Capítulo ⅩⅩⅩ

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(Este capítulo tendrá contenido muy subido de tono, procedan a leer con precaución).

—... y esta foto es cuando tenía unos cuatro años, era completamente adorable—. Señala Diana a un pequeño y sonriente Tom.

Sonríes, completamente enternecida.

—Aww, era una cosita.

Sostienes la foto con cuidado entre tus manos, admirando la dulce sonrisa angelical que poseía el londinense desde pequeño.

Después de que terminaron el desayuno, la madre del actor fue corriendo emocionada hacia el álbum de fotografías que tenía de su hijo y te las empezó a mostrar con mucho orgullo, reviviendo algunos recuerdos de la infancia del treintañera.

No había felicidad más grande para una madre que presumir a su hijo.

—Esta fue la primera vez que fuimos a la playa con él—. Diana sonríe con nostalgia.— Lo hubieras visto, no paraba de correr de un lado a otro chillando de emoción. Después de ese día no paró de preguntarnos cuándo volveríamos a ir.

La mujer te pasa la foto y tú la admiras con cuidado.

Un pequeño niñito de rizos alocados estaba de espaldas construyendo un castillo de arena, algo deforme, pero para él seguramente fue el mejor castillo de arena del mundo.

—Mamá, por favor, para...— Se queja el británico.

Tu ríes ante su avergonzada expresión.

Estuvo soportando como su madre te mostraba fotos de él en pañales, con pintura en la cara, comiendo y dejando un completo desastre la mesa, pero él sabía muy bien que las peores estaban por venir.

El londinense aparta las manos de su rostro, si hace unos minutos no era capaz ni de ver aquellas fotos, con las que venían a continuación no sabía si desaparecer del mundo o quemar aquel álbum antes de que tus ojos examinaran sus años más vergonzosos.

La adolescencia no era su etapa favorita.

—Pero si aquí viene la mejor parte.

Diana hace caso omiso a las protestas de su hijo y pasa a la siguiente página.

—Iré a molestar a Emma.

El inglés se aleja del cómodo sillón en el que estaba sentado y tú reprimes una risa ante su graciosa reacción.

La sonriente mujer te explicaba tan bien cada suceso de cada fotografía que podías fácilmente imaginarte a un joven Tom jugando un partido competitivo de rugby, intentando cocinar por primera vez o en su primera actuación en el colegio.

Se notaba que eran recuerdos muy valiosos para Diana y, por tu parte, te emocionaba saber los momentos que llegaron a marcar la vida del rubio.

—Tom siempre fue muy sonriente, pero después de...— Te entrega una sonrisa algo incómoda y captas a la perfección al tema que quiere llegar. Asientes levemente, dándole a entender que podía seguir.— No volvió a ser el mismo.

Su tono de voz baja un poco, dando un ambiente de confidencialidad entre las dos.

—El pobre intentaba hacerle creer a todos que no pasaba nada, pero las madres tenemos un sexto sentido para estas cosas—. Sus ojos examinan los tuyos con cuidado.— Solo fue hace unos meses que algo pareció cambiar en él, cuando empezó a grabar esa nueva película de superhéroes.

Sonríes ligeramente.

—Creo que la pasó muy bien, no hubo día en el que no lo viera reír.

La mujer te mira con una sonrisa enorme en su rostro y tú te quedas un poco extrañada ante su cambio de expresión.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora