La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.
No podía respirar... No podía mirar...
Yo debía estar ahí, ¡yo debería...!
―Aguanta ―me dijeron.
Y aguanté.
Cerré los ojos con fuerza e intenté acallar mis propios pensamientos que me torturaban sin cesar. Me aferré al brazo de Nate clavando mis uñas en él y deseé con todas mis fuerzas que aquella horrible pesadilla acabase para poder sentir de nuevo la calidez de Carmen a mi lado. Necesitaba sentir sus manos sobre mis mejillas y oír sus carcajadas que me contagiaban el espíritu jovial que tanto la caracterizaba. La necesitaba de vuelta como el aire para respirar.
¿Por qué? De todas las personas que había en el planeta, ¿por qué ella?
No podía seguir mirando el ataúd por mucho que lo intentase. Tengo que alejarme. Estaba al borde de las lágrimas, de saltar hacia el hoyo y abrir el féretro para ver su rostro una última vez. Poco a poco caminaba hacia el límite de mi propia cordura al estar ahí parada entre personas que no conocía.
Tenía que ver una vez más su cuerpo para creer finalmente que se trataba de ella. De mi Carmen, de mi mejor amiga, de mi alma gemela, de mi media naranja... Mordí mi labio inferior para reprimir los gritos que luchaban por salir, aquellos que aumentaban en mi interior minuto tras minuto. Mi alma lloraba por la pérdida, pero mi memoria se negaba a creer en ello.
No podía ser cierto.
A mi alrededor, mientras yo luchaba por no derrumbarme allí mismo, la gente empezó a repetir las palabras del cura que presidía la misa en honor a la jovencita, así la había llamado él, que había abandonado el mundo de los vivos en medio de una tragedia. Una jovencita... Tan siquiera se había esforzado por aprenderse su nombre.
Hundí mis uñas en la palma de mi mano. Esta pesadilla tenía que finalizar por mi bien.
―No hagas eso ―dijo Nate a mi lado―. Ten cuidado.
―Esto no es real.
―Sí lo es, ya viste el video.
El famoso video... Claro que lo había visto, igual que medio Internet.
Carmen estaba en pleno directo en YouTube cuando fue asesinada a sangre fría, delante de veinte mil personas que no creían cierto lo que sus ojos estaban viendo. Cientos de comentarios, miles incluso, riendo y bromeando... Habían presenciado un asesinato y se burlaban de ello subiendo gifs de humor negro y compartiendo el clip por Twitter. La primera vez que vi el fragmento no sabía que era Carmen, menos aún como acababa. Vomité y me desmayé delante de mi familia. Desperté un día después con la noticia de que Nate, Sandra y Amanda habían tomado sus respectivos vuelos para volver al pueblo, al lugar donde todo comenzó.
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Caos
ParanormalCaótico. Ambicioso. Oscuro. Sensual. No hay adjetivos suficientes para describirlo. Es un monstruo que yo misma liberé. Un deseo que me condenó al peor de los pecados. Y ahora que ha vuelto buscando venganza, sabe que caeré en sus garras porque no p...