Capítulo 8

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Altair se mantenía lo más lejos que podía de Dumbledore.

El obscurial no confía en él y ella le hacía caso sobre todo cuando intento controlarlo cuando fue a su despacho.

Estaba en otra casa por suerte está parecía ser tan oscura como Azkaban por lo que se sentía más cómoda allí que en la casa de la señora Figg que tenía a aquellos monstruos que llamaba gatos.

-Malditos sangre sucia y traidores a la sangre ¡si mi ama viese en lo que se convirtió su casa!- Altair se dio cuenta que había una criatura tan alta como ella llevaba cosas muy extrañas en la que pudo ver un collar con un dibujo muy raro.

-¡Kreacher deja de insultar a los invitados!- esa voz la conocía.

-Si mi amo- dijo Kreacher haciendo una reverencia- no viene en años y se pone dar órdenes a Kreacher, si mi ama lo viese.

Seguía murmurando sin percatarse de la mirada curiosa de Altair. Qué cosa tan extraña.

-¡Dumbledore por fin llegas llevamos un rato esperando por ti!- le decía Sirius feliz.

-Lo siento Sirius tuve que ir a resolver unas cosas antes de traer a Altair- como si fuese un interruptor la cara de Sirius reflejaba felicidad al buscarla con la mirada. Allí estaba.

Seguía mirando el salón principal con curiosidad hasta que sintió la mirada de alguien en su cabeza, en cuanto lo vio le dirigió una mirada furiosa.

-¿No vas a venir a saludarme?- le pregunto con una sonrisa agachándose para poder abrazarla.

Altair se acercó a él con una sonrisa aunque para su sorpresa su cara cambio drástico antes de pegarle en la cara- ¡No cuentas de mi a Arry!- le reclamó- ¡Mal amigo!- se tiro a sus brazos y murmuró en su oreja- te heche de menos.

-Yo también- murmuró el aplastando la entre sus brazos.

-Bien podemos entrar tenemos que hacerte unas preguntas, Altair- ella solo hizo una mueca.

*

-Remus ella es Altair, era mi vecina en la celda de Azkaban- les presentó- Altair el es Remus, mi amigo de la infancia.

Ambos se estrecharon las manos. Remus sintió la extraña sensación de como una magia poderosa lo envolvía. Altair por el contrario sentía como el lobo la unía a su diminuta manada.

-Vaya eso no lo había visto desde hace mucho- dijo Sirius mirando a Remus.

-¿El que?- pregunto el teniendo como respuesta un espejo que Sirius siempre llevaba.

-Te presento uno de los muchos talentos en la magia de Altair- a su mirada sorprendida la apariencia de Sirius cambiaba a una más joven podía ver exactamente la magia de la White envolver el brazo descubierto de Sirius con ella al lado de él sin ni si quiera rozandolo. Era hilos dorados brillante.

-Sirus vamos a comer ahora, voy a llamar a los chicos.- el color rojo se fue sin somprenderse con la apariencia más joven de ellos.

-Ella es Molly Weasley- dijo Remus viendo la cara de Altair- todos los Weasley son pelirrojos.

-¡Tonks!- gritaba Molly desesperada.

-¡Lo siento!- respondía una voz más aguda-Es ese estúpido paraguas de ahí, es la segunda vez que me tropiezo con...

Altair se llevó las manos a las orejas al oír un horrible chirrido de una mujer que gritaba como si la estuvieran torturando. Remus salió corriendo a ayudar sin soportar más escucharla. Estaba insultando a Remus y a Molly por lo que Sirius salió a entretenerla para que pudieran cerrar la cortina.

-Harry, cariño, veo que has conocido a mi madre- tenía un tono lúgubre.

-¿La loca grititos es tu madre?- pregunto Altair somprendida.- Parecía que la torturaban. Eso o estaba cantando.

Sirius se rió por la mirada sorprendida de todos los que no pertenecían a la orden.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora