𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 20

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Sierra se está demorando un poco más que de costumbre, lo cual me preocupa un poco, por lo que camino para acercarme a su casa y ver si se ha atrasado o le ha pasado algo

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Sierra se está demorando un poco más que de costumbre, lo cual me preocupa un poco, por lo que camino para acercarme a su casa y ver si se ha atrasado o le ha pasado algo.

—¡Ayuda! —escucho una voz bastante conocida —¡Suéltame!

Sigo la voz, y veo a un tipo tocando a Sierra sin su consentimiento. Miro a las personas alrededor de ella y ninguna actúa o hace algo para ayudarla, yo sé que me prometí a mí mismo no relacionarme con nadie en este lugar para evitar problemas, pero no puedo dejar que le hagan daño.

Sin pensarlo otra vez, me acerco a ellos y le doy un golpe en el costado al tipo, para alejarlo de ella, y luego darle un fuerte golpe en el rostro provocando que caiga al suelo. Nunca antes había dado un golpe, pero levantar pesas con Arturo ha servido bastante y ha sido de gran ayuda para la situación.

—Vete a la placilla —le digo y la veo abrir los ojos.

—Fe... Fe... —tartamudea.

—Hazme caso por favor, Sierra. Iré por ti en unos minutos.

Para mi suerte me hace caso y sale corriendo del lugar para ir donde le he indicado. El tipo que golpee está por ponerse de pie, así que me quito la capucha antes de que haga un movimiento del que se pueda arrepentir, y él se detiene de manera inmediata.

—Príncipe Felipe —dice impresionado al verme —Lo siento, yo...

—Shh —lo callo —¡Primero que todo! —digo levantando el tono de voz para que todos alrededor me escuchen —Perdón por el golpe —le digo al tipo —no debí hacerlo, porque no está en mis principios agredir a un habitante de mi país, pero tú tampoco debiste intentar propasarte con ella —miro alrededor —¡Y ustedes! Deberían estar avergonzados de no haber dado ayuda cuando una chica se los pidió —noto como se sienten avergonzados ante mis palabras —Más te vale no volver a tocarla —digo solo para el tipo en el suelo —No tengo problema en que inaugures los calabozos en mi futuro reinado.

El lado rebelde y malo que estaba oculto en algún lugar de mi interior, me obliga a dejar al hombre tirado en el suelo y no brindarle ayuda. Me alejo del lugar y comienzo a correr para encontrarme con Sierra.

No me habría perdonado que le pasara algo.

No me separo de ella en todo el tiempo que estamos juntos. En otras circunstancias posiblemente estaría saltando internamente por tenerla cerca mío, pero ahora solo quiero intentar protegerla.

Mi celular suena y se que estoy en problemas al leer el número de mi madre en la pantalla de mi celular. En este instante odio que este lugar tenga buena recepción.

—¿Sí? —digo al contestar.

Dime que los rumores que me han llegado no son reales.

—Ya sabes la respuesta, no sé por qué lo preguntas.

Jugando con la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora