Devon Monssonman.
La ira recorre mi cuerpo, aprieto los puños para evitar abalanzarme sobre Evans quien se encuentra dentro de la tumba que hemos estado cavando hace 30 minutos.
Ver el cuerpo inerte del hombre que uno de mis mejores amigos asesino hace que miles de recuerdos vuelvan a mi con una velocidad indescriptible.
El cuerpo de mi madre sin vida.
Mi padre con el arma en la mano.
Yo sin comprender qué es lo que acabo de hacer.
Observo a Victoria, su cabellera negra está empapada igual que el vestido negro que lleva puesto, el maquillaje se le ha corrido por completo haciendo ver sus ojos aún más oscuros de lo que en realidad son, bajo mi mirada hasta sus pechos donde el vestido se ha adherido tanto a su cuerpo que incluso pareciera una segunda piel. Ella levanta la vista y nuestros ojos chocan como aquella primera vez en casa de Evans.
Es alguien demasiado atractiva, tanto que estoy seguro que cualquier hombre o mujer caería a sus pies sin siquiera oírla hablar, le doy una tranquilizadora sonrisa y entonces recuerdo a la rubia con la que había estado en la terraza de la universidad, con su vestido celeste de tirantes marcando cada una de sus curvas y su sonrisa impaciente que no reflejaba más que curiosidad, recuerdo sus rosados labios y su mirada azul que no hace más que confundirme.
—Sal de ahí así podemos meter el cuerpo.— Habla Connor.
Un nuevo relámpago hace presencia iluminado todos los árboles del bosque en el que nos encontramos, trago en seco al ver como Victoria y Connor toman al hombre de los brazos y piernas para lanzarlo sin más hacia el hueco que poco a poco se ha ido llenando de agua gracias a la fuerte lluvia.
Veo Evans acercarse a mí, aprieto aún más los puños y entonces a la mierda mi autocontrol.
Me he lanzado sobre el rubio provocando que ambos terminemos en el barro, él dice algo pero las fuertes gotas de lluvia me hacen imposible oírlo así que simplemente estampo mi puño contra su rostro varias veces.
Todo esto era culpa suya, él había asesinado a dos hombres y nos había arrastrado consigo al precipicio sin siquiera preguntarnos si queríamos ir.
—¿Que mierda haces, Devon?—grita.
—Nos estas arruinando la vida, Evans.—digo también lo bastante fuerte como para que la lluvia no ahogue mis palabras—Esos matones no pararán hasta vernos muertos, han desenterrado el puto cadáver como advertencia.
El rubio me aparta de encima suyo pegándome un golpe de puño cerrado en la mejilla derecha, se pone en pie al mismo tiempo que escupe un hilo de sangre.
—Tú no eres quien para juzgar, cuando asesinaste a tu madre todos estuvimos ahí.
—¿Qué diablos estás comparando, imbécil?
Intento lanzarme nuevamente sobre él pero entonces aparecen Victoria y Connor para separarnos.
Niego con la cabeza y comienzo a caminar lejos de ellos.
Nada tiene sentido, no ahora.
Al llegar al departamento me doy una ducha de agua fría, limpio el piso que ensucie con barro cuando llegue y finalmente me recuesto sobre el sillón rojo que hay en el living.
—¡Kenai!—llamó a la bola de pelos blanca que tengo de mascota—Ven...
El gato viene corriendo hacia mi y en un movimiento rápido lo tengo montado sobre mi pecho pidiendo mimos.
—¿Qué pasa? ¿Hum?
Acaricio su cabeza haciendo pequeños círculos en el lugar, ¿Como es posible que un animal tan pequeño transmita tanta paz?
Recuerdo aquella noche. Los disparo, mi madre y mi padre muertos, Kanai corriendo hacia mi como si entendiera que es lo que ocurría...
Dos fuertes golpes hacen que me sobresalte y los recuerdos se evaporan tan rápido como llegaron, trago en seco al prestarle atención al fugaz pensamiento de que quizás sea alguien que ha venido a matarme.
Bajo a Kenai de encima y voy directo a la puerta.
—¿Quien?—pregunto sin estar muy seguro de abrir.
—Abre la puerta, imbécil—dice Evans del otro lado.
—Vete—espetó pero como respuesta obtengo una risa burlona—¿De que mierda te ríes?
Abro la puerta y Evans entra a mi departamento, está empapado y eso provoca que se vea más tenebroso de lo que en realidad es, aparta algunos mechones rubios de sus ojos y no puedo evitar sonreír al recordar los viejos tiempos cuando íbamos al instituto debajo de la lluvia chapoteando sobre los charcos de agua.
Mi corazón se estruja y siento una punzada de dolor ante esos momentos perfectos que ya no volverán.
—¿Que quieres?—pregunto impaciente por que se vaya.
—Vine a disculparme.
—Pues ya lo hiciste ahora vete.
—Joder, deja de ser tan histérico...
—Es imposible no serlo viendo como nos hundimos todos los días un poco más en la mierda, Evans.
—Lo se y lo siento mucho, de verdad, esto es mi culpa yo jamás quise arrastrarlos hasta esto—su voz suena tan sincera y triste que incluso tengo que mirarlo para comprobar que es él quien está hablando.—Tenía miedo, no supe qué hacer...
—Está bien—lo interrumpo—Nosotros en cierto punto accedimos a esto, pero...
Dos golpes nuevos en la puerta me interrumpen y Evans y yo compartimos una mirada cómplice, de seguro ahora si eran los matones que me habían apuñalado y había desenterrado el cuerpo.
Habían vuelto para acabar lo que empezaron.
Le hago una señal a Evans para que tome un cuchillo mientras yo agarro el bate de béisbol.
Uno... Dos... Tres...
La puerta se abre y soy el primero en golpear a la persona que se encuentra parada allí pero no puedo evitar estallar en carcajadas al darme cuenta que es Connor.
—¡Me golpeaste!—grita escandalizado.
Lo ayudó a ponerse en pie ya que del mismo susto se tiró al suelo.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta Evans.
—Vine a asegurarme de que no se maten a golpes.
Observó a Evans y a Connor, son mis mejores amigos, las personas que han elegido estar en mis buenas y malas, los que siempre me dieron una mano.
Miro a Evans que aún está riendo y todo el enojo que sentía hacia él se va, estas son sus malas así que acá estoy para ayudarlo.
¿Cómo dice esa frase? Ah, "Si mi amigo mata a alguien, pues, yo lo ayudo a esconder el cadáver"
Bien, esta frase se aplica literalmente en nosotros.
—Vayan a secarse y pónganse algo de ropa seca que están mojando todo el piso.—Evans y Connor dejan de reír para mirarme serios—¿Que? Soy yo quien tiene que limpiar el piso.
Los dos van directo al baño y yo no hago más que dirigirme a la nevera, sacar tres botellas de cerveza y volver a sentarme en el sillón para hacerle mimos al gato.
Una hora después estamos los tres bebiendo y escuchando hablar a Connor de la gran fiesta que va a montar Emma en la casa de su padre, si algo se de esas fiestas es que la rompen siempre hay buenas anécdotas para contar una vez sales de allí.
Bebo un trago más de cerveza y no puedo evitar pensar en si Chloë estará allí.
—¿Cuándo es?—preguntó interrumpiendo a Connor.
—Vaya, vaya... ¿Devon teniendo interés en una fiesta?—se burla pero al ver mi rostro serio toda diversión desaparece de su tono de voz—Mañana por la noche.
—¿Vamos a ir?—me veo preguntando.
Evans y Connor comparten una mirada confundida.
No soy de ir a fiestas, pero quería verla me habían quedado varias cosas pendientes por hacer...
Día de la fiesta.
Las luces de colores parpadean con rapidez haciendo que me cueste adaptar mis ojos al lugar. Evans y Connor han llegado antes, por lo que cuando yo llego ellos ya están sentados en una pequeña mesa que hay a un costado de la barra, Emma, Camila y Lucía los acompañan.
Camino hacia ellos mientras saludo a algunas personas que se acercan, no soy de fanático de las fiestas principalmente por el hecho de que odio el amontonamiento de gente y las fiestas no son más que eso.
Cuando estoy a punto de llegar a la mesa donde están mis amigos la veo, está pidiendo unos tragos en la barra.
Lleva unos tacones altos que la dejan casi a mi altura, su piel blanca resalta en el diminuto vestido negro que lleva puesto, trago en seco al notar que es tan corto que estoy seguro de que si, se agachara tan solo un poco, podría dejarme una gran vista de su trasero.
Mientras la observo me veo envuelto en un deseo irracional de querer ver cómo se vería mi polla en su boca, como se vería ella desnuda en una cama con los ojos vendados y yo tomándola del pelo...
Camino hacia ella no se como o en que momento toco su hombro haciendo que se de vuelta para mirarme.
Sus ojos azules me observan con curiosidad.
—Cuervo.— me saluda y yo la miro sin comprender a que se refiere—Es tu nuevo apodo—explica.
—¿Cuervo?—repito.
—Te viene bien, al cuervo antes se lo asociaba con la brujería, con lo desconocido y misterioso... Y tú—me señala con el dedo índice mientras sonríe—No eres más que un misterio.
—¿Un misterio que intentaras resolver?—pregunto haciendo que baje la vista.
—No lo sé.—murmura llevando su boca al vaso rojo que tiene en mano.
—Como me gustaría que fuese otra cosa lo que lleves a tus labios—le digo apropósito para verla avergonzada pero me sorprende ver que me sonríe con malicia.
—Lamento romper tu corazón pero aunque lo desearás con todas tus fuerzas no cualquiera tiene el placer de verme chupar una polla.—dice utilizando la mismas jodidas palabras que le dije yo, cuando se quedo en mi departamento luego de que salimos de la universidad—Solo digo, por si es a eso a lo que te referías.
Me llevo las manos a los bolsillos y la observo para intentar descifrar a cuál será su siguiente paso, ¿de dónde había salido todo ese valor repentino?
—Ahora si me disculpas tengo que irme.
Esta sería una noche larga.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...