Capitulo 59

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(Salvador)

Cuando ella dijo esas palabras bailando nuestra canción, casi lloro, pero me aguante, porque no quería que ella se sintiera mal. Más tarde siguió la fiesta, y término un poco antes de medianoche. Nikki dijo que no quería una luna de miel porque no quería que yo faltara a la universidad. De verdad era muy terca. Así que cuando todos se fueron, la cargue y como es tradición cruzamos la puerta de la cabaña. Ella estaba riendo, y una vez dentro la bese. No la baje hasta que llegamos a la cama y la recosté. Nos miramos y ella dijo —Te amo. Y ahora soy completamente tuya— sonreí y la bese —Yo siempre he sido tuyo y solamente seré tuyo— me acaricio mi cara y nos besamos tiernamente. Y me atrajo hacia ella, hasta que terminamos los dos en la cama. No pude haber pedido una mejor noche de bodas. Yo le pertenecía en cuerpo y alma a Nikki para siempre. Nunca volvería a amar a nadie después de ella.

A la mañana siguiente, desperté con un beso. Un beso de mi esposa. Mi Nikki —Buenos días esposo mío ¿Cómo amaneciste?— sonreímos y la bese —Mejor que nunca esposa mía— ella suspiro —Se oye tan hermoso— luego nos levantamos y ella se puso unos jeans oscuros y una playera negra de nirvana, se veía hermosa con lo que se pusiera. Una vez que hicimos la cama, nos recostamos un rato, no dijimos mucho, porque bueno, nos besamos como si no hubiera mañana hasta que alguien toco la puerta, Nikki se levantó a abrir y era Nefertiti —Buenos días recién casados, me mandaron sus mamás por ustedes para que desayunemos— y fuimos, ya estaban todos, en la mesa y Aarón dijo —Por la carita que traen los dos parece que anoche les fue bien— Nikki se sonrojo y dijo —Amigo mío, eso no es de tu incumbencia— todos nos reímos y desayunamos, luego nos pusimos a limpiar todo y como a eso de las 6 todos se fueron, la mama de Nikki le trajo una maleta y le dejo sus medicamentos, me explico todo, y me dijo que cualquier cosa le llamáramos. Nikki esta vez se durmió pronto, estaba cansada. Y yo desee que su enfermedad no se la llevara pronto.

Las dos semanas siguientes, todo estuvo normal, Nikki no se sentía mal, solo se cansaba pero se alegraba cuando llegaba su mama de visita o cuando traía a alguno de nuestros amigos a la cabaña. Pero extrañaba ir a la universidad. Y yo

extrañaba verla. La fecha de su segunda quimioterapia se acercaba y tuve que convencerla para ir, porque ella ya había tomado la decisión de no ir. Y ahí fue nuestra primera discusión como esposos — ¡No Salvador, ya dije que no, y no iré, es horrible!— la mire —Nikki tienes que ir, es por tu bien— suspiro un poco enojada —Terminare muerta de todas formas— susurro, no quería pensar en eso, y me hizo enojar —Nicole, eres tan egoísta— me miro confundida —Solo estás pensando en ti, ¿y yo? ¿Acaso no te importa lo que yo siento?— agacho la mirada y dijo —Lo siento— la atraje hacia mi —Nikki sé que no nos dieron muchas esperanzas, pero si esto te ayuda... hazlo por nosotros— una lagrima recorrió su mejilla —Lo hare, iremos, pero...— y más lagrimas le siguieron —Sabes que moriré, sabes que no hay mucha esperanza y quiero que tú seas feliz, pase lo que pase Salvador— no, no, no, —No quiero que pensemos en eso Nikki, no ahora, soy feliz contigo y soy tuyo, solamente tuyo— me abrazo —Lo sé, y yo tuya, pero cuando no este...— no la deje terminar porque la bese —Tú serás la única, la única Nikki, y ya, no hablaremos de esto— la deje que se tranquilizara, y se durmió en mis brazos. No quería pensar en una vida donde ella no estuviera. ¿Qué iba a hacer? No quería perderla. Llore en silencio.
Porque sabía que todo el amor que sentia por ella, al final terminaria matandome.


Enamorado de un Fantasma. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora