- Estáis de coña, ¿quinientos mil?
- Y a tu madre le seguia pareciendo poco.
- No se que decir.
- Puedes dar las gracias. - Me levanto y abrazo a ambos.
- Gracias, gracias, gracias.
Nos pasamos la cena hablando de donde podría ir a vivir, trabajar e incluso de si tendré hijos o no, por suerte mi madre no ha abierto la boca respecto a lo de que tengo novio y eso me alegra aunque resulta un tanto penoso el hecho de que solo puedan darme felicidad con dinero y libertad.
Estoy en mi habitación. Llevo puestos los zapatos que me han regalado y en la mano tengo los papeles. Cojo el teléfono y llamo a Matt.
- ¿Si?
- Cariño.
- Preciosa mía, ¿ocurre algo?
- Ha venido mi padre a casa.
- ¿Te ha hecho algo? - Me quedo en silencio y salgo al balcón. - ¿Judith?
- Me ha dado quinientos mil dólares Matt.
- ¿Qué? ¿Quinientos mil?
- Si. Y unos zapatos preciosos. Ah y me han dado permiso para irme de casa.
- ¿Enserio? - Oigo su risa de felicidad.
- Si.
- ¡Eso es genial cariño!
- Lo sé aún estoy flipando.
- ¿Y te lo han dado por qué si?
- Me han dicho qué me están ayudando a crecer y que conmigo quieren hacer las cosas bien, y luego hemos hablado sobre dónde viviré y trabajaré, los sitios que visitaré, si tendré hijos o no...
- ¿Yo pinto algo en algún momento?
- Claro que sí, en todos. Mi madre sabe que existes pero mi padre no y por el momento es mejor así.
- ¿Tu madre no ha dicho nada?
- Pues no, si lo ha hecho lo han disimulado muy bien los dos.
- Estoy tan feliz. - Sonrío.
- Voy a dormir, nos vemos mañana.
- Vale cariño, te quiero.
- Yo más. - Cuelgo y me quedo mirando la pantalla del teléfono.
Me quito los zapatos y los dejo en la mesa del tocador. Me desvisto y entro al baño. Abro el grifo y el agua caliente empieza a caer. Cojo el cepillo de dientes y cuando estoy acabando de cepillarmelos la sensación de vomito inunda mi garganta. Me quito el cepillo de la boca lo más rápido que puedo y me agacho delante del inodoro. Me siento en el suelo y me toco la barriga.
- Me había olvidado de ti... - Empiezo a llorar desconsoladamente mientras me acaricio el vientre. Estoy asustada.
Matt se ha empeñado en encontrar la casa perfecta para los dos aunque yo me conformo con su precioso apartamento y hasta entonces me quedo aquí en casa. El despertador suena y abro los ojos poco a poco. Un fuerte trueno hace que pegue un bote del susto. Me levanto y al correr las cortinas veo como la lluvia cae con bastante fuerza. Cojo mi batín y bajo a la cocina, ojalá esté Dakota. Huele a café recién hecho.
- Buenos días señorita.
- Hola Dakota. - Le doy un abrazo y me siento en la mesa. - ¿Cómo estás?
- Muy bien ¿y usted?
- Genial. - Me sirve un plato con tres tostadas integrales y un café. - ¿Hay chocolate?
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I WANT MORE (TERMINADA)
Teen Fiction- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...