Capítulo V

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Pequeños toques en el hombro de Arlet hacen que se despierte, en un susurro su prometido le dice que se levante y que se coloque ropa, posteriormente Elian sale de la habitación y la chica a gran velocidad baja del camarote, sin hacer mucho ruido para no despertar a sus compañeras de cuarto, se coloca una falda suelta que le llega a las rodillas, unas medias largas y su par de botas negras al estilo militar. Se coloca una camisa blanca y por encima su chaqueta negra, afortunadamente siempre deja la ropa que se pondrá ese día ya lista y sobre el respaldar de la cama. Se lava los dientes y se coloca un gorro de lana que encuentra en uno de los cajones de su armario.

Abandona la habitación sin despertar a las chicas y saluda a su prometido con un corto, pero dulce beso en los labios, quien se encuentra vestido de la misma manera que ella a excepción de su pantalón jean, tomados de la mano salen del ala de habitaciones a prisa para dirigirse a la sala de misiones. Corren por los pasillos grises, silenciosos y mayormente oscuros; a Arlet ya no le sorprenden estos sucesos pues son concurridos hay misiones que son de mucha importancia y la presencia de ambos siempre es requerida.

Ellos eran los que llevaban a cabo la mayoría de las misiones de rescate o transportación de refugiados, acompañados de algunos otros jóvenes. Se les llamaban misioneros, al igual que a todos los que llevaban a cabo las misiones. Claramente han necesitado de mucho entrenamiento y clases de geografía (de Ciudad Coliseo por supuesto) para poder ser los misioneros a cargo, desde jóvenes Arlet y Elian han trabajado juntos y al tener una relación tan fuerte el éxito de la misión es garantizada.

Aunque muchas veces las situaciones se complican y deben estar preparados para lo que venga. En la sala de mando se escucha el murmullo de casi todos los presentes, Arlet reconoce a los padres de Elian y a Honey junto con su madre y hermana, al parecer este cometido es demasiado importante como para que todos los líderes, y los misioneros, estén juntos.

La sala de mando era de forma rectangular, al igual que todos los espacios, estaba llena de largos escritorios y una enorme pantalla en el frente de la sala, no está de más mencionar que el lugar está completamente lleno, todos los operadores trabajaban y compartían información entre ellos.

El refugio tenía su propio servicio de emergencia, mejor conocido como línea de ayuda para cristianos, a la cual se llamaba cuando un cristiano estaba en peligro o necesitaba ayuda. Los operadores, ósea los encargados de todo lo tecnológico, eran parte importante del refugio pues ellos atendían todas las llamadas que se hacían y brindaban ayuda en las más desesperantes situaciones, siendo más específicos ellos recibían las llamadas de ayuda para que los misioneros se encargaran de auxiliar a los que lo necesitaban. De esta manera varios cristianos en riesgo podrían encontrar seguridad en el refugio ante cualquier amenaza, si, tipo 911, pero para cristianos.

El padre de Elian, Yannick Ryrie, al ver a los chicos que acaban de entrar se acerca a ellos con una cansada sonrisa y es que el trabajo de todos dentro de esa sala no termina. Saluda a su hijo con un abrazo y a su futura nuera le da un beso en la cabeza a lo que la ya mencionada sonríe. El señor Ryrie y su esposa, Iliana McCall, siempre habían sido como padres para ella y aunque sus ocupaciones en el refugio eran muchas siempre estuvieron pendientes de Arlet, de allí que Elian y ella fueran tan cercanos hasta el punto de ahora casi ser marido y mujer. Yannick era un hombre de unos cincuenta años, alto, complexión fornida, cabello grisáceo y profundos ojos grises. Iliana era casi del tamaño de su esposo, su cabello era castaño claro con algunos tonos de gris y dulces ojos mieles parecidos a los de Elian.

- ¿Qué está sucediendo padre? ¿En qué podemos ayudar? – pregunta Elian interesado por la extraña situación.

- Una llamada de ayuda acaba de llegar hace como unos cinco minutos. – informa Yannick pasándose la mano por el cabello, frustrado, una manía que comparte con Elian cuando no le ve la solución a un problema.

- Recibimos llamadas de ayuda a menudo, ¿qué tiene esta de singular? – cuestiona Arlet confundida, su prometido asiente ante su pregunta.

- En principio que la persona que nos llamó era un niño, su voz se escuchaba aterrada y rogaba constantemente porque le ayudáramos a él y a su padre, explico que su padre había marcado, pero que ahora se encontraba en el suelo con sangre saliendo de su boca, una patada en la puerta nos exasperó a todos y la gota que colmó el vaso fue que la llamada se cortó unos segundos después. No sabemos qué sucedió, si era real o no, algunos no se quieren arriesgar a enviar ayuda por si resulta ser una trampa, pero otros quieren que mandemos auxilio al lugar. Rastreamos la dirección sin embargo cada segundo que pasa podría cambiar las cosas. – explica Yannick agitado, Elian pasa su mano por su cabeza pensando en que hacer y la sola idea de ir a ayudar le parece una locura que sería capaz de cometer.

Arlet se acerca al chico y toma su rostro entre sus manos, ve sus ojos castaños desbordar indecisión, le brinda una sonrisa apaciguadora para luego hablar:

- Lo que sea que quieres hacer ten por seguro que Dios y yo iremos contigo, sé lo estresantes que pueden ser situaciones como estas, pero guarda la calma y usa la sabiduría que te ha dado Dios para tomar la decisión correcta. – dice la chica provocando una sonrisa en los labios de su prometido, él acaricia sus manos y luego de una batalla en su interior toma una decisión que espera no sea la incorrecta.

A su alrededor todos deliberan cuál debería ser el siguiente paso por dar, exponen sus puntos de vista, pero no logran ponerse de acuerdo.

- Quiero ir Arlet, sé que el riesgo es demasiado grande, pero solo puedo pensar en que haría yo si fuera el padre de ese niño, cruzaría mar y tierra para poder protegerle, no quiero que muera cargando con la culpa de saber que pude hacer algo pero fui cobarde. – expone agitado, la chica asiente y une su frente con la de su prometido tomándose un momento para cerra los ojos y escapar de toda esa locura. Se separa de Elian y agarra sus manos entre las suyas.

- Hagámoslo.

¡Hola criaturas! Pues simplemente les diré que esperó que les esté gustando la historia, debo decir que es de mis escritos favoritos y esperó que lo amén tanto cómo yo

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¡Hola criaturas! Pues simplemente les diré que esperó que les esté gustando la historia, debo decir que es de mis escritos favoritos y esperó que lo amén tanto cómo yo. Los quiero mucho pero Dios más.
PD: ¿Les gusta la nueva portada?

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