Capítulo XXXII

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- Atenlos. – ordena Bloom a los otros chicos y estos obedecen. Se acercan a los chicos con las cadenas en las manos.

Les hacen levantar los brazos por encima de su cabeza y se las atan para luego pasar un extremo de la cadena restante por los barrotes de metal que hay en el techo y a modo de polea los levantan atando la cadena a las clavijas de metal que hay en el suelo manteniéndolos de esa manera colgados del techo. Traen una mesa de acero y sobre ella colocan diversos objetos de los cuales reconocen cuchillos, agujas y más.

Arlet observa a Elian el cual se encuentra a su lado y le ofrece una sonrisa sincera, la cual la chica corresponde.

- Mirad a los tortolitos. Lástima que para ellos no existan los finales de cuentos de hadas. – molesta Smile, Fierce rueda los ojos por la actitud aniñada del chico, pero ve con lástima a los esposos.

- ¿Estáis seguros de que queréis seguir con esto? Solo nieguen su fe y váyanse, pueden empezar una vida nueva, juntos. – dice Fierce acercándose a los chicos, estos solo sonríen.

- ¿No pueden entenderlo cierto? – pregunta Elian al chico quien frunce el ceño confundido -. Una vida sin Cristo no vale nada, sin él no tendríamos propósito ni causa por la cual luchar, sin él no seriamos nada. – explica Elian, el chico solo niega.

- Pero ¿A qué costo? ¿Cuánto vale una vida con Él? ¿Vale todo esto? – pregunta.

- Lo vale todo. – contesta Arlet con una sonrisa en su rostro.

- Eso está por verse. – dice Bloom jugueteando con un cuchillo que tiene entre sus dedos.

Sin ningún rastro de duda clava el cuchillo en la pierna de Arlet causando que esta lance un gemido de dolor, no les va a dar el placer de escucharla gritar, Bloom saca el cuchillo provocando un ardor en la herida y que la sangre empiece a salir manchando el pantalón y bajando por la pierna de Arlet hasta que en forma de hilo caiga en el piso de cemento. Elian la observa con lágrimas en los ojos, pero Arlet le da una diminuta sonrisa, ella eligió ese camino y lo seguirá hasta que muera.

Otra herida es realizada en su brazo derecho afortunadamente no tan profunda como la anterior, Bloom saca el cuchillo y con este corta a la mitad la camisa de Arlet dejando ver su sostén además de su torso descubierto. Arlet cierra los ojos ante el ardor de una cortada superficial en su vientre, seguida de otra cerca de sus costillas y una más en su pecho. La sangre empieza a deslizarse por su cuerpo y el dolor por las heridas causadas hace que las lágrimas desciendan por sus mejillas.

- Sabes lo que tienes que decir, si lo haces puedes irte y no seguir con esto. – anuncia Bloom observando a Arlet directamente a los ojos, está la mira con determinación.

- Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:17 – dice Arlet con firmeza, Bloom la observa con furia y clava el cuchillo con fuerza en su vientre, lo saca dejando que la sangre brote, Arlet solo cierra los ojos con fuerza.

- Llévensela. – ordena Bloom, Fierce obedece y suelta la cadena de la clavija provocando que el cuerpo de Arlet impacte en el suelo, suelta sus manos y colocándola sobre sus hombros sale de lugar.

- Es tu turno. – expresa Smile mientras aplaude con una sonrisa divertida.

Bloom agarra una pequeña bolsa de terciopelo negro y observa a Elian con una mirada maliciosa. Vierte el contenido de la bolsa en su mano lo cual son un montón de agujas de acero de diez centímetros de largo.

- Veremos qué tan valiente eres después de esto. Veremos si de verdad estás dispuesto a sacrificarlo todo y si después de esto sigues manteniendo tu decisión. – dice Bloom jugueteando con una de las agujas.

Clava las agujas en sus brazos, sonriendo. Elian siente cada punzón y duele, duele de verdad, las lágrimas le bajan por su rostro, sin embargo la chica no se detiene y continúa enterrando las agujas en su cuerpo.

- Puede parar cuando quieras solo niégalo. – grita Smile caminado alrededor de su cuerpo colgado mientras Bloom sigue introduciendo las agujas en su piel.

- Jamás. – habla Elian como puede y la chica sigue introduciendo las agujas hasta que estas se acaban. El chico toma un respiro, trata de calmarse y no hacer ningún movimiento para que las agujas no se hundan aún más en su piel. Está adolorido y su respiración es agitada -. Que estamos atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperados; perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos.(1) – empieza a recitar con voz débil y pausada, causando el enfado de Bloom.

- ¿Sabes que leer la Biblia se considera un crimen? ¿Aun así tienes el descaro de recitársela a un funcionario del Coliseo? – informa Bloom con notable enfado.

- Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.(2) – continúa Elian sin importarle lo que diga Bloom, la pelirroja agarra una regla de madera y se acerca a él.

- Veremos si continúas hablando. – informa ella. Estando frente a él se encarga de golpear con la regla las agujas que se encuentran en los brazos y piernas enterrándolas por completo en la carne de Elian, atravesando las capas de piel y parte del músculo. El chico muerde sus labios hasta sacar sangre haciendo lo posible para no gritar.

- Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.(3) – continúa, siente los golpes, las agujas atravesando su piel, el dolor agudo, pero la fe intacta. 


1  2 Corintios 4:8-9

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1  2 Corintios 4:8-9

2  2 Corintios 4:11-12

2 Corintios 4:16-18


Lloremos juntos. Abrazos

P E R S E G U I D O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora