Mi cumpleaños pasó hace dos días y es hora de despedirme de Jane. Jannet me permitió faltar hoy a clases para poder ir a dejarla junto a Juan al campo vacío en el que Mario aterriza.
—¿No falta nada? —le pregunto.
—¿Segura que no quieres meterte a una maleta? —me hace un puchero.
—Nos veremos en verano —le recuerdo.
—No quiero irme —chilla.
—Y yo no quiero que te vayas —la abrazo —pero es mejor que vayas a dar tus exámenes antes de que los profesores descubran que tu abuelo no murió y te reprueben —me separo de ella.
—Hora de irnos, señoritas —nos dice Juan.
Nos subimos a la carreta de Juan, quien va cantando con sus vacas, no sé cómo lo hace, pero las vacas dicen mu cuando él les dice "canten". He cambiado tanto desde que llegué, que en vez de molestarme que cante, me agrada ver como canta sus canciones raras.
—Que puntual está Mario —digo al ver el helicóptero ya en su lugar, mientras el hombre intenta buscar un poco de señal.
—Yo quería que se tardara un poco —se queja Jane.
En cuanto Mario nos ve se acerca para ayudarnos a bajar y luego bajar la maleta y el bolso de mi amiga.
—Pero a quién tenemos aquí —digo mirando a Mario —Hola, hombre aburrido.
—Hola malcriada —se ríe —pensé que estarías dentro de una maleta.
—Ya maduré —me encojo de hombros.
—Por una vez te voy a creer —me sonríe —ahora ve al helicóptero porque te enviaron algo.
Se queda diciéndole algo a mi amiga y yo me acerco al helicóptero. De seguro mis papás quisieron enviarme un regalo, aunque no me informaron nada.
—¡Sorpresa! —literalmente me caigo de culo al ver a mis padres.
—Pe... pero... —tartamudeo —¿Qué hacen aquí?
—Feliz cumpleaños —chilla mi mamá.
—Cumpleaños atrasado —dice mi papá riendo.
—Pensé que tenían trabajo pendiente —me abalanzo sobre ellos para abrazarlos.
—Ordenamos todo para quedar libres por esta tarde —dice mi papá cuando me separo de ellos.
—No es mucho, pero al menos te pudimos ver.
—Verlos es el mejor regalo.
Mientras Mario sube las cosas de Jane, le cuento a mis padres que hice con los chicos el día de mi cumpleaños, omitiendo la parte del beso con Felipe. Durante la siguiente hora converso con ellos y me siento como una ñoña al momento de despedirme de mis padres y ponerme a llorar como una cría.
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Jugando con la Realeza
Novela JuvenilLas promesas y la realeza eran las cosas más anticuadas para mí. Decir algo que no ibas a cumplir y ver personas que se quedaron estancadas en los siglos pasados, no, no me agradaba, era algo ñoño. Además, yo era una chica a la que le gustaba ir en...