La luz del sol entra por la ventana y abro los ojos lentamente. Me quedo en la cama un rato más y al levantarme noto una sensación de pesadez. Tengo unas agujetas horribles, a la que empiezo a andar hacia el baño todo mi cuerpo se estremece por los pequeños calambres que siento en los músculos . Son las diez de la mañana, así que lleno la bañera y hago un pipí. Me meto lentamente en el agua e intento relajarme, no paro de pensar en ese gimnasio, me gustó mucho así que esta tarde iré otra vez.
Cuando bajo a la cocina a desayunar me hago mi café y unas tostadas de pan integral y me siento en el columpio del porche. Mi hermano se va hoy por la tarde, así que tengo que hacer algo con él antes de que vuelva a Washington. Dejo la taza en la cocina y subo a su habitación, entro sin llamar.
- Buenos días. - Corro las cortinas y él suelta un gruñido.
- Déjame un par de minutitos más.
- De eso nada, vamos levanta, que tú y yo nos vamos a comer por ahí.
- Eres una pesada, pero vale, voy a ducharme y bajo. - Le sonrío y salgo de la habitación. Lo espero sentada en el sofá mientras juego con el móvil. A las doce ya está en la puerta listo para irnos. - ¿A dónde quieres ir? - Me siento en el coche y me abrocho el cinturón.
- Podemos ir a ese restaurante donde nos llevaban de pequeños, ¿sabes cuál digo?
- Claro que sé cual dices. - Me sonríe dulcemente y pone su Audi en marcha.
Durante el trayecto no paro de observarle, no tiene la misma cara de niño triste que tenía la última vez que lo vi. Sus ojos ahora rezuman alegría, tiene el pelo un poco más largo y sus facciones se han endurecido un poco. Cuando llegamos al restaurante, apenas hay gente, nos sentamos en la mesa en la que solíamos sentarnos cuándo veníamos aquí de pequeños con nuestros padres.
- Echaba de menos estar así contigo.
- Yo también, hacía mucho que no pasábamos un rato juntos. - Le sonrío y dejo ir un largo suspiro.
- Ojalá volvieras a casa... Te echo mucho de menos.
- Ni loco volvería ahí, no puedo y además, estoy muy bien viviendo en Washington, tengo al novio perfecto y ya te dije que puedes venir siempre que quieras, me encantaría que lo conocieses.
- No me has hablado de él aún, ¿cómo se llama?
- Se llama Tony, es dos años mayor que yo, tiene el pelo negro, ojos color avellana, es alto, fuerte, maduro... Lo tiene todo. - Me sonríe de una manera que jamás había visto antes en él.
- Vaya, parece el chico perfecto, me alegro mucho por ti enserio. - Le tiendo la mano y me la coge con cuidado. - Te mereces lo mejor Peter y me cabrea muchísimo que papá y mamá no te acepten, por el amor de dios, ¿quién demonios desprecia a un hijo por ser gay? Es inhumano, no está bien.
- Lo sé enana, lo sé. Pero yo no puedo hacer nada, ya se acostumbrarán, supongo.
- ¿Cuándo supiste que eras gay? - Aparta la mano y me mira pensativo.
- No lo sé, he estado con muchas chicas, pero ninguna me acababa de gustar y un día en una fiesta, me enrolle con un amigo... - Medio sonríe y se queda callado unos segundos. - Y supongo que des de ese momento empecé a darme cuenta de que me iban los chicos y no las chicas. Al principio fue complicado para mí, porque ni yo mismo quería aceptarlo pero me di cuenta de que si no me aceptaba a mí mismo tal y cómo era, nadie más lo haría. - Lo observo y analizo todo lo que me acaba de decir. Realmente tuvo que ser muy duro tener que pasar por eso él solo.
- ¿Sara lo sabe?
- Sí. Ella me apoyó mucho, siempre ha cuidado de mi.
- Así que lo sabía todo el mundo menos yo. Que buena que es mi hermana, ¿sabes que no me ha llamado ni escrito des de que se casó y se fue?
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I WANT MORE (TERMINADA)
Ficção Adolescente- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...