Capitulo 65

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(Salvador)

La noche fue linda. Recree nuestra tercera cita. Bailamos y luego salimos a ver las estrellas. Últimamente era lo que más le gustaba hacer —Cuando ya no este y me extrañes solo mira las estrellas y la que más brille seré yo— la atraje hacia mí —Esto es tan malo— no tenía palabras para describir esto —No quiero que te vallas. No imagino un mundo sin ti— ella agacho la cara y dijo —Es mejor que ya lo asimiles. No falta mucho— cuando levante su rostro, tenía lágrimas en sus ojos, las limpie —No puedo Nikki... no quiero— me abrazo y luego la bese. No quería separarme de ella porque la amaba tanto que dolía. Más tarde nos fuimos a dormir. Pero yo me sentía algo raro.

Me desperté porque Nikki comenzó a toser —Nikki, mi amor ¿qué pasa?— la tos era muy fuerte y ella casi no podía hablar —Llama... a...la... ambulancia— tome mi teléfono y llame. Ella no paraba de toser. Al escuchar mucho ruido mi mama bajo a la cabaña y le dije que les llamara a mis suegros y a nuestros amigos. La ambulancia no llegaba y Nikki no respiraba bien, no sabía que hacer —Aguanta mi vida, por favor— le dije a Nikki, su respiración era pesada y sus manos se estaban poniendo muy frías, pasaron más de quince minutos y la ambulancia no aparecía, sentía tanta impotencia al ver a mi Niki así, no podía perderla, ¡no! — ¿Dónde están? ¡Necesito verla!— escuche que grito doña Pamela y entro corriendo a la cabaña — ¡Nikki! ¡Mi amor!— me aparte un momento de Nikki y su mama se acercó a ella y tomo un mano —Mi niña... no puedes irte... no puedes dejarnos, resiste— susurro — ¿Dónde demonios esta la ambulancia?— grite, en eso la mama de Nikki salió de la cabaña y se fue con mi suegro y el la abrazo. Ellos ya sabían lo que pasaría, pero yo no quería, no, no quería creer. Los minutos pasaban y pasaban, Nikki aun respiraba pero ya sus latidos eran cada vez más lentos y yo la tenía en mis brazos, la tos había parado, pero sus labios se estaban poniendo un poco morados —Salvador— susurro, la mire —Tranquila amor, ya viene la ambulancia— ella negó con la cabeza—No...queda...mucho...tiempo- dijo entre suspiros, le bese la frente —No Nikki, no digas eso, resiste, por favor...por mí— toco mi mejilla y me incline, ella susurro en mi oído —Recuerda... que siempre...te...amare— pegue mi frente con

la suya y tome su nuca para poder besarla, la bese tiernamente, ella me devolvió el beso pero un segundo después se detuvo y dejo caer su peso en mí. Puse mi frente de nuevo en la suya, cerré los ojos y comencé a llorar.

Su último suspiro fue para mí.

Minutos después entraron los paramédicos y doña Pamela a la cabaña, pero ya era demasiado tarde, me apartaron de ella, pero yo forcejee — ¡No! ¡Nikki! ¡No!— me sacaron de la cabaña a la fuerza, mi mama se acercó a mí y me abrazo y luego Aarón se acercó y me abrazo también —Se fue Aarón...— mis lágrimas no cesaban — ¿Por qué ella? ¿Porque?— sentía tanta rabia, miedo, confusión que de pronto me desvanecí.


Enamorado de un Fantasma. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora