Capitulo 54

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(Nicole)

Cuando Salvador se fue, mi mama bajo de su habitación y se sentó a mi lado en el sofá —Nikki ¿te sientes bien?— me sentía mal, tanto psicológicamente, como físicamente y en todas las formas posibles —Si mami, estoy bien— me miro —Dime que te pasa nena ¿es sobre la boda?— no aguante y empecé a llorar —Lo amo mami, amo a Salvador más que a mi propia vida. Y quiero estar con él lo que me queda de vida, pero me siento egoísta porque sé que el sufrirá mucho cuando me valla— me abrazo y no me dijo nada. No era necesario que dijera algo. Sabía que ella también sufriría, y esto es lo que me dolía. Que todos mis seres queridos sufrieran por mí.

•••

Dos días después, era mi primera quimioterapia. Tenía mucho miedo, había escuchado comentarios muy feos sobre este tipo de tratamientos pero teníamos que intentar. Tal vez podría ser una del poco porciento que sobreviviera a la leucemia. Sinceramente mis esperanzas eran casi nulas. Mi papa se fue a trabajar, mi hermano a la prepa y mi mama me acompaño, Salvador insistió mucho en que quería venir, pero le dije que no, porque él y yo habíamos prometido algo y lo tenía que cumplir. Me entendió. Así que cuando llegamos, me pidieron que me pusiera una bata y me pusiera cómoda, se me escapo una risa y la enfermera me miro raro, no le respondí. Se me hacía irónico que te pidieran que te pusieras cómoda cuando sabes que pronto morirás. En fin, un rato después llego el doctor quien me explico que las quimioterapias eran muy fuertes y que serían cada mes, asentí y dijo —Ahora te pondré este pequeño tubo para que pueda administrarte la medicación— asentí de nuevo, no podía hablar y cerré los ojos. Sentí que el doctor estiro mi brazo, puso alcohol y sentí el pinchazo de la aguja en mi piel y cuando abrí los ojos, vi la bolsita de líquido, que según lo que dijo el doctor eran los medicamentos —En una hora habremos terminado Nicole— asentí y él se fue. Los primeros minutos, no sentí nada, pero después, el dolor iba aumentando. Sentí como si mis venas se fueran quemando, fue horrible. Trate de dormir y lo logre un poco, porque en verdad dolía. No dejaron pasar a mi mama. Una hora después el doctor regreso y me quito la intravenosa — ¿Cómo te sientes?— ¿en

serio? ¡Pfff! —Creo que eso no se pregunta. Quiero irme ya— me miro y dijo —En un momento más Nicole, vístete, tu mama y tu novio te esperan afuera— asentí y sonreí, aunque me sentía demasiado débil. Cinco minutos después salí del cuarto en el que me tenían, me dolía todo, solo quería ir a mi cama y dormir, mi mama camino hacia a mí, pero Salvador, corrió, y casi la empuja —Nikki ¿Cómo estás?— pregunto y me abrazo, pero me sentía tan débil que me queje en verdad me sentía muy mal —Lo siento ¿te lastime?— tenía que ser fuerte. Era mejor empezarme a acostumbrar a este nuevo nivel de dolor —No, estoy bien— me miro preocupado —No sé por qué no te creo amor— me había vuelto muy sensible y empecé a llorar. El me abrazo y mi mama se acercó — ¿Qué pasa Nikki?— me separe de Salvador y dije —Vamos a casa. No me siento bien— asintió y Salvador me dijo —El doctor nos dijo los efectos secundarios de la quimioterapia— envolví mis brazos de nuevo en él y dije —Por favor. Vámonos no quiero estar aquí— me ayudaron y nos fuimos. Cuando llegamos a mi casa mis papas dejaron que Salvador se quedara en mi recamara. Fue una tarde muy difícil. Me dormía por ratos porque despertaba a vomitar. Fue incómodo. El me ayudaba y yo lloraba —No puedo Salvador, no puedo— me quito un mechón de cabello —Estaré contigo en esto. Nikki, es por tu salud— agache la cara —Esto apesta— me cubrió con la cobija y dijo —Lo se mi vida. Pero saldrás de esto. Yo sé que saldrás— sentí que algo dentro de mí se rompía. Empecé a llorar otra vez. 


Enamorado de un Fantasma. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora