Capítulo ⅩⅤⅠⅠⅠ

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—Creo que entiendes más a Loki que yo, _________.

—¿En serio?— No puedes evitar que tu voz suene algo ilusionada.— Entonces, ¿no lo hice tan mal?

Un risa escapa de los finos labios del ojiazul.

—Claro que no, estuviste estupenda.

Tu corazón se derrite ante las dulces y cálidas palabras del londinense.

Un ligero sonrojo invade tus mejillas, haciendo que apartes la mirada de él para poner tus pensamientos en orden.

El británico sonríe, contento de ver tan adorable expresión en tu rostro. Lleva una de sus manos a su bolsillo, palpando la pequeña cajita que había ahí dentro.

Estaba siendo sincero.

Le aclaraste varios puntos que no entendía muy bien, al igual que al resto de actores.

Fuiste amable, didáctica y sin duda divertida en explicar como se debían desarrollar ciertas escenas.

Gracias a tí, el set se llenó de un ambiente que a Tom le encantó.

Y, aunque para él era algo imposible, le pareciste aún más encantadora.

Volviendo al presente, estabas sentada esperando a que el londinense saliera de su camerino para ir al hotel y almorzar.

Escribes con algo de duda en tu teléfono.

"La transformación de Tom como Loki ;)"

Rápidamente, miles de notificaciones llegan a tu teléfono.

Los "me gusta" subían y subían, al igual que los comentarios, unos más agradables que otros, siendo sinceros.

El rubio te había pedido que subieras las fotos de todo el transcurso que llevaba ponerse la peluca pelinegra y tú, obviamente, aceptaste con mucho gusto.

Y bueno, ahora tenías que hacerte cargo de las consecuencias.

Aún no te acostumbrabas al ataque masivo de personas que no siquiera conocías y mucho menos, ellas a tí.

—__________...

Das un bote en tu lugar, alarmada.

Por poco y tu teléfono resbala de tus manos ante el susto. Estabas tan ensimismada en leer lo que escribían las fans de Tom que no te percatarste que este mismo ya había salido del pequeño cuarto que estaba a tu lado.

—Lo siento, no quería asustarte, pequeña.

Sonríes levemente y guardas el dichoso aparato electrónico en tu bolso.

—Tranquilo, no pasa nada.

Rezas internamente, esperando que el británico no haya leído las duras palabras que te mandaban sus "fans".

No querías preocuparlo o ocasionarle problemas, era un hombre muy ocupado y trabajador, no podías distraerlo con tonterías como aquella.

—No pude evitar ver tu teléfono— Mierda, piensas.— Linda, ¿desde cuándo recibes ese tipo de mensajes?

Relames tus labios con nerviosismo.

—B-Bueno, no hace mucho...—Tu voz suena más fina de lo normal, lo cual capta con rapidez el ojiazul.

Sabe al instante que estás mintiendo y te lo deja ver con su expresión.

Suspiras.

¿Eras una especie de libro abierto para él o que?

Solo dame un minuto (Tom Hiddleston y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora