𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 25

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Arturo y Adrián se lanzan puñados de hojas secas como si fueran dos niños pequeños

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Arturo y Adrián se lanzan puñados de hojas secas como si fueran dos niños pequeños. Felipe está en el suelo con su espalda recostada en un árbol y no ha dejado de mirarme desde que nos detuvimos en este lugar, aunque agradezco internamente que no me haya hablado.

—¿Crees que mi madre me mate cuando note que llegué sin mochila? —me pregunta Adrián desde el suelo.

—Dile que la dejaste en mi casa —me encojo de hombros.

—Gracias —me sonríe.

—Iremos a dar un paseo —me informa Arturo.

Solo niego divertida y los veo desaparecer entre los árboles. Es un poco irónico que Adrián haya apostado que yo caería rendida a los pies del príncipe, y fue él quien terminó de baboso por Arturo. Aunque prácticamente si caí ante el príncipe, pero no ante el que creíamos.

—¿Podemos hablar? —levanto la mirada.

—No —respondo seria.

—¿Por qué? —pregunta manteniendo su posición relajada contra el árbol.

—No me agradan los mentirosos —le respondo.

—Ya estamos hablando —sonríe.

En respuesta le levanto el dedo de en medio y me giro a mirar a otro lado con intenciones de ignorarlo, pero algo me dice que no duraré mucho ignorándolo, porque puede llegar a ser insistente en su forma serena.

—¿Conoces a una tal baby_elisa? —mi mirada vuelve a él.

—¿Por qué conoces el usuario de Eli?

—Logré llamar tu atención —sonríe.

—¿Por qué conoces el usuario de Eli? —vuelvo a preguntar.

—Porque me habló —se encoge de hombros —Y me envió una foto.

Maldita zorra.

—¿Qué te dijo?

—No lo sé —se vuelve a encoger de hombros.

—Responde —digo un poco molesta.

—No lo sé, Sierra. Ni siquiera abrí los mensajes.

—Dame tu celular —me pongo de pie y me acerco a él —Quiero ver que te envío.

—Te recuerdo que en este lugar no hay señal.

—Entonces mueve tu maldito trasero y vamos en busca de señal —me cruzo de brazos.

—Pero ¿Qué hay de Arturo y Adrián?

—Ponte de pie —le ordeno y me hace caso.

—Debería ser yo quien dé las órdenes —dice un poco divertido, pero yo estoy furiosa.

Jugando con la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora