Capítulo 7

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-¿Esta es su casa?- le pregunto por enésima vez. No la creía.

-Sí.- respondió la anciana ya cansada de que le preguntará.

-Pero... ¿Y los dementores?- le parecía raro estar en una casa y que no haya dementores o alguna persona riéndose desesperado.

La señora Figg levantó la cabeza mirándola extrañada- Los dementores no están en todos los lugares.

Altair se movía incómoda por toda la casa intentando no rozar nada pero verlo todo y huir de las diminutas criaturas peludas que se le acercaba, que según la señora Figg eran gatos.

-¿Quieres estarte quieta hasta que llegue Dumbledore y los aurores?- ¿aurores? ¡Volvía a casa!

-¿Tarda mucho?- como respuesta llegó un ruido que la hizo saltar asustada pero por suerte la señora Figg no lo hizo sino que se levantó a abrir una de las muchas puertas en aquella casa.

Hay estaban. Una sonrisa se le formo al instante al sentir a los dementores.

Los echaba de menos.

*

Al contrario de lo que ella quería los aurores la mantenían vigilada mientras Dumbledore le explicaba lo que tenía que hacer.

-¿Entonces quieres que cuide a él y mantenga a raya a un tal Valdemoro?

- Sí, desde que Voldemort regreso necesitamos a alguien como tu.

-Solo acepto si hacemos, tu, yo y la comisión de magia un pacto inquebrantable para un juicio a Sirius Black con veritaserum y un pesandero de lo contrario no hay trato. ¿Aceptas?

-Depende de lo que diga el ministro- ambos lo miraron. Este solo asintió Con tal de que el obscurial se vaya es lo único que pensaba.

-En ese caso tenemos un acuerdo- le tendió la mano a Dumbledore y al ministro.

-Es un acuerdo- confirmaron los dos.

Ella solo sonrió. Sirius merecía un juicio.





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El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora