Capítulo ⅩⅩⅤ

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—¡Muy bien, todo el mundo! ¡Eso es todo por hoy!— Exclama el director.

Los encargados de organizar y arreglar el set se mueven de un lado a otro, dejando lo que se necesitará el día de mañana y guardando lo que no.

Tomas una caja que estabas segura de que debía guardarse y la levantas sin ponerte a pensar en lo que en realidad podía pesar esa cosa.

Das un quejido ante la inesperada carga.

¿Qué hay aquí? ¿El Mjölnir?

—¿Necesitas ayuda?— Una desconocida voz interfiere en tu concentración.

—N-No, gracias. Puedo hacerlo—. Como siempre, ante todo el orgullo.

Una contagiosa risa sale de la garganta de la persona que se había ofrecido amablemente a ayudarte. No habías siquiera volteado a verlo.

—Si tu lo dices...

Escuchas como sus pasos te adelantan, logras vislumbrar unas zapatillas y un pantalón deportivo.

El peso se va haciendo cada vez más complejo de llevar, no querías correr el riesgo de tirar aquella caja y romper algo.

—¡Espera!— Dices con desesperación.

Tus manos comienzan a entumecerse y sientes como la caja empieza a resbalar entre ellas. Cierras tus ojos esperando el estruendoso golpe de lo que sea que haya dentro, pero eso no sucede.

De pronto, tus manos están completamente libres.

Alzas la mirada y te topas con una celeste mirada que habías visto en persona no hace mucho.

—Evans, ¿qué haces aquí?

—Oh, no sabía que no era bienvenido. Acabas de herir mi corazón, ____________—. Dramatiza el rubio.

Ríes ante su mala actuación.

—Sabes que no me refería a eso. Se supone que tu escena ya se grabó, ¿no?

Caminas a su lado, sintiéndote diminuta sin poder evitarlo.

—Exacto, se supone. Pero me llamaron de último momento y me dijeron que querían cambiar mi línea—. Le señalas un corredor del lado izquierdo y ambos caminan hacia este—. Y heme aquí.

Abres una puerta donde se colocaba toda la indumentaria y Chris deja la pesada caja, que al parecer era lo mismo que una pluma para él, en una mesa.

—Oh, no lo sabía, pero me alegra verte de nuevo—. Sonríes significativamente—. Siempre es un placer verlo, capitán.

Una risa sale de sus rosados labios.

—Es todo un placer para mí también, _____________—. El ojiceleste mueve con nerviosismo su pierna.— Aunque no pudimos hablar mucho en Islandia, además del hecho de que yo tuve que irme al día siguiente y todo eso.

Asientes con una pequeña mueca. Era cierto, fue una completa pena para tí no poder entablar otra conversación con él aparte de la que tuvieron en el avión.

Hubieras dado lo que sea por conocer al rubio mucho mejor. Por lo que habías oído de él en el set, sonaba como una estupenda persona . Y de lo poco que lograron charlar, pudiste notar que tenían algunas cosas en común.

El estadounidense aclara su garganta. Por alguna razón se sentía más nervioso y ansioso de lo normal, podía incluso comparar aquella extraña sensación a como se sentía en las entrevistas.

A tan solo unos cuantos metros del par que se encontraba conversando lejos de las miradas indiscretas, estaba Tom. El cual ya había salido de su camerino y se encontraba buscando a la mujer que lograba remover todo en su interior con tan solo una mirada.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora