Capítulo XX

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Elian observa el mapa que tiene en su mano, detrás de la pared del lugar en el que se encuentran Arlet saca la mitad de su cabeza cada minuto para ver si no hay cazadores.

- Saldremos en parejas para no llamar la atención. Arlet y yo iremos de primero y Elix junto con Honey irán de últimos, así estaremos pendientes de todos. – informa Elian, todos asienten.

Los cristianos empiezan a dividirse en parejas, hay un solo grupo de tres que consta de los dos niños pequeños y la que probablemente es su madre. Las caras de los pequeños no muestran terror alguno más bien sonríen como si estuvieran a punto de sumergirse en una mágica aventura, sin saber que en vez de una aventura podía ser su último día en la tierra.

Arlet y Elian salen tomados de la mano, las calles hace un segundo se encontraban repletas y el resplandor de las luces de los edificios podía dejarte ciego, pero ahora el lugar estaba vacío y solo las lámparas flotantes que se encontraban en cada esquina de la ciudad estaban encendidas. Era extraño, completamente extraño. Una alarma empezó a sonar, el sonido que provocaba era ensordecedor y un destello que comenzó por encima de la ciudad invadía poco a poco el lugar.

El destello de color azul eléctrico empezaba en la cima dl edificio más alto y una especie de circunferencia cayó sobre toda la ciudad, envolviéndola. Era semejante a un campo de fuerza que, aunque había encerrado Ciudad Coliseo por completo, no desaparecía su resplandor azul eléctrico. Estaban atrapados, sin embargo los túneles no se veían afectados por el campo de fuerza, ya que eran subterráneos, obviamente. Sin embargo los cazadores ya sabían que ellos estaban ahí ¿Por qué otra razón activarían la protección? Alguien les había advertido de su presencia.

Un zumbido parecido al que hacen las abejas empezó a escucharse y cuando la imagen que lo provocaba se hizo visible, pudieron ver que eran drones circulares, de tamaño mediano con un ojo de cámara en el centro y un pequeño punto rojo sobre este que indicaba que la cámara estaba encendida. Ellos acababan de convertirse en el espectáculo principal del Coliseo y solo podía terminar de dos formas: vivos o muertos. Siguieron andando, esperando que fuera una broma o quisieran asustarles, pero los drones los seguían y ya no quedaba duda de que ellos eran el objetivo.

- Honey, Elix que no salga nadie de donde están. Saben que estamos aquí. – informa Elian, por medio del intercomunicador, a los chicos. Tomado de la mano de Arlet corren por las calles de la ciudad vacía, tratando de perder a los drones.

- ¿Quiénes lo saben? ¿Los cazadores? – pregunta Honey de vuelta. Elian jala a Arlet y ambos entran a uno de los tantos edificios de la ciudad el cual estaba abierto y sin guardias en él, ya que siendo Ciudad Coliseo un lugar seguro no tenían miedo de dejar los edificios sin seguridad.

- Todos Honey, toda Ciudad Coliseo sabe que estamos aquí y acabamos de convertirnos en su espectáculo principal. Hay drones grabándonos, no salgan. – el edificio era enorme y de cristal a excepción de los soportes, los cuales eran de metal. Al entrar al lugar el cristal se volvió negro impidiendo que vieran si los drones estaban fuera, el edificio era un centro comercial, había dos ascensores en las cuatro esquinas de este, sumando ocho en total, además de un ascensor que estaba en el centro del lugar el cual subía por un rectángulo enorme de cristal y era el único que llevaba a la azotea del centro comercial.

El centro comercial tiene pisos de cerámica marmoleada y lámparas redondas, del tamaño de una pelota de futbol, colgando individualmente del techo. Varios muebles rectangulares de colores blanco, negro y gris se encuentran ordenados por todo el primer piso.

No hay cajas registradoras simplemente hay al menos cincuenta rectángulos de acero, de medio metro de altura y de un grosor de veinte centímetros, los cuales poseen un lector de códigos barras. Para hacer compras funciona de esta manera: el centro comercial tiene una aplicación que posee un escáner de códigos y por medio de tu teléfono escaneas el código del producto que desees comprar. 

Cuando ya tengas que irte colocas tu muñeca, en la cual tienes grabada tu identidad, frente al lector del rectángulo de acero el cual lee tu identificación y automáticamente cobra el dinero a tu cuenta bancaria. Esto hace tus compras más rápidas y, aunque suene un poco antisocial, sin necesidad de tener contacto humano.

- Elian ¿Dónde están? – pregunta Honey -. Los drones no encontraron, decidimos separarnos, Elix se llevó a una parte del grupo y yo estoy con la otra. Pero estoy con los pequeños y somos muchos, necesitamos reagruparnos y salir de aquí. – Honey tenía razón, por separado perderíamos más tiempo intentando escapar así que debíamos reunirnos.

- Te enviaré mi ubicación. – informa Elian, los trajes tenían un rastreador en el cuello y al encenderlo se le daba tu ubicación a las personas que también tenían un traje. La señal llegaba a los intercomunicadores y una voz te decía el camino que debías seguir para llegar al lugar donde estaba tu compañero. Extraño a decir verdad, ¿no pensaron en pulseras o GPS?

Mientras esperan a Honey, Elian se sienta en uno de los muebles de la entrada y revisa el mapa de la ciudad. Arlet se coloca a la par suya y su prometido pasa su brazo sobre sus hombros, el cabello rubio de Elian se encontraba alborotado y se le notaban ojeras bajo sus cansados ojos las cuales eran difíciles de ocultar y fáciles de percibir a causa de su piel clara.

Y es que los desafíos a los que se enfrentaban cada día les pasaban cuenta a sus cuerpos y mentes, al final de cada misión resultaba imposible para muchos poder conciliar el sueño pues las imágenes desgarradoras que veían se reproducían como película en sus mentes e invadían sus pensamientos esas escenas crueles que los seguidores de Jesús tenían que pasar.

El consuelo solo podían encontrarlo en constante comunión con su Señor, en la espera de que se cumpliera la siguiente promesa: ... Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan 14:3.


Semana de exámenes y muchas tareas, esa es mi excusa

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Semana de exámenes y muchas tareas, esa es mi excusa. Besos, los quiero mucho pero Dios más.

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