Este es el minuto exacto de mi vida en donde me cuestiono algo. Me arriesgo y me lanzo al vacío sin esperar la caída, o simplemente sigo el sendero marcado y me mantengo a salvo.
Dejo de mirar la puerta por la que entró Sierra hace tres minutos y me dirijo a la que está enfrente, la cual da a la casa de costura de su tía.
Como el letrero colgado en puerta dice abierto, abro la puerta e ingreso, provocando que una pequeña campana suene con el movimiento. Segundos después de escuchan unos pasos que se acercan a la mini recepción, por lo que tomo una gran bocanada de aire para prepararme para lo que viene a continuación.
—Buenas tardes, bienvenido a... —se detiene de golpe —Pri... pri... príncipe, príncipe Felipe —tartamudea.
—Jannet Pazos —hago una pequeña inclinación —muy buenas tardes.
—Buenas tardes —dice una vez más —¿Gusta pasar? ¿Servirse algo?
—No —niego —vengo por algo bastante privado y rápido, así que por favor cierra por 5 minutos —le pido —No quiero meterme en problemas.
—Claro —se acerca a la puerta para girar el letrero y bajar una cortina —Dígame en qué lo puedo ayudar.
—Necesito hablar de Sierra, tu sobrina.
—¡Ay! —veo como si su cara se deformara por una fracción de segundo —¿Qué hizo esa niña?
—Nada —la calmo —o al menos nada malo.
—Qué alivio —suelta un poco de aire contenido —Ella puede ser un poco complicada a veces.
—Tengo entendido que estás enterada sobre ella y un amigo con el que se ve en las tardes —asiente.
—¿Acaso es una mala junta?
—Soy yo —digo sin rodeos y puedo ver el asombro en su rostro.
—Ella no me dijo que era el príncipe.
—Porque no lo sabe y no quiero que lo sepa.
—¿Puedo preguntar la razón de ello?
—Si lo sabe, significaría que se pondría un filtro en la boca —respondo —Y me agrada su personalidad directa sin miedo a decir lo que piensa. Además, quiero que me vea como una persona normal y quiero que tú también lo hagas.
—No estoy entendiendo.
—Para ti no ya no soy el príncipe ni el heredero al trono —me mira un poco confundida —Solo soy Felipe, un chico normal que vive en una de las granjas a las afueras del pueblo junto a su hermano y su madre sobreprotectora ¿Entendido? —asiente —Así que cuando nos volvamos a ver las caras, te ruego que actúes normal.
—Está bien —responde después de un rato —No se va a enterar por mí.
—Muchas gracias, Jannet.
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Jugando con la Realeza
Fiksi RemajaLas promesas y la realeza eran las cosas más anticuadas para mí. Decir algo que no ibas a cumplir y ver personas que se quedaron estancadas en los siglos pasados, no, no me agradaba, era algo ñoño. Además, yo era una chica a la que le gustaba ir en...