JUDITH
Abro los ojos lentamente y una sonrisa tonta aparece en mi cara. Matt esta dormido, con un brazo me rodea la cintura y tiene los labios ligeramente entreabiertos. Todas las sensaciones de anoche, los te quiero, las miradas, los besos, todo pasa fugazmente haciendo que lo de ayer parezca un maravilloso sueño, pero él es la prueba de que fue real. Apoyo la barbilla en su pecho y sigo observándolo.
- ¿Por qué me estás mirando? - Doy un pequeño salto del susto que me acaba de dar y abre los ojos para mirarme.
- Estás horrible por las mañanas. - Cierra los ojos y sonríe.
- Pues tú tampoco es que estés preciosa ahora mismo, más bien pareces un mapache. - Le doy un golpe en el brazo y se empieza a reír. - Un mapache muy sexy. - Tira de mi hacia él y me besa. - Creo que deberíamos lavarnos los dientes. - Suelto una carcajada y me levanto de la cama.
- Prefiero desayunar antes. - Se incorpora lentamente y me sonríe.
- Ahora bajaré.
- Vale. - Camino hacia la puerta y salgo al pasillo. Mientras bajo las escaleras me acuerdo de Kylie, después la llamaré. Entro a la cocina y empiezo a hacer café, unas tostadas y corto sandía en trocitos pequeños. A los cinco minutos Matt ya está en la cocina y sigue llevando solo los calzoncillos.
- Me encanta el olor a café por las mañanas. ¿Desayunamos aquí?
- No, en el jardín. - Cojo mi taza y mi plato y salgo al jardín. Dejo las cosas encima de la mesa y Matt hace lo mismo.
- Me gusta tu casa.
- Es demasiado grande. - Me siento en la silla de madera y miro a Matt que me está mirando arqueando una ceja.
- ¿Demasiado grande? - Se sienta también.
- Solo estoy yo, mi madre y mi padre. Bueno, ellos casi nunca están, así que si, demasiado grande. - Matt menea la cabeza y le da un sorbo a su café.
- Deberías llamar a tu madre, es raro que se haya ido dejándote solo una nota y dinero.
- Hable por mensaje con ella pero si, la llamaré. - Cojo mi café y me lo bebo poco a poco.
- Aún pareces un mapache. - Me atraganto con el café y empiezo a toser.
- Eres idiota. - Suelta una carcajada y yo me frego los ojos para quitar el rímel corrido.
- ¿Querías ir al gimnasio no?
- Si. ¿Que hora es? - Mira hacia arriba y se frota la barbilla.
- Por la posición del sol, yo diría que son las diez y media.
- Has mirado la hora antes de bajar. - Se empieza a reír y su alegría es contagiosa, así que yo también me rio. - Eres tan...
- Adorable, guapísimo, romántico...
- Imbécil.
- Pero lo otro también, y lo sabes. - Pongo los ojos en blanco y me meto la tostada en la boca.
Son las once y cuarto y ya estamos en el parking del gimnasio. Hemos tenido que pasar por casa de Matt para coger algo de ropa. Bajo del coche y el hace lo mismo. Lleva puestas sus gafas de sol y le dan un aire misterioso y de capullo, lo cual me encanta. Cierra la puerta y me coge de la mano. Lo miro y pongo los ojos en blanco.
- Acostúmbrate, nena.
- Primero, no me llames nena y, segundo, no creo que me acostumbre nunca.
- Isaac te llama así. ¿El puede y yo no?
- El puede porque siempre me ha llamado así. - Frunce el ceño y me abre la puerta para que pase yo primero. Martin está detras del mostrador y se le ilumina la cara al vernos.
- Judith, que agradable verte.
- Lo mismo digo.
- Martin. - Matt le hace un gesto con la cabeza y Martin se lo devuelve serio.
- Matt, cuando puedas pásate un momento por el despacho, tenemos que hablar. - Miro a Matt y éste le asiente quitándose las gafas. -Bueno Judith, nos vemos luego.
Le muestro mi sonrisa más radiante y entramos al interior. Hay más gente. No veo a Dana, ni a Isaac, pero si a Amy. Inconscientemente mi mirada se va hacia un grupo de chicos que están donde las pesas. Y ahí está Kenzo. Levanta la vista y me mira de arriba abajo, con muy mala cara, y recuerdo que Matt aún me coge la mano. Levanto la vista hacia él, tiene la mandíbula tensa y una mirada que intimidaría hasta a la mismísima muerte. Me aprieta la mano y empieza a andar hacia los vestuarios. Se detiene enfrente de las puertas y me mira.
- Cuando estés, si no estoy, espérate aquí, ¿vale? - Asiento y se mete en el vestuario masculino. Me giro inconscientemente y Kenzo me esta mirando, su mirada es intensa, intimidante, pero no en el buen sentido. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, la misma sensación que tenía al verlo cuando lo conocí. Abro la puerta y me meto en el vestuario a toda prisa. Cierro y me apoyo contra ella. Suelto todo el aire que sin darme cuenta he estado conteniendo desde que lo he visto y poco a poco la serenidad vuelve a mi. Me acerco a los bancos y dejo la bolsa en uno. Me visto lo más rápido que puedo intentando no pensar en Kenzo. Tengo un mal presentimiento, mi intuición femenina acaba de activarse, definitivamente algo no va bien. Cierro la bolsa y la meto en una taquilla. Salgo corriendo afuera del vestuario, y como no, pasa algo malo. Todo el mundo esta concentrado en un mismo sitio. Que no sea Matt, que no se Matt. Me acerco y logro distinguir algunas caras. Alex, el entrenador, esta en medio de toda la gente, tambien esta el que nos acompañó al hospital cuando pasó lo de Ky, como se llamaba... Jack, es verdad. Sigo buscando con la mirada, pero no encuentro a Matt.
- ¡Judith! - Alguien me tira del brazo y me alegra ver que es Amy.
- ¿Qué esta pasando?
- Es Kenzo, quiere una pelea con Matt. - El corazón se me acaba de parar.
- ¿Qué?
- Lo que oyes. - Me zafo de su agarre e intento meterme entre la multitud.
- ¡Judith, espera!
Intento apartar a tios de más de ochenta quilos de músculos y testosterona, pero prácticamente es imposible. Consigo ver por un pequeño hueco. Alex está en medio de los dos, con tanto ruido no consigo oír lo que dicen. Busco alguna cara familiar y me doy cuenta de que el que está a mi lado es David, Amy me lo presentó el mismo día que a Matt.
- ¡David! - Se gira a mirarme y me abraza.
- Judith, ven. - Me coge la mano y me aparta de la gente.
- ¿Qué van ha hacer?
- Kenzo quiere pelea, y Matt se está conteniendo.
- ¿Has oído algo?
- Si. Kenzo le quiere partir la cara porque dice que Matt te ha robado, o algo así. - Me tapo la cara con las manos. - No te preocupes, no creo que...
- ¡PELEA! - David y yo nos giramos hacia la multitud y vemos como se desplazan hacia uno de los rings.
- Mierda. - David me mira y me agarra la mano. - Ven conmigo, esto se va a poner feo...
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I WANT MORE (TERMINADA)
Teen Fiction- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...