Las promesas y la realeza eran las cosas más anticuadas para mí. Decir algo que no ibas a cumplir y ver personas que se quedaron estancadas en los siglos pasados, no, no me agradaba, era algo ñoño. Además, yo era una chica a la que le gustaba ir en...
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Se que probablemente Felipe esté castigado y no se aparezca en la placilla, pero tengo la pequeña esperanza de saber algo acerca de él. Me la pasé todo el fin de semana pensando en él y quería salir a averiguar en qué lugar vivía, sin embargo, Jannet intentó mantenerme bajo su mirada después de lo ocurrido.
Me siento en la banca y me concentro en mirar el agua limpia saltar de la pileta, ya que al parecer la reina si tomó mi sugerencia y durante el mes de noviembre este lugar estuvo en reparaciones y ahora luce un poco mejor.
Siento unos pasos acercarse y mi corazón comienza a latir como loco, pero al ver que solo es Arturo, vuelve a su ritmo cardíaco normal.
—Hola —me saluda.
—Hola —digo un poco confundida —¿Qué haces aquí?
—Felipe —se encoge de hombros —conseguí verlo y me pidió que viniera.
—¿Para qué?
—Está castigado, aunque eso es algo que ya debes saber —asiento —no tiene como escaparse, por lo que me envió a conseguir tu número.
—¿Por qué debería creerte?
—No te pongas a la defensiva —voltea los ojos —sabes bastante bien que solo he intentado ayudar a mi her... amigo.
—Tienes razón —suspiro —dame tu celular para anotarlo.
Me lo extiende y lo recibo para digitar de manera rápida y luego guardar el contacto. Se lo devuelvo y él comprueba que esté bien guardado, para luego llevar el móvil a su bolsillo.
—Él está bien —me dice —y no le molesta estar en problemas por haberte ayudado. Pero si le molesta no poder verte —sonrío al escuchar lo que me ha dicho —me gustaría quedarme otro rato, pero tengo que ir a saludar de manera rápida a Adrián para luego irme donde Felipe.
—Está bien —asiento —hmm... gracias por ayudar.
—No hay de qué —me sonríe —mantén tu celular en un lugar con señal —asiento —adiós, Sierra.
—Adiós, Arturo.
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Miro una vez más el celular colgado en la ventana, pero no entra ninguna llamada y si tiene señal. Como en mi habitación el único lugar que tiene una buena cobertura es la ventana, amarre una cinta negra al fierro de la cortina y al celular.
Como no pasa nada, me decido a quitarme la ropa y ponerme pijama, ya que puede que Felipe tampoco tenga buena señal y no tenga como llamarme.
Me lanzo a la cama, pero me pongo de pie de manera rápida al escuchar mi celular sonar y ver que la pantalla muestra un número desconocido.