Prólogo

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Se podría decir que se estaba volviendo loco en esas cuatro paredes con los dementores visitándolo a el y a otros presos pero después de cinco años en la noche creyó que escuchaba una vocecita cantar y sentir quizás un poco de alegría. Una completa locura.

Definitivamente se había vuelto loco.

Al día siguiente se despertó y vio que justamente enfrente de la habitación unos dementores entregaban la comida parecía normal de no ser por que no había ningún preso que recordase enfrente de el.

Se llevo una sorpresa al ver como una niña pequeña se acercaba a aquellas criaturas chupadores de alma que curiosamente no mostraron alguna señal de verla.

Una vez que se habían ido de su sección se dirigió a los barrotes y hablo con la voz ronca después de todo no lo había usado desde hace cinco años.

-Hola pequeña- le saludo- ¿por que estás aquí?

-El gordito me trajo aquí- seguía teniendo la voz tierna por lo que supuso que no tendría más de cinco- ¿Por que estás aquí?- repito la pregunta con dificultad.

-Me condenaron sin juicio pero soy inocente. ¿Cuantos añitos tienes?- le pregunto con suavidad por que consideraba que la niña era muy pequeña para estar allí.

-Tengo 2- levanto dos deditos formando una v haciendo que se viera más tierna de lo que podía considerar.

-¿Que paso antes de llegar?- la curiosidad lo estaba matando.

-Mama y papa me cantaban, llegaron hombres malos, mama se durmió como papa en el suelo- le costaba hablar bastante con su diminuto vocabulario- los hombres malos hacen puff y vino un hombre con parche a casa y dice: "Desde aquí se siente la magia estoy segudo que es de ella".

El preso la miro extrañado. Le había preguntado pensando que la habían inculpado de algo pero en lugar de eso descubrió que la chica parecía tener más magia de lo que aparentaba.

-¿Por que estás aquí?

-Mis amigos se durmieron también por que una rata nos traiciono- entonces algo hizo clip en su cabeza- ¡Harry! ¡O Merlín lo deje solo! ¡Quién lo cuidara sin mí! ¡Remus me matara en cuanto me vea!

La desesperación lo inundó tanto que no se dio cuenta de la pequeña presencia de enfrente hasta que sintió sus bracitos rodeandole todo lo que podía, es decir, una pierna.

-Estas triste, mama dice que hay que ser feliz. Arry esta bien. Remo no mata.- intentaba consolarlo.

-Tienes razón no hay que preocuparse demasiado por eso- respiro intentando relajarse. La separo de su pierna para rodearla con sus brazos de fideo- No me has dicho como te llamas. Yo soy Sirius Black, ¿Y tu eres?

La chica levanto un colgante en forma de pájaro y leyó muy despacio- Al...ta...ir Whi...te.

Le sonrió feliz de haberlo logrado- es un placer conocerte Altair White.

-Un place cono...certe Sirio Black.

Y asín sin apenas darse cuenta una gran amistad había nacido en esa prisión.

Por que Altair White era la luz que Sirius Black necesitaba para seguir adelante. En toda luz siempre habrá oscuridad al igual que en la oscuridad siempre se encontraba con la luz como si fueran dos viejos amigos.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora