Camille responde con una sonrisa, y la mirada del sacerdote se dirige a Felipe para hacer la misma pregunta, pero él se queda en silencio, para girar su mirada hacía mí.
Si te miro a ti en vez de ella, puede que sea más fácil.
Me da una miradita y niego con mi cabeza, me encantaría gritar que me opongo, pero con mi gesto le intento decir que no lo haré. Aunque una parte de mí dice "no aceptes".
Se gira a Camille y aprieta sus ojos, lo que me deja claro que ya tomo la decisión y aceptará aunque no quiera.
Bajo la mirada hasta que siento un tirón en mi mano y me pongo rápidamente de pie para correr junto a Felipe, sin siquiera analizar lo que estoy haciendo.
—¿Qué te pasa? —le pregunto cuando bajamos un poco la velocidad.
—Solo corre —me mira de manera rápida —por favor —dice en tono de súplica.
—Está bien —separo mi mano de él.
Compruebo que los guardias no nos sigan, y me quito los zapatos para echarme a correr con mayor facilidad. Tomo mis zapatos con una mano y la otra la uno con la de él, para volver a correr, porque nos están alcanzando.
—¡Corre! —lo apuro.
—¡Me dijiste que no eras fácil de encontrar! —doblamos en un pasillo —¡Compruébalo!
Corremos a la entrada del palacio y el chófer que esperaba para darle un paseo a los novios del matrimonio nos mira confundido. Él esperaba a una chica de blanco, no a una de negro.
—Dame las llaves —le digo al tipo.
—Pero...
—Dale las llaves —lo interrumpe Felipe.
—Me voy a meter en problemas —murmura el hombre.
—O me las das, o te pego una patada en las bolas y te las quito —digo de manera amenazante, a lo que me la extiende.
Me subo al lugar del conductor y Felipe a mi lado. En cuanto enciendo el vehículo aparecen 5 guardias, un poco tarde para alcanzarlos.
—¿A dónde vamos? —me pregunta Felipe.
—A donde el horizonte nos lleve —le sonrío —la verdad es que vamos a casa por mis zapatillas —me río.
—¿Y luego?
—¿Intentar escapar por unas horas? —arqueo una ceja.
—Vivir el presente.
—¿No crees que fue estúpido dejar todo por unas horas conmigo?
—Mi madre me dijo que siempre tomo la decisión correcta —lo miro de reojo —supongo que hice lo correcto.
Cómo vamos en auto, llegamos de manera rápida a la casa. Felipe se queda esperando y yo salgo en busca de mis zapatillas, mi mochila con algunas cosas necesarias para pasar el rato y un poco de comida. No es conveniente que esté aquí, porque de seguro será el primer lugar en que busquen.
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Jugando con la Realeza
Teen FictionLas promesas y la realeza eran las cosas más anticuadas para mí. Decir algo que no ibas a cumplir y ver personas que se quedaron estancadas en los siglos pasados, no, no me agradaba, era algo ñoño. Además, yo era una chica a la que le gustaba ir en...