Capítulo 6

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Había escapado. No sabía a donde iba. Sólo caminaba. Quería volver a casa. Su casa.

Se detuvo.

A lo lejos vio una figura conocida. Jam.

-¡Jam!- grito lo más alto que podía pero supuso que no fue muy alto por qué Jam seguía sin verla.

Se acercó corriendo a donde estaba él.

Una vez cerca encontró a un chico apunto de que le den el beso y a Jam conjurando un hechizo.

-Está muy paliducho- dijo detrás de Jam haciendo que la apuntase con la varita sobresaltado.

-¡Tú!- le dijo visiblemente confundido una vez que la reconoció.

-¿Yo?- le pregunto extrañada por su reacción- ¿Te dio algo, Jam?

-Yo no me llamo Jam, soy Harry, no Jam.

-¿Harry?- le miró extrañada hasta que algo hizo clip en su cabeza- ¡Arry! ¿Sirio te dijo?

-¿Sirius?- Altair asintió con la cabeza emocionada- ¿De que conoces a Sirius?

Una mueca de desilusión cruzó por su rostro. Pensaba que Sirius le habría hablado a Harry de ella.

-Eramos vecinos de celda- escucho un ruido detrás de ella.

-¡No guardes eso!- chillo una anciana. Altair miraba el pelo maravillada, ¡era blanco!- ¿Qué pasa si hay más de ellos por aquí cerca? ¡Oh voy a matar a Mundugus Fletcher.

-¿Qué?- digieron Harry y una Altair extrañada. ¡No sabía que había nombres tan raros!

-Él se fue- dijo la señora Figg, retorciéndose las manos- Irse para ver algo sobre una remesa de calderos que caen detrás de una escoba. Le dije que lo iba a despellejar vivo si se iba, ¡y ahora mira! ¡Dementores! ¡Eres un afortunado de que yo pusiera al señor Tibbles en la caja! Pero nosotros no tuvimos tiempo para mirar alrededor. Vamos, ahora, ¡tenemos que llevarte de vuelta! Oh, ¡el problema que esto va a causar! ¡Lo voy a matar!

Altair estaba sorprendida ¿Remesa? ¿Calderos? ¿Escobas? Tego que verlo.

-Tú eres... ¿Tú eres una bruja?

-Yo soy una squib y Mundugus lo sabe muy bien, ¿Cómo diablos se supone que iba a ayudarte a luchar contra los dementores? Te dejó a ti completamente sin protección cuando le avisé...

-¿Qué es una squib?- en las historias de los presos nunca lo mencionaron

-Este Mundugus ¿es el que me está siguiendo? Espera, ¡era él! El desapareció de enfrente de mi casa.

-Sí, sí, sí, pero afortunadamente yo dejé al señor Tibbles en una caja debajo del coche, y el señor Tibbles vino a avisarme, pero en el momento que yo llegué a tu casa, tú te habías ido, y ahora... ¡Oh, que va a decir Dumbledore- Tú- gritó a Dudley, aún sentado en el suelo de la calle- ¡Levanta tu gordo trasero del suelo, rápido!

Altair tuvo que pestañear varias veces para entenderla hablaba demasiado rápido por lo que su celebró desconectó de la conversación solo los seguía unos pasos por detrás.

-Tú, muchacha, vienes con migo- ¿quién es migo? Cada vez la entendía menos- Cuídate, muchacho, y por lo que más quieras no salgas de casa.

Antes de que pudiese preguntar la anciana se la llevó del brazo a una construcción pequeña. La dejó sola en una de las celdas con muchas cosas raras.

Sin saber que hacer se acercó a unas personas pequeñas que sonreían y saludaban. Qué gente tan extraña.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora