𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 18

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—Necesito el baño —dice mi hermano en cuanto hemos pisado la casa de Jannet

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—Necesito el baño —dice mi hermano en cuanto hemos pisado la casa de Jannet.

—Podrías indicarle dónde está el baño —le dice Sierra a Adrián.

Me encantaría creer qué hizo eso para que estemos unos segundos solos, pero de seguro es porque su amigo ya le contó lo que hizo mi hermano.

—Ya lo sabes ¿Verdad? —le pregunto cuando estamos solos en el sofá.

—¿Saber qué?

—Arturo y Adrián —me giro a mirarla y asiente.

—No lo habría imaginado.

—Yo sí —me encojo de hombros —conozco bastante bien a Arturo para saber de lo que es capaz.

Mientras no ponga su boca en la de Sierra, no me interesa lo que haga con el amigo de ella. Y probablemente por primera vez en mi vida estoy sonando un poco celoso, pero es que esa chica tiene algo especial que me atrae y no quiero que Arturo se entrometa.

—Al menos sabemos que Sandy perdió su lugar —dice riendo.

—No fue mucho el cambio. La fama de Arturo no es la mejor.

—No hablemos de Arturo —hace una mueca y en cierto punto me agrada que no sea su tema de conversación favorito —¿Hasta qué hora podrás estar aquí?

—Hasta poco después de que baje el sol.

—¿Quieres improvisar un disfraz e ir al centro del pueblo? —pregunta de manera entusiasmada.

—¿Tienes como improvisar un disfraz? —asiente.

—Tengo maquillaje y podría pintar tu cara, además estás vestido de negro. No será algo complicado.

—Entonces está bien.

Mi mamá estaba tan enojada, que ni siquiera se dio cuenta cuando salimos, por lo que no sabe si estoy o no disfrazado, como Arturo lo prometió.

—Comemos algo y luego manos a la obra.

Se pone de pie y la sigo en dirección a la cocina. Me siento en un taburete que hay en el mesón cuadrado, mientras la observo preparar dos sándwiches con no sé qué.

—¿Has probado esto? —me extiende el sándwich y niego con la cabeza —Pruébalo, si no te gusta es porque tus gustos son un completo asco.

Le hago caso y lo llevo a mi boca para darle un mordisco

—¿Qué tal?

—Bastante bueno —respondo con la boca llena y por un segundo siento la mirada de regaño de mi madre por hacer eso. —¿Qué es? —le pregunto cuando ya he tragado lo de mi boca.

—Huevo —se encoge de hombros —Hay que cocer el huevo en agua hirviendo, esperar a que se enfríe, molerlo un poco y darle un toque de mayonesa.

—Está delicioso.

Jugando con la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora