Capitulo 67

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(Salvador)

Todo parecía irreal. Ayer ella aún estaba conmigo. No me separe de ella en toda la noche aunque me dijeron que fuera a descansar. Como si pudiera.

Al día siguiente fue la misa de cuerpo presente. Todos pasaron a despedirse yo fui el ultimo —Siempre te amare Nikki— le susurre y bese su mejilla. Por última vez. Después vino lo más difícil. Fuimos al cementerio donde ya estaba su sepultura cavada. Y después de unas palabras del sacerdote bajaron el ataúd y me pidieron que lanzara un puño de tierra. Lo tome y pensé «Pronto estaré contigo amor» y lo lance.

Esto no podía estar pasando.

Al terminar, todos se fueron. Me quede un momento ahí observando su tumba ¿porque ella? —Salvador. Tenemos que irnos— era Neri. Negué con la cabeza —Hermano. Vámonos— tomo mi brazo y me llevo a la camioneta. Me llevo a mi casa. Mi mama ya estaba ahí pero yo no le hice caso, fui directamente a la cabaña. Me recosté en la cama y abrace su almohada. Y comencé a llorar. ¿Cuantos meses desperdicie ignorándola por Lucy? Que idiota fui.

Me quede dormido y no supe que tiempo paso hasta que mi mama me hablo —Cariño, despierta. Tienes que comer algo— me desperté, pero yo no quería nada —No tengo hambre mama. Quiero estar solo— una lagrima recorrió su mejilla —Se lo que estas sintiendo hijo. No te olvides que pase por eso— suspire agache mi rostro porque lagrimas amenazaban con salir de nuevo y la abrace —Mama ¿qué voy a hacer?— se separó de mí y limpio mis lágrimas —Tienes que seguir adelante. A ella no le habría gustado que te hundieras— me comí lo que me llevo de cenar y luego me dijo — ¿Quieres ir a tu habitación?— negué —No, quiero quedarme aquí— me miro preocupada —Esta bien— me dio un beso en la frente y se fue.

Luego de que saliera tome el IPod de Nikki y lo encendí. La primera canción que se reprodujo se llamaba In my Dreams de Blutengel una de sus bandas favoritas.

Mis lágrimas fluyeron de nuevo. Esa canción expresaba como me sentía.

Tome su almohada y la abrace inhalando su perfume y volví a quedarme dormido. Para estar con ella en mis sueños.

•••

Me dieron permiso de faltar a la universidad una semana. Mi mama había ido a hablar con la directora y ella accedió. No hice mucho. No había movida nada, las cosas de Nikki seguían intactas. No tenía ganas de nada, no salía de la cabaña, eso era lo bueno de que la cabaña contara con todos los servicios, mi mama iba a verme todos los días y me llevaba comida pero casi no comía, los chicos fueron a verme un par de veces igual, pero no los recibí bien, quería estar solo, pero Aarón no se rindió tan fácil y fue hasta la cabaña —¿Y encerrarte de que te va a servir?— me dijo, yo estaba acurrucado en la cama abrazando la almohada de Nikki —Déjame en paz Aarón. Vete— jalo las cobijas de la cama, no tenía ni idea que hora era, pero supongo que si estaba el aquí, ya era tarde —No Salvador, no me voy a ir, tú tienes que salir y luchar por aquella promesa que hicieron— lo mire, no había llorado desde el sepelio de Nikki –Le prometí que estaría con ella pronto, así que lárgate de aquí— le grite, me miro desafiándome —Bueno, has lo que quieras Salvador, solo recuerda que hagas lo que hagas ella no regresara... y estaría decepcionada de ti— salió y azoto la puerta.

Mi semana de permiso termino y el lunes temprano, llego Neri —Salvador, levántate ya, tenemos que ir a la universidad— me quito las cobijas de la cara y yo me volví a cubrir —Déjame en paz no quiero ir— entonces me tiro encima un vaso de agua y yo me levante rápido —¡Eres un idiota!— se rio —Oh si hermano, pero vamos, tienes que regresar— tenía mi ropa en las manos y me la arrojo en la cara, supongo que mi mama la había planchado, lo mire —No, no quiero regresar— soltó un bufido y dijo —Mira Salvador, o te vistes o te llevo así en pijama a la universidad... Hazlo por ella— cerré mis ojos y le dije —Esta bien, sal para que pueda vestirme— asintió y salió —Tienes 10 minutos— grito. 10 minutos después salimos y el llevaba la camioneta, nos subimos, Aarón estaba ahí y dijo —Valla, ya era hora— no dije nada, no quería hablar. Llegamos a la

universidad y se sentía tan raro. Y cuando entramos al salón, todos me miraron, los ignore y me senté en mi lugar de siempre, voltee, casi por inercia y vi a las amigas de Nikki. Todo estaba tan distinto ahora. Minutos después, llego Lucy y me dijo —Mi más sentido pésame Salvador— la mire, pero no le respondí, paso a su lugar y luego el resto del día siguió. No puse mucha atención en clases. Aarón estaba un poco distante conmigo, y no lo culpaba. Pero aun así me llevaron a la cafetería. Me platicaron lo que había ocurrido en la semana, pero no les preste mucha atención tampoco, mi mente solo estaba con ella. Al final de las clases, me llevaron a mi casa y Aarón me dijo —Sabes que estaremos contigo siempre ¿verdad?— asentí y me baje de la camioneta.

Entre a mi casa y salude a mi mama — ¿Cómo estas hoy hijo?— me senté en el sillón y respondí —Igual que ayer— luego comimos y me fui a la cabaña. Me gustaba estar ahí porque aun sentía su presencia, olía su perfume... recordaba todo. A veces cuando me asomaba por la ventana hacia el jardín, la veía, no había hablado de esto con nadie porque me dirían que estoy loco.

Pero pensaba cumplir la promesa.



Enamorado de un Fantasma. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora