Un año y cinco meses después.
Felipe se pone frente al espejo para secar su cabello con una toalla blanca. Hoy decidió acompañar a Arturo a un duro entrenamiento para matar las tensiones. Desde que Arturo y Adrián rompieron por milésima vez, ha estado como un idiota, lo que no entiendo, si después de una semana vuelven. Como Arturo no pretende hacer nada con su vida y Adrián herederá la pastelería de sus padres, ambos están aquí, aunque Adrián se fue por un año para hacer un curso de gastronomía y expandir un poco sus horizontes.
—¿Otra vez comiste aquí? —me pregunta Felipe mirando la copa de jugo que quedó en el escritorio.
—Sí —asiento.
—¿Segura que no quieres que llame a un médico? —se acerca a la cama y se sienta junto a mí.
—Estoy bien —lo tranquilizo.
Porque estoy bien, estoy perfectamente y tengo claro lo que me pasa. Lo tengo claro hace dos semanas.
—No creo que estés bi...
—Estoy embarazada —lo interrumpo.
—¿Qué...? —dice con su ojos abiertos como faroles.
—Lo supe hace dos semanas —murmuro —tengo dos meses. Sé que no estaba planeado, pero pasó y ya.
Se queda en silencio mirando el ventanal, lo que me hace sentir un poco de nervios, porque posiblemente no se sienta preparado para esto y yo tampoco me siento muy preparada, no sé si seré capaz de cuidar a otra persona que no sea yo misma.
—¿Podrías repetirlo? —me mira.
—Estoy embarazada —murmuro.
—¡Estás embarazada! —grita y se abalanza sobre mí —¡Estás embarazada! —me comienza a dejar besos por todo el rostro —Lo siento, lo siento —se separa de mí —¿Te pasé a llevar? —niego con la cabeza.
—Entonces ¿No estás molesto?
—¿Estar molesto? —se ríe —¿Por qué lo estaría? —me toma de las manos —Te recuerdo que estamos casados —dice como si fuera lo más obvio —supongo que es normal que estés embarazada.
—Como te quedaste en silencio, solo pensé que, no sé, no te agradaba.
—Estaba impresionado —se pone de pie —vamos a decirle a la reina que tendrá a su primer nieto.
Me toma de la mano y me arrastra al otro pasillo para llegar a la habitación de su madre. Golpea la puerta como un loco, por lo que Juliette sale con un rostro preocupado.
—¿Qué pasa? —pregunta alarmada —¿Están bien?
—Mejor que nunca —responde Felipe.
—No estoy entendiendo —dice Juliette.
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Jugando con la Realeza
Teen FictionLas promesas y la realeza eran las cosas más anticuadas para mí. Decir algo que no ibas a cumplir y ver personas que se quedaron estancadas en los siglos pasados, no, no me agradaba, era algo ñoño. Además, yo era una chica a la que le gustaba ir en...