Capítulo 10

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-Necesito un mapa como el que tenía Sirio. -Ya se estaba cansando de perderse tanto- un lado. Sin salida. El otro. No. Necesito saber salir.

Estaba frustrada llevaba una hora intentando salir del tren y no lo conseguía. Ni modo a mi manera.

El obscurial salio a flote sacándola por fin de allí.

-Bueno estoy fuera- pensaba en voz alta- bien hecho, Altair, lo conseguí yo solita te mereces un abrazo.

Seguía caminando por lo que supuso que era el camino que tomarían los  otros, aunque estaba cruzada de brazos haciendo parecer más intimidante con su diminuta estatura se sentía segura imaginando que sus brazos cruzados era un abrazo de Sirius incluso podía oler su aroma en la brisa que le daba en la cara.

Al mirar una esquina vio una de las bestias peludas que eran los gatos pero este no estaba con tripita podía jurar que estaba en los huesos además de muchas heridas que parecían estar infectadas. Algo se movió en su corazón para que en lugar de huir aterrada ahora lo llevabase en sus brazos protegiéndolo de lo que sea que lo asustarse.

Entonces se dio cuenta de algo. Ambos se necesitaban entre ellos para adaptarse a una vida diferente.

*

-Al fin llegas señorita White llevamos mucho buscándote.- le dijo sir Nicolas.

-Me perdí- la simpleza con lo que lo dijo estaba claro que la chica parecía agotada.

-Vamos te guiaré a la sala de Griffindor- con pazos perezoso Altair lo seguía y el único pensamiento que le llegaba a la cabeza era: En Azkaban apenas hacemos tanto ejercicio. - Esta escaleras te llevan a los dormitorios de las chicas busca tu nombre escrito en las placas.

La dejo sola.

Estaba demasiado cansada para preguntar que dementores era una placa.

Levantando mucho la cabeza pudo ver Altair White ese ere el único nombre que ponía por lo que supuso que estaría sola.

Al fin Hogwarts se parece a casa.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora