― Cristian―
Seguía viéndose hermosa con el pelo corto.
Era como visitar tu lugar favorito después de muchos años. Golpeado por la nostalgia, el cambio y el resentimiento de notarlo distinto a lo que recordaba. El gran golpe venía de este último, y lo sentía en el fondo de mis entrañas, corrompiéndome con una lentitud que quemaba, mientras mis ojos reposaban en la mujer que dormía tranquilamente a mi lado.
Tenía que odiarla.
Había muerto por su culpa, y seguiría estándolo de no ser por Caos.
Pero era tan bonita...
Siempre lo había sido por mucho que ella se repitiese que no, que no era más que una chica con suerte que encandiló a los únicos hombres con los que se había atrevido a sentir más que atracción. Ella tenía miedo de amar porque en el fondo se odiaba a sí misma, a las imperfecciones de su cuerpo y su forma de ser. Podía poseer un grupo de amigos con los que se sintiese cómoda, o una pareja que la aceptase sin reparos, y aun así, su mente no dejaría de ser dura con ella.
Y tan bien que la conocía, sabía que estos años no habían sido fáciles para ella. Su reacción al enterarse de que seguía vivo, en sus primeros días como Marcus, cuando tuvo el ataque de nervios en el pasillo y Nate la arrastró lejos de mí, confirmaba mis sospechas y aseguraba mis teorías.
Esperaba que eso me reconfortase pero me dolía conocer su pesar.
No tenía que dolerme. Y aún así, lo hacía...
―Si sigues mirándola de esa forma, acabarás despertándola ―murmuró Caos detrás de Emma, sentado sobre las sábanas y con la espalda apoyada en el cabecero―. Aunque me sorprende que todavía no lo haya hecho...
―No la estaba mirando ―mentí, apartando mi mirada del objeto de mis desdichas y de mis anhelos para dirigirla al brujo y encontrarlo sonriéndome―. Bueno, puede que un poco.
―Puede que mucho.
―Valeee... Sí, lo hacía.
Había estado cerca de tocarla al abrir los ojos para cerciorarme de que estaba ahí, dormida a mi lado, y tan tranquila que parecía irreal con todo lo malo que nos trajo hasta aquí. Igual que ella hizo en el apartamento, antes de que me rindiese a la suavidad de sus labios y la tocase como tantas veces había recreado en mi mente, en mis sueños.
Dios, si tan solo pudiese repetirlo una vez más... Y llegar hasta el final.
―Caos, más allá del beso que compartisteis, ¿tuviste otro acercamiento con ella? ―indagué, extendiendo la mano hacia su cuello.
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Caos
ParanormalCaótico. Ambicioso. Oscuro. Sensual. No hay adjetivos suficientes para describirlo. Es un monstruo que yo misma liberé. Un deseo que me condenó al peor de los pecados. Y ahora que ha vuelto buscando venganza, sabe que caeré en sus garras porque no p...