Capitulo 66

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(Salvador)

Desperté en la sala de mi casa, estaban Aarón y Neri a mi lado. Todos se habían ido — ¿¡Dónde está Niki!?— pregunte algo exaltado, me miraron y Aarón dijo —Decidieron que el velorio seria en su casa, tu mama y sus papas fueron a ver lo de la funeraria— esto no estaba pasando... no era cierto, puse mis manos en mi cabeza y negué, Neri se acercó y dijo —Hermano, tienes que ser fuerte— Me llevaron a la casa de Nikki ahí estaban ya todos llorando. Yo sentía el dolor en mi pecho pero no pude llorar. Mi mama se acercó y tomo mi mano y yo solo negaba con mi cabeza —Ya está todo arreglado hijo— dijo — ¡No! ¡Estoy soñando, esto no es verdad!— respondí, pero, no podía ni engañarme a mí mismo. Minutos después entraron a la casa mis suegros y nos dijeron que los de la funeraria se encargarían de todo y llevarían más tarde el cuerpo de Nikki. No podía con este dolor. ¡No, no, no! Así que me salí de la casa, escuche a mi mama gritarme pero no me detuve. Necesitaba estar solo. Asimilar esto... mi razón de ser había muerto. Cuando salí comencé a caminar. No sabía a donde llegaría pero no me detuve. Tenía el nudo en mi garganta y luego supe a donde tenía que ir.

Tome un taxi y me fui a la cabaña.

Nuestra cabaña. Cuando llegue a mi casa empezó a llover. Abrí la puerta y cruce la casa, salí al jardín y deje que la lluvia me mojara y estalle — ¡Nikki! ¿¡Porque tú!?— grite. No me importaba si los vecinos me escuchaban. No me importaba nada. Yo quería a Nikki aquí conmigo. Esto era injusto. Comencé a llorar y no supe cuánto tiempo estuve de rodillas bajo la lluvia. Hasta que sentí las manos de alguien con una toalla, me gire y vi a Aarón —Déjame en paz. Quiero estar solo— le dije, pero él no me hizo caso y me levanto —No Salvador. Nikki no habría querido que te dejara solo— tiempo pasado. Ya hablaban en tiempo pasado. No me llevo a la cabaña. Nos metimos a la casa y una vez adentro le dije — ¿Que voy a hacer sin ella Aarón? Ella era mi todo... era... era...— no podía seguir —Amigo, sé que esto es difícil. Pero tenemos que seguir adelante. Tienes que cumplir la promesa...— ¿cómo sabia el de eso? —Me lo conto ella. El día de la boda. Dijo que quería que te recordara esa promesa cuando fuera

necesario y creo que este es uno de esos momentos —me reí amargamente —No puedo. Aarón. No puedo— me puso una mano en mi hombro y dijo —Los papas de Nikki y tu mama se está encargando de todo. Ve a darte un baño. Tenemos que ir a la casa de Nikki— asentí y me metí al baño. Mientras el agua caía sobre mí. Recordé muchas cosas. Y las lágrimas que no habían salido antes, aparecieron. Me tomé mí tiempo y luego cuando salí me vestí. Busque mis pantalones y camisa negra y mi chaqueta. Eran las 8 de la noche ya y baje. Neri y Daniel estaban con Aarón en la sala — ¿Ya estás listo?— me pregunto Daniel. Asentí y salimos. Al ver la camioneta de Neri... su recuerdo estaba ahí también y cuando subimos solo agache mi cabeza y deje que las lágrimas fluyeran. Ellos no me dijeron nada.

Al llegar a la casa de Nikki, tome una profunda respiración y entramos. Ya estaban todos ahí. El ataúd también. Al verme mi mama fue hacia mí y me abrazo —Lo siento mucho cariño— esto era tan cruel. No dije nada porque si hablaba lloraría. Sus papas estaban sentados cerca del ataúd de madera oscura y me acerque. Doña Pamela me vio y se levantó, la abrace y ambos lloramos. No tenía palabras para expresar mi dolor. Cuando me soltó seguí caminando y llegue al ataúd. La vi y parecía que estaba dormida. Toque su mejilla y estaba fría. La habían vestido de blanco... Parecía un ángel. Ella decía que yo era su ángel. Pero ella ahora se había convertido en mi ángel guardián. 


Enamorado de un Fantasma. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora