Capítulo XII

37 7 6
                                    

Cuando el atardecer está a punto de desvanecerse todos los refugiados se encuentran alrededor del árbol. Arlet se separa de Elian y se acerca a Honey para abrazarla, la morena le sonríe sincera y pasa su mano por la cintura de la pelinegra.

- ¿Estás bien? – pregunta Arlet, la morena está calmada y asiente ante la pregunta de su amiga.

- Estoy bien Arlet, no es la primera vez que paso por algo así. – dice refiriéndose a su padre -. Además siento que en estos tiempos y siendo quienes somos aprendemos a aceptar que las personas que amamos pueden irse cuando menos lo esperas, al menos me tranquiliza saber que no fueron las protagonistas de un espectáculo del Coliseo. – expresa la chica -. Lo que si me indigna es que me entere por otras fuentes que no me diste panqueques y ese es un golpe bajo Arlet. – expresa haciendo que la mencionada ría fuertemente, parece que el sentido del humor de Honey no se apagó.

- Yo no los hice, Arlan despertó a Elian para que le hiciera desayuno. – explica la pelinegra causando las carcajadas de la morena.

- Ese pequeño tiene más poder sobre Elian que yo, tiene que decirme su secreto porque doy lo que sea por probar las comidas de tu chico. – dice Honey sonriente.

- Arlan decidió quedarse con nosotros Honey, fue una especie de adopción muy extraña aunque se va a quedar con Elian por mientras nos casamos. – explica Arlet causando que Honey abra la boca de la impresión, un chillido sale de la boca de la morena y abraza a Arlet con fuerza.

- ¡Estoy muy feliz por ti Arlet! Ya tienes más razones para empezar a planear la boda y obviamente que estaré allí para ayudarte. – dice Honey contenta, al fin va a poder organizar la boda que su amiga ha estado reteniendo.

- Aún tenemos que fijar una fecha con Elian, pero creo que a causa de Arlan va a ser muy pronto. – explica la chica con sus ojos brillantes, la idea de casarse finalmente, le emociona.

- Espero que sí, me alegro mucho por ti Arlet eso sí que seré la organizadora pleca dama de honor, si no te vuelvo loca habrás fallado como novia. – advierte Honey con una sonrisa, la chica niega ante las locuras de esta, pero le alegra ver que está mejor, verla triste es algo que no le gustaría volver a ver.

El día desaparece dándole paso a la noche, el cielo grisáceo anuncia que el momento ha llegado. Yannick se acerca a Honey con la cadena de luces en la mano, su brillo no se enciende aún pues debe colocarse en el árbol para que pueda dar paso a la luz.

Honey se coloca a la par del árbol y habla:

- Creo que todos llegaron a conocer a mi madre y hermana, los nuevos tal vez no mucho. Eran increíbles y mi ejemplo a seguir, siempre se preocupaban por los demás y daban más de lo que debían. Ya no están aquí, se han ido, pero aunque todas las olviden yo no lo haré, las recordaré hasta que mi muerte llegue, las ame y las seguiré amando; siempre. – sus ojos están cristalizados, pero no ha soltado ninguna lágrima, su sonrisa no ha desaparecido.

Yannick empieza a cantar junto con Iliana, siguiéndole todo el refugio. Las voces se mezclan con el canto de los grillos y el viento que mueve las hojas del sauce.

«Ya tu alma expiró,
Ya tu vida se extinguió
Y en el cielo tú estás,
Conociendo a tu Señor.

Le amaste con fervor,
Le seguiste sin temor,
Proclamaste su amor,
Aunque el precio fue mayor.

Y ahora ya no estás,
En el cielo gozas ya,
Jesucristo te recibe allá,
Con amor en su hogar.

Sin tinieblas, solo hay paz,
No más dolores, no más pesar,
En los brazos del Señor,
Ahora disfrutas de su amor.»

Las lágrimas caen por las mejillas de muchos antes los recuerdos de los ya se han ido, el ambiente nostálgico y melancólico le da un sonido más sublime a la canción mientras se sienten un conjunto inexplicable de emociones ante la letra de esta.

Terminado el canto Honey toma la cadena de luces y la coloca en una de las ramas derechas del árbol, estas se encienden de inmediato al igual que empiezan a hacerlo todas las que ya estaban allí, las luces encienden el lugar y ese aspecto glorioso y mágico da la impresión de que las estrellas han bajado del cielo para reunirse en el refugio. Esa es la manera de recordarles como luces que aun en su último día no dejaron de brillar.

Pasados unos momentos las personas, luego de darle sus condolencias a Honey, se retiran del lugar; otros se quedan allí recordando a sus seres queridos que ya no están. Esa es la particularidad de este lugar todas las noches cuando las luces empiezan a encenderse es como si ellos no se hubieran ido, tienen el constante recuerdo de los ya fallecidos y no de una manera dolorosa si no pacifica e inmarcesible, al menos así lo sentía Arlet. Honey ya se ha retirado al igual que Elian y el pequeño Arlan.

Arlet se queda un poco más, quieta, tranquila y sintiéndose arropada por la presencia de su Dios, indolora.

Cuando la chica está saliendo es estampada por el mismo chico con el que se había tropezado su prometido el día que habían lavado los platos.

- Lo siento. – se disculpa rápidamente Arlet.

- Fue mi culpa, no te preocupes. – replica él con una sonrisa tímida, analizándolo puede definir mejor su rostro, mandíbula afilada pero cara aniñada, con sus ojos color azul electrizantes y cabellos negros como la noche -. La chica, Honey Sharts ¿es tu amiga? – pregunta él hacía Arlet.

- Sí. – responde la pelinegra -. Por qué? – cuestiona.

- Conocí un poco a su hermana, me dijeron que ella murió junto con su madre, pero cuando vi a Honey entrando al lugar esta mañana el parecido me pareció escalofriantes. – Arlet ríe, ella y su hermana eran muy parecidas, pero hay algo que la extraña y es que el chico menciono que la vio entrando al refugio, aun así trata de no confundir hechos y pregunta:

- ¿Dices que la viste entrando al refugio esta mañana? – pregunta, el muchacho asiente.

- Si, hoy era me dieron permiso de salir junto con los encargados de traer suministros y la vi entrar casi al mismo tiempo que nosotros, siete y media, creo. – explica el chico, Arlet se extraña, pero no se preocupa, probablemente solo quería despejarse –. Bueno, tengo que irme, un placer conocerte Arlet, por cierto me llamo Elix. – se despide él, la primera pregunta que se hace Arlet es como sabe su nombre, pero lo descarta, de seguro muchos saben quién es.

Se despide del chico, Elix, con una sonrisa y se encamina al comedor para cenar y posteriormente, luego de despedirse de su prometido y de Arlan con un beso, irse a dormir.

Se despide del chico, Elix, con una sonrisa y se encamina al comedor para cenar y posteriormente, luego de despedirse de su prometido y de Arlan con un beso, irse a dormir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
P E R S E G U I D O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora