Capítulo Ⅶ

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Thomas

Ella no aparta su mirada de mi y por mi lado, tampoco pienso en hacerlo. Sus ojos brillan de una manera especial y sus mejillas sonrojadas la hacen ver sumamente tierna. Sé perfectamente que yo no debo verme muy diferente a ella, hace tanto que no me sentía tan avergonzado y al mismo tiempo a gusto con alguien.

No sé como lo logra, solo puedo suponer que es parte de su encanto natural. Cuando sus oscuros ojos me miran siento como si me hundiera en ellos, son tan penetrantes, como si fueran capaces de llegar a lo más profundo de mi ser. 

Pasan un par de segundos, pero los siento como una eternidad. ¿Qué sucede conmigo? ¿Qué es lo que tiene esta chica para que me haga ser más amable que de costumbre? ¿Qué es lo que tiene esta chica para que me tiente a hacerla sonrojar con mis palabras? ¿Qué es lo que tiene esta chica como para que me quede sin habla con un simple elogio suyo?

—Thomas...— _______ me saca de mis pensamientos, está con los cubiertos y los platos completamente vacíos en sus manos. ¿En qué momento se levantó? Me apresuro a tomar las copas de la mesa y a dirigirme hacia ella mientras escucho su suave risa.— Eres todo un caballero.

El momento mágico se rompe en cuestión de segundos. Céntrate Hiddleston.

Miro a la muchacha que está a mi lado con detenimiento, su sonrisa es preciosa, me es inevitable no fijarme en esa expresión. Desde la primera vez que la vi, supe que no me cansaría nunca de ver ese gesto en su rostro. ¿Cómo hacerlo cuando me muestra esa bella hilara de blanquecinos dientes que me dejan estupefacto?

—Es lo menos que puedo hacer, gracias a ti, ahora creo saber un platillo nuevo, el cual es rápido y delicioso—. Jamás pensé que una joven como ella pudiera desenvolverse tan bien en un ámbito como la cocina. Sinceramente, esperaba ser yo quien la impresionara, pero terminó siendo al revés.

La cocina siempre a sido uno de mis intereses más grandes y me alegra mucho haber aprendido algo nuevo esta noche. _______ me explicó el procedimiento de este delicioso plato a profundo detalle, hubieron un par de ingredientes que eran de su país, así que tuve que anotarlos en una hoja que ella misma me ofreció.

Me muero por intentar recrear aquella maravilla en casa.

Aunque dudo que me salga igual de exquisito que a la morena. Sus manos parecían volar al momento de cortar, aderezar y servir, con una rapidez y gracia digna de una chef profesional. Creo que la cocina pudo haber sido perfectamente su segunda opción como carrera.

—Es un placer conquistar tus papilas gustativas, Thomas—. Se me escapa una pequeña risa.

Ella empieza a lavar lo ensuciado mientras yo seco y ordeno todo en su sitio. Al terminar, veo que tiene un poco de espuma en el rostro y con una sonrisa acerco mi mano a su mejilla. Con delicadeza, aparto la sustancia blanca de su piel.

Un leve color carmesí se impregna en su semblante, haciendo que mi sonrisa se mantenga. Me agradece en un leve susurro y nos encaminamos al cómodo sillón de su sala.

Ni bien ingresé a su vivienda me embriagó un olor agradable, el mismo que el de _______. Sin duda, el característico olor de mi acompañante se convertirá en uno de mis favoritos. Es un aroma dulce que te hace volar la cabeza desde el primer segundo.

—Aún es algo temprano, ¿te apetece mirar una película?— _______ voltea a verme, la imito. Pasar más tiempo con ella se oye tan tentativo. No puedo negarme, así que asiento, encantado con la idea.

Conozco a _______ hace bastante poco, pero siento una extraña comodidad cuando estoy a su lado, como si la conociera desde hace mucho tiempo atrás. Es tan fácil hablar y hacerla reír con mis malos chistes.

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora