Aunque no lo parezca ya a estas alturas de la historia, siempre me gustó luchar mis propios combates, defenderme contra aquello que intentaba hacer daño a mí o a los míos, arriesgándome a pisar la fina línea que separaba la vida y la muerte con la seguridad de salir victoriosa del encuentro. Sin embargo, por más que quisiera que así fuera, no lo era. Me ocultaba tras otros al momento de la verdad, apoyándome en ellos y repartiendo el peso de mis decisiones. Caos había soportado mucho por mí, igual que Cristian y otros antes que él. Y ahora Alister se debatía por esa posición.
Había ignorado mis palabras en la enfermería, en las que le pedía expresamente que no se metiera en mis problemas, aunque ahora tendría que estar agradecida porque lo hiciera.
Mientras Cristian o él estuviesen presentes, Max no sería un completo capullo conmigo y se comportaría de la mejor manera que podía esperar. Algo que ya le había visto hacer, refunfuñando y maldiciendo en voz baja, cuando los dos grupos nos encontramos en el bar de música latina, para después ir a la Orquídea, donde le había descubierto bastante entretenido entre las piernas de Sandra.
Era una buena idea, la de Alister, aunque no pensase admitirlo.
Eso sí. Entraba en conflicto con la manera en la que debía desarrollarse "ese magnifico plan". Encerrada en una habitación tres tíos del todo peligrosos, cada uno por un motivo distinto. Con sus ojos sobre mí, sin ninguna forma de escapar, atrapada bajo el pretexto de hacer ese dichoso trabajo con Max.
No era descabellado, menos aún exagerado, considerarlos peligrosos.
Alister era la reencarnación de la tentación, el avatar del deseo, y los inútiles intentos de escaparse de su hechizo eran eso, inútiles, porque el muy maldito conocía el efecto que tenía en la gente y lo aprovechaba en cualquier ocasión. Max suponía el problema más directo, dado el reciente historial, incluso anteponiéndose a Caos, al ser el motivo que nos había llevado a esa habitación. No podía volver a la enfermería, no si mis visitas duraban tan poco por mi misteriosa rápida recuperación. Por el bien de mi disfraz, mantenerme lejos de ese lugar era lo más prudente. Y luego estaba Cristian. Él podía no recordar su anterior vida, pero su presencia a mi alrededor suponía un peligro que no estaba dispuesta a tolerar por mucho tiempo, no si dependía de mí.
My dear, saltas de un problema a otro. Esa costumbre tuya no la pierdes con facilidad.
No sabría decir si el precio que tenía que pagar por la ayuda de Alister era justo, o simplemente, representaba mi gran bancarrota.
Nate apostaba por lo segundo, y durante lo que pudieron ser treinta minutos, se enfocó en enumerarme los motivos por los que no podía quedarme solas con Max en la habitación, o incluso con el propio dueño del cuarto. Asentí a cada comentario que hacía, sin mucho más que decir. En parte, tenía razón, y por otra, seguía teniéndola.
Mis encuentros con Alister no habían pasado desapercibidos por el grupo, ya me lo había confirmado Andrés al hablar abiertamente de ello cuando me quedé en mi cuarto para descansar dados los horribles dolores de mi periodo. Y con mueca que hacía, Nate seguía confirmándolo.
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Caos
ParanormalCaótico. Ambicioso. Oscuro. Sensual. No hay adjetivos suficientes para describirlo. Es un monstruo que yo misma liberé. Un deseo que me condenó al peor de los pecados. Y ahora que ha vuelto buscando venganza, sabe que caeré en sus garras porque no p...