Capítulo ⅩⅩⅩⅠⅠⅠ

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-...y así fue más o menos cómo conocí a Tom-. Ríes levemente al ver el despreocupado ademán que hace el estadounidense al terminar su relato.

Tu novio ríe con un poco más de ganas al recordar ese día. Después de que Chris le felicitara por su noviazgo el ambiente entre el par de rubios había vuelto a ser el mismo.

Tom se sentía sumamente cómodo al no tener que fingir. Además, le alegraba y tranquilizaba que le hubieras contado al americano sobre su relación.

-Perdón si sueno algo entrometido, pero tengo mucha curiosidad-. Chris se inclina un poco sobre la mesa para acercarse a ustedes dos.- ¿Piensan hacerlo público?- Dice casi en un susurro.

Miras de soslayo al inglés y es él quién decide tomar la palabra.

-No queremos ocultar nada.- Te entrega una dulce sonrisa.- Seremos nosotros mismos y si en el camino los medios se enteran...- Levanta sus hombros en aire relajado.- No huiremos.

Evans sonríe con sinceridad. Se les veía felices y le alegraba que su amigo y compañero de trabajo haya encontrado una persona tan maravillosa como tú.

Al mismo tiempo, le aliviaba no haber intentado algo contigo cuando te conoció, de lo contrario, la situación habría sido sumamente incómoda para todos.

Es en estos momentos en los que pensaba que las cosas no se daban por algo. Tal parecía que el amor aún no quería tocar su puerta.

-Me alegro mucho por ustedes-. Tanto tú como Tom sonrieron-. La verdad nunca me lo hubiera imaginado, pero ahora que los veo juntos se ven muy bien.

-Gracias, es lindo escuchar algo así de alguien que no es parte de nuestras familias-. Dices con diversión.

Los celestes ojos de Chris se agrandan ante el asombro.

-¿Sus familias ya lo saben?

Apretaste tus labios y ríes con nerviosismo. Tus mejillas se pigmentan levemente y Tom te observa con una notoria ternura en sus orbes azules.

-Si, hace unos días que ya lo saben-. Levantas tu vaso con agua y te tomas un pequeño trago de esta.- La verdad es que estaba muy nerviosa al conocer a la familia de Tom, pero todo resultó mejor de lo que pensé, regresé a casa con un novio.

Guiñas un ojo de forma graciosa y los tres ríen al unísono.

Los minutos fueron pasando hasta que por fin la deliciosa y llevadera cena terminó. Chris se despidió de ambos y se fue por el lado contrario a ustedes.

La noche estaba algo fresca y Tom aprovechó para recargar su brazo derecho sobre tus hombros y atraerte hacía él con cariño.

Depositó un dulce beso en tu cabeza y soltó suspiro.

-¿Y eso?- Ríes.

-Nada, es solo que...- Una pequeña sonrisa de lado surca por sus labios.- estoy algo aliviado.

Levantas levemente tu cabeza para poder observar con detenimiento sus facciones. Arrugas tu gesto imperceptiblemente, confundida.

-¿Por?

-Siendote sincero, pensaba que tenías miedo de hablar sobre lo nuestro con otras personas-. Aunque Tom trató de evitarlo, la inseguridad que sentía al respecto no lo dejaba tranquilo.- Pero hoy me demostraste lo contrario y supongo que eso... me hizo feliz.

El rostro del rubio era levemente bañado por las luces de las farolas en la calle. Lo que más destacaba en él eran sus hermosos ojos que parecían querer consumir tu alma de una y mil formas.

Un cosquilleo surgió en tu estómago y sin pensarlo mucho te paraste de puntas y le diste un dulce beso en la mejilla.

El gesto provocó una enorme sonrisa en el rostro del inglés. Su corazón se sentía cálido cuando estaba a tu lado. Pero, sobre todo, le encantaban tus tiernas caricias sobre él, no importaba el lugar o el momento, siempre deseaba tenerte de todas las maneras en las que uno se puede imaginar.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora