𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 22

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Escucho unos gritos escandalosos fuera de mi habitación, lo que me pone en alerta y me pongo de pie para ver que pasa, ya que no es normal escuchar ruido en este lado del palacio

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Escucho unos gritos escandalosos fuera de mi habitación, lo que me pone en alerta y me pongo de pie para ver que pasa, ya que no es normal escuchar ruido en este lado del palacio.

—¡Joven, no puede pasar!

—¿Qué pasa? —pregunto al ver que dos de los guardias están tomando a Adrián e intentan sacarlo del lugar de las habitaciones —Adrián ¿Qué haces aquí? —le pregunto exactamente a él —Suéltenlo.

—Sierra está aquí —dice cuando lo han soltado —Ayer tu madre la mandó a llamar y no tenía cómo decirte.

—¿Qué?

—Están hablando ahora.

—La siguiente puerta es la habitación de Arturo —le guiño un ojo.

Dicho eso, esquivo a los guardias y salgo corriendo por el pasillo en dirección al despacho de mi madre. Sé que probablemente tenga que darle explicaciones a Sierra cuando entre por esa puerta, pero prefiero eso a que pase un segundo más hablando con mi madre.

—Mamá déjala, por favor —digo al momento de entrar, a lo que Sierra se gira a verme.

—¿Ma... mamá? —dice en un tono casi inaudible.

La chica frente a mí parece totalmente descolocada ante lo que está escuchando, ni siquiera sé cómo voy a explicar esto que llevo ocultando durante el último tiempo, pero tengo que afrontar las cosas.

—Sierra —me acerco a ella, pero rápidamente me aparta —tenemos que hablar.

—No —logra decir —no tenemos nada que hablar, mentiroso.

Veo de reojo como mi mamá suelta una especie de risa burlona al darse cuenta que Sierra no estaba enterada de mi posición dentro del pueblo. La obligo a cerrar la boca y salgo del despacho dispuesto a seguir a Sierra para que me escuche. Los guardias intentan detenerme en cuanto voy a salir del espacio de Courtney.

—Saben muy bien que puedo escaparme de ustedes —les digo serio —Solo quiero hablar con ella, no escaparé —se hacen a un lado y me dejan pasar.

Al menos fue más fácil de lo que pensaba. No me gusta usar mucho como amenaza que seré el futuro rey, pero estaba listo para decir eso si intentaban desobedecerme.

Sin pensarlo corro en dirección a la salida, porque de seguro va a querer escapar de este lugar, pero no puedo dejar que pase más tiempo, tengo que explicarle.

—¡Sierra! —le grito al verla —¡Princesa!

La veo tan enojada soltando todo lo que piensa, gritándome que jugué con ella y que la engañé. Desde su posición pareciera que intenté jugar con ella, pero yo solo quería que me viera como una persona normal y me duele escuchar que piense así, aunque yo en su lugar también estaría enojado.

—Sie... —intento hablar una vez más.

—¡Sierra! —despega su mirada de mí, para mirar a Adrián.

Jugando con la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora