Capítulo 7

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Observo mi plato analizando una y otra vez lo que mis padres han dicho durante la cena. Son las once y media, y todavía siguen hablando. No paran de explicarme lo importante que es mantener la reputación de esta familia, que no estaría bien visto que el importante Señor Green tuviera un hijo gay y que su hija mayor se casara, como mi madre dice, con un cualquiera sin estudios.

- Basta.

- ¿Perdona? - Levanto la vista hacia mi padre.

- Ya he oído suficiente papá. No tenéis perdón, os importa más una estúpida reputación de mierda que vuestros propios hijos. Tú te pasas los días vete a saber dónde con tus hoteles y tu trabajo y tú - ahora miro a mi madre - tú solo te dedicas a salir con tus amigas e ir de compras y a saber qué más, doy gracias de que siempre haya estado Dakota para cuidar de mi, no valéis nada como padres, NADA. - Me levanto bruscamente y subo corriendo a mi habitación. No quiero quedarme aquí, necesito salir de esta asquerosa casa de psicópatas. Cojo la bolsa del gimnasio, las llaves de la moto las y bajo volando las escaleras.

- ¡Jovencita! ¿A dónde crees que vas? ¡Estamos hablando!

- Yo no tengo nada de que hablar con vosotros dos. - Y dicho eso, salgo a la calle dando un portazo. Me subo a la moto y acelero dirección al gimnasio.

Cuando llego, el barrio está vacío, corro hacia la puerta para abrirla pero para mi sorpresa ya está abierta, ¿quién estará a estas horas? Entro y oigo desde la recepción como alguien le esta dando al saco. Cuando abro la puerta que da a la sala lo veo, es él. Me dirijo sin que me vea a los vestuarios. Cuándo ya estoy dentro, me cambio deprisa y vuelvo a salir. Voy hacia un saco alejada de él y empiezo a descargar mi ira.

- ¿Que coño haces tú aquí? - Lo miro y veo que me está mirando con cara de asco.

- Lo mismo que tú. - Vuelvo a darle al saco.

- Una niña de papá como tu no pinta nada en un sitio cómo este. - Sus palabras me enfurecen de tal manera que sin darme cuenta acabo delante de él.

- No sabes nada de mi, no tienes ni la más remota idea de quién o como soy así que cierra la boca e ignórame. - Abre los ojos como platos, supongo que no esperaba una respuesta cómo esta. Lo miro con cara de asco y vuelvo al saco al que le estaba dando antes de que el idiota este me hablara.

Nos pasamos la siguiente hora en silencio. Cuando veo que ya es la una, voy hacia el vestuario y entro a darme una rápida ducha y a cambiarme. Cuando salgo, Matt ya no esta. Cierro las puertas con llave y me subo a la moto. Al llegar a casa, subo directamente a mi habitación, me pongo el pijama y me meto en la cama. Tardo apenas unos segundos en quedarme dormida.

Me despierto sobre las doce del mediodía empapada en sudor. Hace una calor infernal. Me pongo el bikini y bajo a la cocina. Cojo un trozo de sandía y salgo al jardín. Cuando termino de desayunar me tiro de cabeza a la piscina, cojo una colchoneta y me tumbo encima de ella quedándome durante mas de una hora así. 

Cuándo el estómago me empieza a rugir, me seco con la toalla y entro a la cocina, no hay nadie en casa. Me hago una ensalada de frutas y me pongo a comer mirando la televisión. A las cuatro ya estoy de nuevo en el gimnasio y no veo a Matt por ninguna parte. Amy me saluda de lejos y se acerca corriendo.

- Ya queda nada para tu gran primera pelea.

- Te odio. - Ella ríe y me pasa el brazo por el hombro.

- ¿Quieres ir mañana a comer? Invito yo.

- De acuerdo. - Le sonrío y me abraza.

- Perfecto! Bueno, ves a cambiarte, voy a hablar con Alex para que te ayude un poco con los movimientos.

- Vale gracias. - Voy al vestuario y me cambio tranquilamente. 

Durante las dos horas que paso con Alex, repasamos lo básico y también me enseña nuevos golpes que no sabía. Es muy simpático y además súper divertido, que pena que me saque nueve años, sería un partidazo. Cuándo acabo el entrenamiento, voy a por mis cosas pero no me cambio ya que a la noche volveré para practicar más. 

Llego a casa sobre las seis y media y sigue sin haber nadie. Me tumbo en el sofá y me paso el resto de la tarde mirando una peli, una de mis favoritas; Todos los días de mi vida. No me considero una persona romántica, antes lo era, antes de conocer a Austin. Conocí a Austin cuando sólo tenía quince años, yo solo me había enrollado con dos o tres antes de conocerlo, era ingenua e inocente, no conocía aún la maldad de los hombres. Cuando lo conocí, él tenía dieciocho, coincidimos en una fiesta, un amigo del instituto nos presentó. Para mí, él era una especie de dios griego, era alto, muy guapo, tenia unos cuantos tatujaes por los brazos, ojos azules penetrantes que dejaban sin aliento a cualquier niña, todas lo adoraban y él me eligió a mí. Perdí mi virginidad con él, me enseñó todo lo que sé sobre el sexo. Estaba ciega de amor por él, me trataba como una mierda muchas veces, sobretodo en público, llegó a levantarme la mano en alguna ocasión pero no siempre era un capullo. Estuvimos saliendo casi un año y medio. Lo dejé, porque descubrí que se había acostado estando conmigo a con más de siete chicas. Me rompió el corazón, por su culpa tuve peleas con mis padres porque decían que no me convenía un chico como él y me jodió tener que darles la razón. Austin consiguió cambiarme, maduré, me volví fría, no quería tener ningún tipo de relación seria con los tíos. Ojalá las cosas fuesen igual de fáciles de lo que parece en las películas. Miro el reloj y veo que ya son las diez y cuarto. Me levanto del sofá y me hago un poco de pollo para cenar.

Cuando llego al gimnasio, la puerta vuelve a estar otra vez abierta así que me imagino que él está aquí. Cuándo entro, voy directa a los sacos, dejo la bolsa en el suelo y me pongo los guantes. Cuando Matt se da cuenta de mi presencia, suelta cómo una especie de carcajada sarcástica, me giro a mirarle, pero entonces él borra la sonrisa de su cara y empieza a darle más fuerte al saco, sin apartar la mirada. Se acabó, de hoy no pasa, me va a decir que le pasa conmigo. Me acerco hacia donde está y me coloco entre el saco y él, muy cerca, demasiado cerca.

I WANT MORE (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora