Capítulo ⅩⅤⅠⅠ

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—Estimados pasajeros, les pedimos que se abrochen sus cinturones, en breves instantes despegaremos.

Tomas el cinturón de tu asiento entre tus manos y tratas a duras penas de abrochar el bendito objeto, lo cual era una misión prácticamente imposible, tus manos parecían estar sufriendo algún tipo de colapso.

De todos modos, ¿de que Diablos te serviría aquel pedazo de tela si el avión caía en picada?

Nunca te agradaron esos malditos artefactos voladores y esta era tan sola la segunda vez que estabas dentro de uno.

Gruñes en modo de frustración al escuchar los "clicks" de los cinturones siendo abrochados por los otros pasajeros.

¿Por qué entrabas en pánico en los momentos menos oportunos?

De repente, unas cálidas y fuertes manos toman tu cinturón y lo abrochan por ti.

Levantas la mirada y le sonríes a la persona de bondadoso corazón que se apiadó de tu miserable intento por hacer algo bien.

Te topas con unos preciosos ojos celestes que te dejan completamente petrificada.

Santa mierda.

—¿Le molestaría que me siente a su lado?

¿Cómo decirle que no al mismísimo Capitán América?

La sonrisa que tienes en el rostro no se borra, al contrario, se hace más grande cuando asientes en modo de afirmación.

El americano te devuelve el gesto. 

Había ido al baño hace unos minutos y estaba por regresar a su asiento, pero al ver la desesperación en tu rostro no pudo pasar de largo, así que decidió detenerse y ayudarte.

Además, ahora podía tener a una compañera de viaje sumamente linda.

—Gracias por ayudarme, estaba por entrar en una crisis nerviosa—. Una pequeña risa escapa de tus labios, contagiando al actor.

—No hay de que, fue un placer, por cierto, soy Chris.

—Lo sé, se todo de ti... q-quiero decir...

Tus mejillas toman color rápidamente. 

Bien hecho _______, si querías que saliera huyendo has hecho un maravilloso trabajo.

Sorprendentemente, el rubio no se ve para nada incómodo, todo lo contrario, encontraba sumamente divertido todo aquello.

Tu acalorado rostro le pareció algo adorable.

—A-A lo que me refería es que sé quien eres, es normal saber ciertas cosas de las personas con las que trabajarás, ¿no?— Hablas atropelladamente, justificándote de una forma penosa.

El hombre a tu lado se limita a asentir, tratando de aguantar la risa.

—Y a-amm, yo soy  ________, un gusto.

—Lo sé, eres una de las guionistas de la película, es un gusto poder hablar por fin contigo, he oído mucho de ti.

Te muestra su perfecta hilara de dientes, que te deslumbran por un momento.

Espera, Chris Evans había escuchado de ti?

—¿Ah, si? Espero que hayan sido cosas buenas.

Por alguna razón, te avergüenza pensar que Chris sepa sobre los rumores que aparecieron y que siguen vigentes sobre cierto londinense y tú.

—Pues, sé que eres nueva en este tema de las películas, que estudiaste en la universidad de Cambridge y que tienes un cachorro llamado Max.

—¿Qué? ¿Cómo sabes que...? Tom...

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora