Capítulo XXXVIX

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Cuando al fin logran salir del túnel llegando al fin a la superficie y al refugio la imagen que se encuentran no es para nada lo que esperaban. Se escuchan gritos agudos, llantos estridentes y voces suplicantes. El sol de la tarde ilumina el lugar y los rayos del sol caen sobre los cuerpos de varios refugiados quiénes están tirados en el suelo, en un charco de sangre y sin vida.

Ven a las personas correr de un lado a otro mientras cazadores los persiguen y les disparan sin duda alguna. Las respiraciones agitadas de los chicos y la impresión de lo que sus ojos están presenciando les impide moverse de donde están. Ven a un sujeto entrar por la puerta principal del refugio al que Elix y Fierce reconocen como Traian Raclaw, el presidente de Ciudad Coliseo, y al verlo allí todo empieza a cobrar sentido. Sabían que siendo una fecha especial para él no se conformaría con un simple espectáculo en el que solo dos personas murieran y sus sospechas se confirman al observar drones sobre todo el lugar obviamente filmando la matanza.

Rápidamente los chicos buscan donde esconderse y siguiendo a Elian se dirigen a las cabañas, las cuales aún no están siendo revisadas pues se están concentrando en acabar con todos los cristianos primero.

Se adentran en la cual era la cabaña de Arlet y Elian, estando todos dentro Elian cierra la puerta con seguro, cosa que no durará mucho, pero al menos les dará una sensación de seguridad, al menos por un segundo. Arlet se abraza a Elian, llorando y sin poder controlar los espasmos de su cuerpo a causa del llanto, los ojos del chico están empanados y dejando caer las lágrimas sobre sus mejillas, mojando algunas el cabello de Arlet.

Elix está con la mano en la boca de alguna manera reteniendo el grito que se quiere escapar de sus labios. Fierce solo tiene la mirada perdida sin saber cómo sentirse o como expresar el torbellino de emociones.

- ¿Cómo fue que paso todo esto? – pregunta Arlet entre llantos.

- Al parecer los cazadores usaron los túneles para entrar sin que los esperaran, cosa que ha funcionado.

- ¿Quién era el sujeto que entro? – pregunta Elian hacia los chicos.

- Traian Raclaw, presidente de Ciudad Coliseo. – responde Fierce para luego golpear con su puno una de las paredes de la cabaña -. Sabía que no se conformaría con un simple espectáculo, pero no me imagine algo como esto. – explica con enojo contenido, definitivamente Traian había superado todas sus expectativas, que ya eran altas de por sí. Nunca hubiera pensado que atacaría al refugio y ordenaría la muerte de todas esas personas sin pestañear, a sangre fría.

Así era Ciudad Coliseo, disfrutaba del espectáculo y solo imaginaba los gritos de victoria en el Coliseo donde se estaba transmitiendo toda esa matanza. Nunca había sentido tanta rabia para con la raza humana, más específicamente con los ciudadanos de la ciudad, porque aunque miles de vidas eran asesinadas ellos no sentían el mínimo remordimiento más bien disfrutaban de dicho acto para luego promover obras caritativas o fundaciones de ayuda, cinismo puro. Así definiría a esos seres humanos: cínicos.

- Tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos aquí esperando a que nos encuentren. No podemos ser cobardes ahora, hemos pasado por mucho y es hora de demostrar que somos valientes. Ayudaremos a todos los que podamos y debemos encontrar un lugar seguro al que podamos llevarlos. – ordena Elian, no es momento de rendirse, hay que seguir adelante.

- Arlan. Debemos encontrar a Arlan, no puedo pensar en que él esta...- el sonido de un objeto impactando con el suelo los alerta. Se dividen para ver que fue. Elian se dirige a las habitaciones, abre la que sería la suya y de Arlet, pero no hay nada.

Abre la otra puerta, la habitación de Arlan, y se encuentra con un libro, que estaba en la mesa de noche, caído en el suelo. Se agacha para recogerlo, pero un sonido ahogado proveniente de debajo de la cama, lo alerta. Levanta la sabana y se encuentra con el rostro de Arlan, sus ojos están llenos de lágrimas y tiene sus manos tapando en su boca. Al ver a Elian sale rápidamente de debajo de la cama y se estampa contra él, llora y los sollozos no se detienen mientras abraza a Elian con fuerza sin querer soltarse, sin querer que él se vaya.

- Yo creí que me habías dejado solo. Por favor no te vuelvas a ir, nunca. – dice entre hipidos y lágrimas. Elian deja escapar lágrimas mientras acaricia su cabeza.

- Te amo. Te amo demasiado. – es lo único que puede decir, no puede prometer nada, él lo sabe, así que simplemente expresa su amor hacia él, su pequeño.

Sale del cuarto con Arlan en sus brazos, Arlet al verlo se estampa contra él abrazando a ambos al mismo tiempo y sin poder contener las lágrimas de emoción. Elix sonríe al ver la escena, sin embargo el sonido de una fuerte explosión retumba en todo el lugar y los devuelve a la realidad.

- Tenemos que salir de aquí ahora. – recuerda Fierce -. Solo que ¿A dónde iremos? – pregunta, no tienen lugar al cual volver.

- ¿Iremos? – pregunta Elix -. ¿Vendrás con nosotros? – interroga, confundido.

- Estoy con ustedes desde que hice esa llamada. – responde con firmeza, los demás sonríen.

- Podemos ir a la casa del padre de Arlan, la cabaña está desocupada y no hay nadie ahí, además de que es el mejor lugar disponible y al que podemos llegar más rápido. – propone Arlet, Elian asiente, de acuerdo con la idea.

- Muy bien, debemos apresurarnos, más aún si queremos sacar a más personas de aquí. – recuerda Elix.

- Tenemos que encontrar a mis padres y ayudar a los demás que queden. Tenemos que ayudar a todos los que podamos. – expresa Elian, su voz suena ahogada y como no, preocupada.

Sus vidas no volverán a ser las mismas nunca más, el refugio ya no será al lugar al que volverán luego de un día cansado, su "rutina" que llevaban no será la misma. Eso parecía ser demasiado irreal, su normalidad se había derrumbado en un segundo, sin esperarlo, sin sospecharlo, solo sabían que después de ese día nada volvería a ser como antes y eso asustaba.

Pero solo podían confiar en Dios porque sus fuerzas se estaban acabando y él era el único que podía renovarlas.


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