𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 19

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Hoy es viernes 17 de diciembre, lo que significa que en una semana salgo de clases y la navidad está cada vez más cerca, con ello las vacaciones, por lo que podré ver a mis padres

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Hoy es viernes 17 de diciembre, lo que significa que en una semana salgo de clases y la navidad está cada vez más cerca, con ello las vacaciones, por lo que podré ver a mis padres. Los extraño, a pesar de que el primer mes estuve en una fase de negación con ellos, ahora cuento los minutos para poder verlos.

El mes de noviembre se me pasó volando, entre estudios, ayudar a Jannet de vez en cuando y pasar tiempo con Felipe, que de vez en cuando estaba acompañado de Pipo. Aunque de vez en cuando también aparecía con Arturo, quien usaba la excusa de "quería tomar un poco de aire", a lo que casualmente después de unos minutos aparecía Adrián y ellos dos desaparecían por la siguiente hora. No pudimos demandar a la realeza, porque Adrián ya cumplió los 18 años y ahora se besuquea de manera "libre" con el príncipe, libre entre comillas, porque sus padres no están ni enterados de la vida amorosa de su hijo y hace dos semanas me enteré que me usa como excusa para salir con Arturo.

Respecto a Felipe, siento que estoy un poco más cercana a él y me da un poco de vergüenza admitir que me siento intimidada bajo su mirada, pero no como algo malo, sino que cada vez le cuesta menos expresarse y no tiene miedo a decir que me encuentra linda o que le gusta cuando volteo los ojos de manera divertida. Al parecer Arturo si tenía razón al decir que me vuelvo un poco tímida bajo la mirada del chico que hace un tiempo me parecía tímido. Es como si él se hubiese robado parte de mi personalidad y yo la de él. Incluso, podría decir que me agrada el efecto que tiene sobre mí, que de vez en cuando me hace sentir como una muñeca frágil que necesita ser protegida por él, o una princesa frágil, ya que se ha empeñado en llamarme princesa y no es algo que me moleste, sin embargo, en un principio me ponía un poco colorada, aunque lo aprendí a disimular. Ahora me siento extraña cuando me dice Sierra y no princesa.

Siempre mantuve el control de todo, sobre todo tratándose de chicos, sabía llevar la relación con mi novio, pero también sabía cómo tener al resto babeando por mí. Ahora, ahora no tengo el control, ahora alguien tiene el control sobre mí y ese alguien ni siquiera está enterado de ello.

—Esto está listo —me dice Jannet extendiéndome la caja con el traje de santa.

Compruebo la hora en el reloj y aún falta para que sea el momento en el que me junto con Felipe, por lo que puedo ir y volver sin atrasarme.

—Por favor no pases por el camino corto —dice por milésima vez —Aquí la gente es buena, pero esa parte del pueblo es un poco complicada.

—Estaré bien, Jannet —le sonrío.

—Dale mis saludos a Felipe —me guiña un ojo.

Ni siquiera necesito informarle que luego me juntaré con Felipe, porque ella ya sabe que él es mi escapada de todos los días, aparte, como este último mes estuvo un poco frío, nos íbamos a encerrar a casa y pasábamos nuestra hora de charla junto al fuego.

En el camino saludo a una que otra persona que ya me he acostumbrado a ver por las calles, compañeros, chicos de otros salones y ancianos que se alegran cuando un joven los saluda.

Jugando con la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora