Capítulo 10.2

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-¡Perdón llego tarde!- interrumpió en la clase.

-Perdona niña no te conozco- al mirar bien la clase se dio cuenta de que era adivinación.

-Lo siento me equivoqué de clase- le dirigió una sonrisa diminuta escuchando las risas de los demás- Se supone que tengo castigo con el conserje pero creo que me perdí.

-Esta afuera en la cabaña de Hagrid- con un simple gracias cerro la trampilla yendo donde Hagrid.

Llamo a la puerta-¿Quién es?- la voz del guardabosques llego a sus oídos.

-Estoy buscando al conserje- respondió ella sin notar la malas pulgas que traía Hagrid.

-No esta- le cerro la puerta en las narices.

Suponiendo que el profe de adivinación la había mentido empezó a caminar en dirección a Hogwarts.

Como es que siempre acabo en estas situaciones raras.

Era el único pensamiento que tenía por que de alguna manera por error había acabado dentro de una armadura y la cerradura estaba cerrada.

Como apenas llegaba a las rodillas de la armadura no podía caminar y los brazos pesaban mucho para ella por lo que como única salida era gritar hasta que alguien la oiga.

Cinco minutos y ya no tenía cuerdas vocales.

-Trio problema- se lamento ella- quiero irme fuera ya.

Ya estaba casi dormida cuando alguien la movió despertandola.

-¡Yei!- salto casi fuera cayendo encima de la persona- ¡Libre soy, libre soy!

-Señorita White podría hacer el favor de levantarse- aquella era la voz de Minerva.

-¡Minni eres mi salvadora!- la abrazo una vez la profesora estaba de pie- ¡A partir de ahora te devo un favor! ¡Puedes cobrarlo cuando quieras!

-Sueltame- rogó la profesora- ¿Se puede saber por que estaba en la armadura?

-Tenia castigo con el conserje- Minerva la miro para que continuara- Fui hacia el pasillo, pise una baldosa equivocada apareció un túnel debajo y cai hacia la armadura.

-Mañana valla a la biblioteca a cumplir su castigo.- le indico con un suspiro cansado puesto que no era la primera vez que le pasaba y tenía que salvar a Altair.

-Doy mi palabra- se fue despidiendo con un saludo militar- ¡Bucaneros no se olviden de su capitán!

Minerva negó con la cabeza viendo extrañada como Altair se colgaba de un Slytherin, como una Ravenclaw empezaba a acomodarle el pelo y como un Hufflepuff le tendía un poco de pan por que la chica se había perdido las dos comidas importantes del día.

Desde los fundadores no ha habido ningún grupo tan unido como ese en milenios.

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora