Capítulo ⅩⅩⅩⅠⅤ

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Tomas una enorme bocanada de aire al escuchar los gritos de la gente fuera del auto en el que se encontraban.

Sentías tu cuerpo temblar ante los nervios.

¿Qué tal si te tropezabas en la alfombra roja que había en la entrada del lugar?

Una y mil maneras de quedar en ridículo enfrente de todas aquellas personas con sus cámaras apuntando hacia tí te producían revoltijos en el estómago.

—Tranquila. Todo saldrá bien, pequeña.

Tom toma una de tus manos y besa los nudillos de esta con dulzura, sin despegar sus ojos de los tuyos.

Su mirada llena de amor te provocó una pequeña sonrisa. Su voz tranquila y grave era música para tus oídos. Ahora enfrentar a todos esos paparazzi y fans ya no parecía tan terrible.

Era increíble la forma en la que podía cambiar tu estado emocional.

Al cabo de unos segundos, la camioneta negra se detiene y tu novio te brinda un apretón en tu mano acompañado de una adorable sonrisa.

Yo puedo, yo puedo, yo puedo.

Se abre la puerta y el primero en salir es Tom. Los gritos se vuelven aún más fuertes y los flashes comienzan a iluminar todo. Tu novio saluda con una enorme sonrisa a todo el mundo y segundos después voltea hacia tí, ofreciéndote su mano, como era su costumbre.

Los murmullos de la gente no se hacen esperar, cada persona del lugar está a la expectativa de saber quién es la acompañante del actor.

Un breve silencio se expande y cuando tomas la mano del inglés, los flashes vuelven a escucharse, seguido de los gritos y exclamaciones de sorpresa al verte salir del gran vehículo. Nadie despegaba su ojos de ustedes y eso te hacía sentir algo nerviosa e inquieta.

Pero al ver la sonrisa tranquilizadora de Tom, tu cuerpo dejó de estar tan tenso.

Al ver que un grupo de fans extendía hojas, fotografías y dibujos hacia el actor decidiste que lo mejor era que te fueras adelantando para que él pudiera brindarles algo de su tiempo.

Después de decirle tu idea en su oreja Tom te mostró una sonrisa en modo de agradecimiento. Sin previo aviso y bajo la vista de todos, te besó en los labios con rapidez.

Los colores se te subieron al rostro y por unos segundos no pudiste ver ni oír nada que no fuera el precioso rubio de traje negro que estaba enfrente tuyo. Para no caer, tomas tu largo vestido negro, del mismo color del traje de tu novio, y con una sonrisa avergonzada caminas a paso lento hacia la entrada del lugar.

Podías sentir miles de ojos puestos en tí, pero no te podría importar menos.

—!______________! ¿Estás saliendo con Tom?

—¿Qué fue ese beso?

—______________, ¿qué se siente besar a uno de los hombres más sexis de Londres?

Haces caso omiso a los gritos y las preguntas extrañas de los entrevistadores del lugar. Pides disculpas y te adentras al cine lo más rápido que tus tacones te permiten.

Un joven con el típico uniforme de trabajador de cine te saluda cortésmente y te conduce hacia la sala en la cual se reproduciría la película por la que tanto tiempo habían estado trabajando.

Eras la única persona sentada en las butacas y al cabo de unos minutos tomaste tu teléfono para matar el tiempo. Conectaste tus audífonos a tu dispositivo y pusiste en aleatorio tu lista de canciones favoritas. Sonríes al escuchar a una de tus bandas favoritas.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora