Capítulo XVIII

28 4 1
                                    

Arlet se acerca a su prometido, quien está muy concentrado, colocando los explosivos, ella se imagina lo que ha de estar pasando por la mente de Elian.

- ¿Estás bien? – pregunta ella aun sabiendo que la respuesta será negativa. Hay demasiadas que están pasando y cargar con cada una de ellas es estresante, sabe que ser un misionero trae muchos riesgos consigo; la vida de muchos depende de ti y sus muertes te hacen cargar con la culpa o los infinitos golpes de pensar todo lo que pudiste haber hecho para evitar sus decesos. Duro. Que palabra más pequeña para expresar lo que esa vida conlleva.

En ocasiones se enojaban con la ciudad porque, aunque los cristianos no lo admitieran ni hablaran acerca de ello, era su culpa. Ellos habían empezado con esa cacería, habían desatado la locura que ahora hacía temblar el mundo de los cristianos. Trataban de no sentir esos sentimientos, pero en ocasiones se volvían asfixiantes y eran como olas que golpeaban, cada vez con más fuerza, sus corazones.

- Fue mi culpa. Si tan solo hubiera estado más pendiente, si hubiera sido más rápido, si me hubiera comportado como un verdadero líder ellas siguieran vivas. – dice Elian, Arlet se acerca y posa su vista en sus tristes ojos castaños de los cuales bajan lágrimas silenciosas. Y ella también llora porque verlo sufrir aplasta su corazón. Aunque recordaban constantemente a la madre y hermana de Honey, eso no hacía que doliera menos.

Como puede, habla sin que su voz salga entrecortada:

- No lo fue, no fue ni tuya ni mía. Sé cuánto cuesta aceptar el hecho de que tendremos aflicciones y aceptar que por más que lo hubiéramos intentado no podíamos alargar sus vidas un segundo más. – dice viéndolo directamente a los ojos al igual que él la ve a ella; sus miradas tristes y sus corazones cansados es lo que predomina en la escena.

- Quiero ser fuerte Arlet, quiero mantenerme valiente, pero todo lo que ha sucedido debilita mi espíritu cada vez más. Cuando decidí seguir a Cristo sin importar nada sabia a lo que tenía que enfrentarme, pero vivir cada batalla y sentir cada puñalada es diferente a imaginárselo. – dolía, y demasiado. Los golpes se volvían más fuertes cada día que pasaba y las situaciones que golpeaban sus vidas parecían querer ahogarlos.

Es fácil fingir ser valiente y tratas de serlo, tratas de mantenerte firme aun cuando la tormenta este a minutos de hundir tu barco, tratas de estar en pie aunque el mundo se esté desmoronando bajo tus pies, pero tratar y hacer son dos cosas diferentes. El ser cristianos no los hacía perfectos y mucho menos invencibles, ser cristiano te convertía en el blanco de los problemas y te coloca en el ojo del huracán.

Elian vuelve a hablar:

- Pero ¿Alguna vez Dios nos dijo que sería fácil? ¿Nos dijo que no tendríamos problemas? ¿Nos dijo que seriamos perfectos? ¿Nos dijo que no desfalleceríamos y que nunca sentiríamos que todo nos supera? ¿Nos dijo que podríamos solos con todo? – cuestiona con una sonrisa, Arlet niega.

- Dijo que tendríamos aflicción, pero que confiáramos en Él. Dijo que habría problemas sin embargo él nos libraría de ellas. También dijo que aunque fuéramos débiles su poder se perfecciona en la debilidad y que cuando sintiéramos que ya no podemos él estará allí, sosteniéndonos y peleando por nosotros. – dice Arlet, Elian asiente ante sus palabras.

- Que estamos atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperados; perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4:8-11. – repiten al unísono. No son fuertes son débiles, no son perfectos son imperfectos y sobre todo no son del mundo; son de Dios.

Escuchan las voces de los cazadores, encontraron el túnel. Los ven a unos pocos metros de ambos, voltean y todos los demás ya salieron. Elian coloca el último explosivo, toma a su prometida de la mano y apretando el botón circular que se encuentra en el lado derecho de sus botas activan la supervelocidad. Corren a una velocidad inhumana dejando a los cazadores; en cinco segundos el túnel colapsa y lo comprueban cuando sienten una pequeña replica infrasónica bajo sus pies parecido a un leve temblor.

Se detienen a unos metros del lugar y observan como los primeros pisos del edificio han colapsado llevándose todo el lugar por completo. Afortunadamente no se ha declinado para otros lados y al no haber nadie en la calle a esas horas, no hay danos peores. Se escucha un fuerte sonido proveniente de la torre más alta de la ciudad, el edificio presidencial. El sonido es como escuchar una orquesta, pero cuyo único instrumento usado son trompetas, es increíblemente fuerte que no sorprende que se escuche en toda la ciudad; este rebota en cada edificio y el eco que provoca hace que parezca interminable.

Saben lo que significa ese sonido, ya es medianoche, la cacería anual más grande de todas ha empezado y solo Dios sabe lo que esta traerá consigo. Es exacto decir que ese es el sonido de la muerte. Los chicos observan el Coliseo, cuyas luces varían entre rojas, doradas y negras; el color de la bandera de la ciudad. Ven como la bandera de Ciudad Coliseo, de manera holográfica, se eleva quedando a vista de todos, esta tiene una franja roja, en medio una franja color dorado y la última franja es de color negro; en el centro y de color blanco tiene la imagen de una corona con dos espadas cruzadas detrás de esa imagen.

Gritos y música ''triunfal'' por llamarla de alguna manera, resuena y luego de que la bandera está en el cielo por unos segundos, la imagen cambia al número tres, luego al dos y por último el uno; la palabra ''Es Hora'' escrita en mayúsculas se proyecta.

Un escalofrío pasa por todo el cuerpo de los chicos que, tomados de la mano, observan esa palabra que significa tanto, muerte y destrucción son solo algunos de sus significados. Se esperan lo peor.

Todos los escenarios son perturbadores. A la hora de asesinar cristianos, Ciudad Coliseo se pone muy creativa.

 A la hora de asesinar cristianos, Ciudad Coliseo se pone muy creativa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Esto se pone cada vez mejor. Los quiero mucho pero Dios mas.

P E R S E G U I D O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora