Capítulo 30

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Noto cómo alguien me coge en brazos. Abro poco a poco los ojos y veo qué es él.

- ¿Dónde estamos? - Me mira y veo qué tiene el labio partido y está lleno de sangre.

- Estamos entrando en mi apartamento.

Al pasar por la puerta, enciende la luz, lo qué provoca qué no vea nada durante unos instantes. Me deja en el sofá y sube por unas escaleras de caracol. Estoy llena de sangre y me duele todo el cuerpo. Intento levantarme pero no puedo moverme. Vuelve a bajar, pero esta vez sin camiseta.

- Estoy llenando la bañera, un baño caliente te irá bien para relajar los músculos y evadirte.

- Gracias, pero me duele mucho la cabeza y el resto del cuerpo, no creo qué pueda subir.

- Bueno, eso tiene solución. - Se acerca a mi, me coge en brazos y empieza a subir las escaleras

- Gracias por haberme ayudado y perdón por lo de besarte y...

- No te disculpes. Olvidémoslo y ya está.

- De acuerdo. - Entramos en el baño y me deja en el suelo, me cuesta mantener el equilibrio con los tacones. Cierra el grifo de la bañera y se gira para mirarme.

- ¿Puedes desvestirte sola?

- Creo qué si.

- Vale, estoy en la habitación del lado, si necesitas algo chilla.

Sale del baño y entrecierra la puerta. Me quito los tacones e intento sacarme la falda, pero entre el alcohol qué aún hay en mi cuerpo y el dolor qué tengo por culpa de los golpes, me caigo al suelo, rebotando contra él con un ruido seco y sordo. Oigo unos golpecitos al otro lado de la puerta.

- ¿Qué ha sido eso? ¿puedo entrar?

- Si entra. - Abre la puerta poco a poco y se acerca deprisa a mi.

- ¿Te has caído? ¿estás bien?

- No. - Reprimo un sollozo y me tapo la cara con las manos. Me levanta con cuidado.

- Deja qué te ayude.

Sus manos bajan por mi cadera hasta llegar al extremo de la falda. Tira con sumo cuidado de ella hacia abajo y me la quita por los pies. Me gira con cuidado haciendo qué quede de espaldas a él y me desata el top de lentejuelas qué llevo. Lo deja caer en el suelo y me desabrocha el sujetador, haciendo qué las tiras caigan lentamente por mis brazos entumecidos. Me deshace la coleta alta y me la vuelve a hacer, desenredando con los dedos el estropajo qué tengo como pelo y me gira para qué esté cara a cara con él. Su respiración es irregular y rápida. Sin apartar sus ojos de los míos, empieza a bajarme el tanga, rozando con las yemas de sus dedos mis piernas. Nos quedamos así un rato, mirándonos sin decir nada. Me coge de la mano y tira de mi con cuidado para meterme en la bañera. El agua está templada, más caliente qué fría y eso me alivia un poco. Coge una esponja y con mucho cuidado me enjabona el cuerpo.

- No me odies por lo qué voy ha hacer ahora. - Levanto la cabeza para mirarlo y veo qué tiene el mango de ducha en la mano. Enciende el grifo y un chorro de agua fría cae encima mio. Lanzo un gritito y entonces, vuelve a cerrarlo.

- ¿P-p-pero por qué has hecho eso?

- Para qué te despejaras, lo siento. - Empiezo a tiritar y él me levanta despacio. Coge una toalla y me la enrolla en el cuerpo. - ¿Mejor?

- Si, gracias.

- Tengo qué darme una ducha, sientate en el retrete, voy a buscar algo de ropa para los dos. - Sale del baño y a los dos minutos vuelve. - Toma, son unos calzoncillos y una camiseta, seguramente te irán grandes pero...

- Gracias, de verdad. - Me sonríe y se da la vuelta. 

- Hay algo qué me gustaría preguntarte. - Lo miro sorprendida y asiento, - ¿Se puede saber por qué coño te estaba pegando ese capullo? Su intención era violarte Judith, no llego a ver como salíais por la puerta y es que no me lo quiero ni imaginar...- Se le ha hinchado una vena de la frente. Hacía mucho qué no me chillaba. Empiezo a recordar lo sucedido, cada golpe, cada insulto, cuándo me ha levantado la falda... Los ojos me arden, una lágrima empieza a caer por mi mejilla. - No llores, perdón, no quería... - Se pasa las manos por el pelo y tira un poco de él hacia arriba. - Me ducho y hablamos. Vístete si puedes.

Se gira y se quita los pantalones y los calzoncillos. Entra en la ducha y yo dejo caer mi toalla. Me levanto con dificultad y me pongo en frente el espejo. Lo qué veo no me gusta nada. Moratones cubren todo mi cuerpo. Me estremezco al pensar lo qué hubiera hecho conmigo aquél tipo si Matt no hubiera aparecido. Empiezo a acariciarme el torso recorriendo todos los golpes que lo decoran. No me había dado cuenta de qué Matt está apoyado en la puerta de la ducha con una toalla en la cintura, observándome. Me ruborizo y cojo los calzoncillos qué me ha dado. Intento ponermelos, pero es qué ahora mismo soy una inútil.

- Déjame a mí. - Me los pone con cuidado y hace lo mismo con la camiseta con mucha delicadeza. - Así estás más sexy qué cómo ibas antes, qué lo sepas. - Lo miro sorprendida y sonríe. - Así estás más natural. - Me coge en brazos por sorpresa y me lleva a su habitación. Me deja en la cama y se me queda mirando.

- Tú dormirás aquí y yo abajo.

- Pero esta es tú casa, yo dormiré en el sofá.

- Cabezota. Has pasado por una experiencia traumática, si estuvieras bien, dormirías en el sofá, pero hoy duermes aquí, punto. - Se acerca al lado derecho de la cama y retira las sábanas. - Ven. - Intento levantarme, pero no puedo. Me daría una paliza mental por lo ridícula qué me siento. Gateo torpemente hacia dónde está él. Me meto entre las sábanas y todo mi cuerpo se relaja de golpe. - Buenas noches Judith. - Apaga la luz y sale de la habitación, el sueño se apodera de mi nada más cerrar los ojos.

"Estoy de pie, en frente de la cama del hospital dónde estaba Kylie, pero no es ella la qué está en la cama. Alguien entra en la habitación y no parece verme. Es Kenzo. Lleva un traje blanco y en la mano un atrapasueños. De repente, entra Austin, con un traje blanco también, pero en la mano lleva una fotografía. Vuelvo a mirar a la cama y entonces consigo ver quién es. Soy yo. Vulevo a mirarles pero ya no estamos en la habitación del hospital, ahora estamos en un cementerio. El sol se está poniendo y hay un ataúd con un cura recitando partes de bíblia. Todas las personas qué conozco están sentadas en sillas, menos Kenzo y Austin. Kenzo se aproxima al ataúd y deja encima el atrapasueños. Austin hace lo mismo con la foto. Entonces aparece Matt, con un traje negro y en la mano lleva una hoja de papel, una carta. Me acerco a él y consigo leer un par de palabras, "te quiero", "tú muerte", "final". No me ve. Noto qué alguien me observa. Es Kylie, Kylie puede verme. En su rostro antes inexpresivo ahora aparece una sonrisa malvada. Se levanta y se acerca poco a poco a mi. Empiezo a correr hasta llegar a un callejón. Ya es de noche y no hay nadie en la calle. Hay alguien entre las sombras. Me acerco para ver quién es y entonces algo se abalanza sobre mi, cogiendome del cuello. Es el tipo de la discoteca. Me tira al suelo y se pone encima de mi, sujetandome las muñecas.

- Judith, Judith..."

- ¡Judith despierta! - Abro los ojos y miro a mi alrededor. Matt está encima de mi, sujetandome las muñecas, le miro y me las suelta. - Estabas chillando cómo una loca y cuándo he intentado despertarte me has empezado a golpear.

- Lo-losiento.

- No pasa nada. ¿Qué soñabas? - Recuerdo el sueño y un sentimiento de tristeza me inunda, me tapo la cara y empiezo a llorar. - He venga pequeña, no llores, no llores, ven aquí. - Se mete en la cama conmigo y me abraza. Tengo la cara apoyada en su pecho y sus brazos rodean mi cuerpo. - Ya está no llores, estoy contigo. - Me besa la cabeza y me acaricia la espalda. Poco a poco me voy durmiendo en el que ahora mismo me parece el mejor lugar del mundo; sus brazos.

I WANT MORE (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora