Capítulo ⅩⅪ

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—¿Quieres una taza con chocolate caliente?

Le sonríes al ojiazul y asientes sin pensarlo.

El chocolate era una de tus mayores debilidades en este mundo, era la cosa más deliciosa que tu paladar había probado alguna vez.

Bueno, el chocolate y algo más.

Aunque esto último no lo habías "probado" exactamente, pero a tu parecer era igual o aún más divino que tu dulce favorito.

Tal vez cierto rubio de mirada y sonrisa nerviosa, el cual se había adentrado a su cocina y que se había negado a que intervinieras en preparar las tazas de contenido achocolatado.

El hombre tomó una de las tantas ollas que había en el lugar, colocó en ella algo de agua y unos pedazos de chocolate.

El fuego estaba en término medio, así que esperó a que el contenido se volviera un poco más líquido.

Su cerebro no paraba de trabajar.

¿Qué Diablos estaba pensando? ¿Por qué había dicho eso? ¿Por qué te invitó a su casa?

El británico lleva ambas manos a su rubio cabello y jala levemente sus rizos con frustración.

Su corazón parecía estar a punto de salir de su pecho, sus manos estaban algo sudorosas y su respiración no estaba siendo la misma de siempre.

Toma una profunda bocanada de aire, tratando de tranquilizarse.

Ya estaba hecho, tú te encontrabas en su sala esperando una respuesta y eso era lo que iba a darte.

Si no lo hacía ahora, en la comodidad y privacidad de su hogar, ¿entonces cuándo?

Vierte el líquido caliente en dos tazas blancas y las toma con firmeza.

—Aquí tienes, linda.

—Muchas gracias—. Le sonríes al ojiazul.

El hombre se sienta a tu lado y echa un poco de azúcar en su taza, al igual que tú.

Toma una bocanada de aire y antes de que dieras el primer sorbo a tu bebida abre los labios.

—__________.

Miras al actor de reojo y al ver su nervioso, pero al mismo tiempo serio semblante, giras tu cuerpo hacia a él, haciendo que tus rodillas levemente expuestas choquen con las suyas.

No dices palabra alguna, esperando a que él continúe con lo que sea que iba a decir.

El inglés se debate nuevamente la posibilidad de huir, de tirarse por la ventana del departamento, aún estaba a tiempo.

—Hay algo muy importante que quiero hacerte saber—. Sus azules ojos buscan los tuyos— Pero quiero aclarar algo antes.

Toma tus frías manos entre las suyas y las acaricia vagamente, ordenando sus pensamientos.

Lo miras con curiosidad, si saber que es lo que estaba pasando por la mente del rubio.

—No estás en la obligación de nada, ¿está bien?— Sus ojos no dejan de mirar tu rostro, haciendo que te pongas algo nerviosa— __________, eres una de las personas más importantes de mi vida y no te haces una idea de cuanto— Una pequeña risa escapa de su labios.

Tú sonríes con dulzura.

—Y es por ello que no quiero perderte.

No iba a huir. Estaba decidido, te lo diría, merecías saberlo.

Pasa su lengua por sus finos labios y tus ojos no pueden evitar ver aquel seductor acto.

—Y-Yo... Creo que estoy sintiendo algo por tí— Abres la boca levemente, incrédula de sus palabras— No, no lo creo.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora