Capítulo Ⅳ

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Tom

Me despido de mis colegas y salgo rápidamente del local. El aire frío de Londres me recibe con fuerza. Miro el reloj que tengo en la muñeca, el cual marca las siete y quince.

Okey, con algo de suerte llegaré a tiempo. Aquel parque no queda lejos de donde estoy.

Voy al aparcamiento, busco mi auto y me subo en él. Sonrío para mis adentros, el mundo es tan pequeño, esta mañana vi en las noticias el rostro de la señorita _____, mejor conocida como una de las guionistas de "Thor: Un mundo oscuro".

El recuerdo de ayer viene a mi mente como un torbellino. Ella, con su cabello largo y oscuro como aquella noche, su ojos brillantes, sus labios entreabiertos a causa del cansancio y sin mencionar al pequeño Max entre sus brazos.

Debería agradecer su lindo gesto de algún modo, tal vez, si acepta, podría llevarla a cenar esta noche. No es una mala idea.

Al cabo de un par de minutos diviso el parque donde me topé con la morena y me estaciono. Bajo de mi vehículo y busco con la mirada a una joven de cabellos oscuros con ligeras ondas en el.

No hay prácticamente nadie por los alrededores, es una zona bastante tranquila. Recorro el parque con mi vista y mis ojos recaen en una señorita sentada en una banca, completamente inmersa en el libro que tiene entre sus manos. Me acerco a ella.

—¿Señorita _____?— La joven pone un separador de paginas en su libro, logro ver la portada de este fugazmente. Es de Shakespeare, tiene buen gusto sin duda.

—Oh, buenas noches Thom...— Levanta su mirada y se queda en mitad de la frase. Lleva unos lentes negros sobre el puente de su nariz, de los cuales no me había percatado de su existencia. Estoy seguro de que ayer no los llevaba.

Madre de Dios—. Al parecer mis sospechas de anoche eran ciertas, no es de Inglaterra, su voz suena demasiado natural como para que el español no sea su lengua materna.

Sinceramente, su voz en aquel idioma suena excelente.

—Ehh, lo siento, es... eres...— Se quita sus lentes y mira a través de ellos, como si comprobara que estos estén funcionando bien. Su rostro muestra una incredulidad algo graciosa a mi parecer.

La observo con detenimiento, es bastante linda.

—Señorita _____, ¿está todo bien?— Aprieto los labios intentando no reír, se ve tan nerviosa.

—N-no, digo si, es solo que me tomó por sorpresa, mi vista no es de las mejores y sin mis lentes a penas y puedo ver lo que tengo a dos palmos de mi cara, no sé como logré leer su nombre en su identificación anoche. No sabía que era "aquel" Thomas, ya sabe, el actor, el hombre que me...— Se detiene abruptamente. La miro con atención mientras muerde su labio inferior con fuerza y no puedo evitar que mis ojos se dirijan hacia ese gesto.— Thomas Hiddleston, en fin, usted—. Me señala con ambas manos.

Creo que entiendo su punto, eso explica un poco su sorpresa al verme. Me pregunto si será fan mía, aunque eso haya sonado algo presumido de mi parte, no me molestaría que así fuera.

Es agradable toparse con personas que aprecian tu trabajo y lo es aún más si aquella persona es una joven tan encantadora como ella.

—Bueno, usted también me tomó por sorpresa, tengo ante mi a una de las guionistas de la próxima película de Marvel—. La miro directamente a los ojos, son algo hipnotizantes, es como si las mismísimas estrellas estuvieran impregnadas en ellos.

Son de un color que he visto cientos de veces, pero que por alguna razón los de elle me llaman muchísimo la atención, se ven tan llenos de vida y de emoción.

—Yep, esa soy yo—. Se pasa el cabello detrás de su ojera izquierda y esquivando mi mirada—. Por cierto, aquí tiene, la lavé—. Me extiende una bolsa, donde supongo que debe estar mi chaqueta—. Gracias por prestármela, fue muy lindo de su parte—. Dice bajando su tono de voz en la última frase.

¿Es idea mía o mi presencia la intimida? Ahora es mucho más tímida, no es que me desagrade, pero ya que seremos compañeros de trabajo me gustaría que estuviera más cómoda a mi lado.

—Señorita ______—. Ella levanta su mirada hacia mi, mi cerebro se queda en blanco por un momento, como si el simple hecho de tener su completa atención cortara algún tipo de circuito dentro mío. Borro ese pensamiento—. Me preguntaba si le gustaría cenar conmigo esta noche—. Suelto sin más.

Su cara es un poema, como si un y mil pensamientos pasaran por su cabeza. Aprieto mis labios, algo nervioso. Espero que acepte.

—A-ah, si, claro. Me encantaría—. Asiente rápidamente y me entrega otra de sus sonrisas.

Le devuelvo el gesto encantado. 

 —Excelente, conozco un restaurante muy bueno cerca de aquí. Por favor, acompáñeme a mi auto—. Doy unos cuantos pasos y ella me sigue—. Y dígame señorita _____, habló español hace un momento ¿debo suponer que no es de aquí?

Tenía que hacer la pregunta, la curiosidad me carcomía por dentro.

—Así es, de hecho soy de Latinoamérica, precisamente de ____, obtuve una beca para la universidad cuando terminé la secundaria y mi padre hizo todo lo posible por traernos aquí—. Su rostro cambia al mencionar a su padre, su mirada se llena de amor.

Es algo muy fácil de notar. No puedo evitar pensar que es un gesto adorable.

—Tuvo que haber sido difícil para ustedes—. Personalmente he viajado a varios países, pero nunca para quedarme a vivir, mi hogar siempre estará aquí, en Londres, junto a mi familia.

No me me puedo imaginar lo tedioso que tuvo que haber sido para los dos.

—La verdad es que si, las primeras semanas fueron horribles, mi inglés era básico, al igual que el de mi padre, así que tuvimos que practicar bastante. Felizmente, él pudo conseguir un empleo y yo también, aunque claro, el mío era a medio tiempo por mis horarios de la universidad. Pero todo eso valió la pena, aunque ser guionista nunca estuvo dentro de mis planes, es como un sueño hecho realidad.

Voltea a verme con una sonrisa reluciente. Es sin duda admirable, dejar todo atrás de esa manera tuvo que conllevar mucho valor de su parte.

Su sonrisa es tan contagiosa que no puedo evitar sonreír junto a ella.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora