Capítulo XIV

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Todos llegan a la sala de mando, en donde el sonido de llamadas entrantes se escuchan por doquier, los operadores contestan todas las que pueden, pero la línea de ayuda para cristianos no se daba abasto.

- Es un caos. – menciona Elix hacia los demás, estos asienten ante su dicho, era un desastre y con justa razón, el aniversario era el peor, así como iban a Arlet le extrañaba que todavía quedara más cristianos allí afuera. Sabía que la Ciudad y los cazadores no se detendrían hasta que no quedara uno solo de ellos y eso preocupaba a la chica porque ellos todavía seguían con vida y no le sorprendería que un día los cazadores entraran por las puertas del refugio y los asesinaran a todos, mientras tanto solo rogaba para que ese momento no llegara tan pronto.

- Enviamos a todos los refugiados que podemos, pero aun así hoy no nos damos abasto. Los quiero a todos ustedes listos en cinco minutos, tiene una misión de rescate y transportación de al menos veinte personas, roguémosle a Dios para que todos vuelvan con vida. – dice Yannick dirigiéndose a Elian, Arlet, Honey y Elix. Los chicos asienten, aunque Elian retiene a su prometida mientras los dos chicos se van a alistar.

- ¿Qué sucede cielo? – pregunta Arlet a su prometido, quién está notablemente preocupado pues se pasa la mano por el cabello constantemente.

- Siento que algo malo va a pasar Arlet. – dice el chico causando que Arlet lo vea a los ojos.

- ¿Por qué lo dices? ¿Qué te preocupa?

- Elix es nuevo aun Arlet y aunque me llevé bien con él, su pasado me hace desconfiar, fue funcionario del Coliseo bien podría ser un infiltrado. Por eso se requieren meses de preparación para que un refugiado se una a los misioneros. – una forma de llamar a los agentes de campo que se encargan de las misiones de rescate para cristianos -. Primero debemos conocerlo mejor y ver cuáles son sus intenciones Arlet. En estos tiempos no podemos confiar en nadie cielo, hay muchas vidas en riesgo y mucho que perder.

Tiene razón, los riesgos de que un novato partícipe en una misión son grandes, porque todo podría salir mal y las vidas de las personas afectadas caerían sobre los hombros de ellos.

- ¿Qué quieres hacer? - pregunta la chica a su prometido.

- No podemos sacar conclusiones antes de tiempo Arlet, pero debemos mantener los ojos abiertos. Ya hemos pasado por esto antes cielo, esa vez no fue nuestra culpa, pero si esto se repite por nuestro descuido seremos culpables de todas las vidas que se pierdan. – Arlet lo sabe. Un misionero que tenía casi diez años en el refugio resulto ser un traidor, varias personas a lo largo del tiempo en el que él estuvo fueron asesinadas y el refugio no se enteraba, pero es que nadie lo veía capaz de hacer algo así.

Él tuvo un accidente manejando un aeroauto mientras se dirigía a una misión de rescate, hasta que sacaron todas sus pertenencias de su habitación se dieron cuenta de lo que hacía. Afortunadamente no era un empleado del Coliseo, más bien decidió vengarse del refugio por la muerte de su esposa, cosa de la cual el refugio no tuvo culpa pues en una de las salidas de ella los cazadores la atraparon y asesinaron.

Pero esta vez podría ser peor pues si Elix trabaja para el Coliseo podrían ser descubiertos y todos los integrantes del refugio estarían en peligro.

- Estaré pendiente, debemos actuar normal Elian, si tienes razón esto podría ser lo más peligroso que haya pasado el refugio. No podemos acusarlo pero estaré atenta.

El chico asiente, no quiere que nada malo pase, sabe que todos los que entran al refugio son un posible potencial de ataque y en ese caso solo puede rogarle a Dios que nada de lo que está pensando sea verdad. Miles de vidas en riesgo, miles de blancos del Coliseo y pocos misioneros.

- Hay algo más que quería decirte. – dice el chico hacia su prometida -. ¿Crees que ya podamos establecer una fecha para la boda? – el corazón de la pelinegra parece querer salirse de su pecho, era lo menos que esperaba oír y más después de esa conversación que acababan de tener.

- ¿Qué? – son las únicas palabras que salen de la boca de Arlet ante las cuales su prometido sonríe.

- Hace ya dos años que estamos comprometidos cielo, tenemos seis años de novios y te conozco desde los once; no veo porque seguir retrasando la boda. Aunque si tú no quieres... - no termina de hablar pues su prometida lo interrumpe con un beso en los labios.

- ¿Crees que si no quisiera casarme contigo te hubiera dicho que si cuando me lo propusiste? – él sonríe ante las palabras de ella -. Tú solo di un día. – expresa ella.

- ¿Qué te parece dentro de tres meses, en otoño? – propone -. Sé que es tu estación del año favorita.

- Dentro de tres meses entonces. Eso sí que no me dejaras sola planificando la boda y menos con Honey, tú también tendrás que enloquecer conmigo, no me imagino todo lo querrá hacer y deberás estar allí al menos dándome apoyo emocional. – el chico lanza una carcajada ante lo dicho por ella. Arlet lo observa reír, contempla los hoyuelos que se le forman cuando lo hace. Ve su mirada castaña brillante, esa simple mirada que la vuelve loca y esa hermosa risa que la hace feliz con tan solo escucharla.

- Te acompañaré en tu sufrimiento. – dice él -. Te amo. – expresa a continuación mirando los hermosos ojos de la chica que lo vuelve loco, puede ver el sonrojo en las mejillas de la pelinegra a causa de su nívea piel.

- Yo también te amo. – susurra Arlet -. Ahora démonos prisa, tu padre nos dio cinco minutos para estar listos y creo que ya nos pasamos.

Ellos se dirigen hacia los vestidores tomados de la mano. Por fin luego de la espera, los obstáculos y los problemas podrán casarse. Si, los obstáculos seguirán existiendo y probablemente sean mucho mayores, pero saben que juntos y con Cristo son invencibles. El tiempo en el que les tocó vivir no es el mejor y lo saben, pero no tiene sentido cerrarse ante las oportunidades, en este caso el amor, solo por miedo a que las cosas salgan mal.

Porque nada es perfecto, pero de la mano de Dios es más fácil continuar caminando, confiando en que su inmarcesible amor los seguirá guiando. Hoy, mañana y siempre.

 Hoy, mañana y siempre

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