- ¿Cómo que tú pesadilla?
- Llevo un mes recibiendo amenazas y el otro día me dejaron en casa algo parecido.
- ¿Y POR QUE NO HAS LLAMADO A LA POLICÍA?
- No quiero, prefiero solucionarlo por mi cuenta. - Kylie me mira estupefacta, frunce el ceño y me coge por los hombros.
- Didi, te han amenazado, Y A MI TAMBIÉN. No me jodas y llama ya.
- No. Creo que se quién es.
- ¡Con más razón para llamar pues! - Su voz de pito aparece dejándome claro que esta empezando a desesperarse.
- Ky que no llamaré, no nos pasará nada, ya verás. - Se pasa las manos por el pelo y se mete en el baño dando un portazo.
Estoy metida en la cama lista para dormir viendo vídeos en el ordenador cuando Kylie sale duchada y con el pijama. Se mete en su lado de la cama y me da la espalda.
- ¿Enserio te vas a poner así? - Se gira bruscamente soltando una carcajada sarcástica.
- ¿Y cómo me tengo que poner Judith? Ya he pasado por una experiencia traumática como para que tú ahora me vengas con estas, te crees que puedes con todo y no bonita no es así a veces hay que pedir ayuda y más si pasan cosas como esta mierda, así que discúlpeme señorita Green si me enfado porque tu decisión me puede afectar también a mi y me parece una completa mierda. - Se gira de nuevo y se aparta todo lo posible de mí. - No me hables no quiero saber nada más del tema hoy.
Nos quedamos en silencio y la miro antes de darle la espalda también. En parte tiene razón, pero no tenemos las suficientes pruebas como para saber a ciencia cierta si son ellos o no. Lo que no entiendo es como sabe quién sea que esté detrás de esto lo de mi embarazo, no me ha visto nadie conocido ir a la consulta y tampoco cuando compré los tests. Mierda. El que entró al baño de esa cafetería donde me hice las pruebas de embarazo era Dylan y dejé una en la basura. Es todo tan surrealista, si ha sido Kenzo no entiendo de dónde viene tanta maldad y, si fuese ese Dylan lo entendería menos ya que no me conoce... Poco a poco me voy quedando dormida mientras todos esos pensamientos surcan por mi mente. La alarma suena y Kylie gruñe como de costumbre por las mañanas. La apago y me incorporo mirándola.
- Buenos días.
No hay respuesta. Me meto en el baño y me ducho tranquilamente. Mientras me seco el pelo Kylie entra sin decir nada y se sienta ha hacer pis. La miro pero nada. Decido acabar de peinarme y maquillarme fuera. Una vez ya arreglada del todo, una arcada repentina me hace correr de nuevo al baño. Abro como puedo la tapa del inodoro y empiezo a vomitar, noto como algo me sujeta el pelo y entre arcada y arcada sonrío. Me incorporo, tiro de la cisterna y me lavo las manos y los dientes mientras miro a mi amiga.
- Siento lo de anoche, pero tienes que entenderme. - Escupo la pasta y me enjuago.
- Lo siento por no dejarte decidir pero esto me incumbe más a mi que a ti y a ti no te va a pasar nada Ky te lo prometo.
- Tu eso no lo sabes y si...
- No te va a pasar nada. - Le agarro las manos y me acerco más a ella. - Confia en mi. - Me mira seria unos instantes y me abraza fuerte.
- Como me pase algo la que va a ser tu peor pesadilla voy a ser yo. - Le doy un beso en la mejilla y tiro de ella hacia abajo. Antes de ir al coche me acerco a su oreja.
- Por cierto, he decido tenerlo. - Se aparta y me mira sorprendida, me abraza y me susurra al oído.
- Me tendrás en todo momento y para todo lo que necesites. Ese bebé tendrá dos mamis porque te ayudaré en todo lo que pueda y en lo que no también. - La abrazo fuerte y ella me besa la mejilla.
Estoy en el aparcamiento de la universidad esperando a Kylie y Sam cuando un coche aparca al lado del mío con la música muy alta. Dos hombres se bajan del él y uno al mirarlo me resulta familiar. Se me queda mirando y me dedica una media sonrisa que me deja helada. Es el tío que se me quedo mirando en la fiesta de fraternidad a la que fuimos al acabar la universidad, aparto la mirada y saco un cigarrillo, lo enciendo y le doy una gran calada. Levanto la vista y los dos tipos ya no están, el sonido de una bocina me sobresalta y me giro para ver quién es. Se me ilumina la cara de golpe.
- Hola cariño. - Voy hacia él y lo beso. - ¿Que haces aquí?
- Venia a buscarte pero ya veo que has venido en tu coche. - Me da otro beso y le sonrío. - ¿Como han ido las clases? - Antes de contestarle le doy otra calada al cigarrillo.
- ¡Judith! - Giro la cabeza y veo a Kylie caminando a gran velocidad y con cara de enfado venir hacia mi. Se pone enfrente mío, primero mira al cigarro y luego a mi arqueando una ceja, levanto las mías porque no entiendo nada y mira hacia mi barriga. Se me ilumina la bombilla al instante. Lo tiro al suelo y lo apago pisándolo. Nos giramos las dos hacia Matt que nos mira sorprendido y sin comprender nada.
- ¿Que acaba de pasar? - Miro a Kylie y muevo los ojos hacia Matt para que diga algo ella.
- Pues que... que no me parece nada bien que después de tanto tiempo Judith vuelva a fumar. - Matt la mira analizándola y sonríe.
- A mi tampoco me parece bien. - Me mira a mi y me rodea el hombro con el brazo. - Asi que ya sabes. - Le sonrío asintiendo y miro a Kylie fulminándola con la mirada. Esta mujer es experta en cagarla.
Vamos a comer a un restaurante que está a dos minutos de la universidad. Nos sentamos en la mesa y empezamos a charlar mientras esperamos a que nos pidan la comida, le he mandado un mensaje a Lara para que supiera que estábamos aquí y en breves llegará. Matt y Sam se ponen a hablar del juego que los tiene viciados y Kylie me cuenta como han sido de terribles sus clases de hoy, lo mal que le sienta levantarse tan temprano y que odia profundamente al profesor Evans. Lara aparece y el camarero se acerca a pedir.
Estoy en mi casa acabando de empaquetar las cosas que me llevaré a casa de Matt. Aún no le he comentado nada a mi madre y tampoco se como hacerlo. Acabo de cerrar las maletas, cojo aire y bajo para hablar con ella. Esta en el salón leyendo como siempre en su Ipad.
- Mamá, tenemos qué hablar.
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I WANT MORE (TERMINADA)
Teen Fiction- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que...