme a verte. - No oigo respuesta. - ¿Hola? ¿Sigues ahí?
- ¿Qué? Ah sí sí, puede venirse, ya me avisaras cuándo vengáis.
- Vale. Hasta mañana. Te quiero.
- Y yo pequeña y yo. - Dakota entra a la habitación de nuevo.
- Su madre ya sé a ido, ¿Quiere un café?
- Si por favor. - Vuelve a salir de la habitación y me visto. Me pongo unos shorts y una camiseta de manga corta con unas Vans, entro al baño y me maquillo todo lo que puedo los moratones de la cara. Bajo a la cocina y me siento en la mesa. Dakota me sirve el café.
- ¿Puedo preguntarle algo Judith?
- Dime.
- ¿Cómo sé hizo eso?
- Te lo digo si me prometes no decir nada.
- Se lo juro. - Se sienta en frente mío y me mira preocupada.
- Llevo unas semanas yendo a un nuevo gimnasio, pero no es uno normal, es de... boxeo. - Su boca se abre formando una perfecta o. - Y ayer tuve mi primer combate, iba ganando pero me distraje unos segundos y acabé en el suelo.
- Sé que sólo soy una empleada, pero Judith querida, para una jovencita cómo tú no está bien ese tipo de cosas.
- Ya hablas cómo ella...
- Yo no me refiero a su estatus social o si queda bien o no en una chica de su clase social. Me refiero a que el boxeo es una forma de vida, ¿está dispuesta a vivir así? - Asiento haciéndole una sonrisa tranquilizadora. Me dedica una triste sonrisa. - ¿Sabe qué su madre acabará descubriéndola, verdad?
- Lo sé... Y sé que me hará escoger entre seguir boxeando o irme de esta casa, como ha hecho con mis hermanos.
- Su madre en el fondo, es buena y usted señorita Judith lo sabe.
- Muy muy en el fondo Dakota, mi madre es un monstruo...
- Judith, controle su vocabulario, eso sí que no esta bien, en ningún tipo de clase social, no solo en la suya.
- Lo siento lo siento. - Me coge de la mano y me sonríe con dulzura. - Me voy.
- ¿A dónde?
- A casa de Jasson. - Me mira extrañada. - Tengo que hablar con él, mañana nos vamos a Washington a ver a Peter dos días.
- ¡Qué bien! Mañana le ayudaré a preparar la maleta.
- Gracias. - Me acerco a la puerta de entrada para salir, pero vuelvo a la cocina y abrazo a Dakota. - Gracias por haber estado siempre. - Dakota sonríe y le cae una lágrima.
- Oh pequeña Judith, gracias a ti. - Se seca la lágrima y me empuja hacia la puerta. - Venga venga, márchese ya, o a este paso no se irá nunca. - Me empiezo a reír y salgo a la calle.
Cuando llego a casa de Jasson, mi instinto femenino me dice qué no es buena idea entrar, pero de todas formas llamo a la puerta. Cuando Jasson abre y me ve, sus ojos se agrandan de la sorpresa.
- ¿Qué haces aquí?
- Mañana me voy a ver a Peter. ¿Vienes?
- Por supuesto. - Me sonríe de manera extraña.
- ¿Ocurre algo?
- N-no, ¿Por por qué lo preguntas? - Está tartamudeando, está nervioso. Un estruendo qué proviene del interior de la casa me sobresalta.
- ¿Con quién estás Jasson?
- No hay nadie más.
- ¿Seguro? Porque acabo de oír... - No puedo acabar la frase ya que alguien que conozco demasiado interrumpe.
- Oye Jasson, ¿Tienes... - Se queda mirándome sorprendido. - ¿Qué haces tú aquí?
- No. Eso digo yo. ¿Qué haces TÚ aquí? - Miro a Jasson. - ¿Se puede saber que haces con este idiota?
- Austin es mi amigo Judith.
- ¿Tú amigo? - Me empiezo a reír. - Espera, ¿Tú ayer estabas en el coche verdad? ¡Tú también estabas metido en esa mierda de apuesta! ¡Y fuiste tú el que le dijo lo de la paliza! - Jasson agacha la cabeza y Austin sonríe. - Olvídate de acompañarme mañana, no sé que hace Kylie con un tío cómo tú. - Los miro con asco y camino hacia la moto.
- ¡No se lo cuentes a Kylie! - Encima me pide eso.
- Lo llevas claro. - Me pongo el casco y vuelvo hacia casa. ¿No hay ningún chico decente en esta maldita ciudad o qué?
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I WANT MORE (TERMINADA)
Teen Fiction- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...